Formato de impresión


¿Y el Estado laico, apá?


2019-03-22

Por Humberto Musacchio | Revista Siempre

Bienaventurados los grupos religiosos porque de ellos serán muchas concesiones de radio y televisión. Bienaventurados los que ignoran la Constitución porque de ellos será el reino de los cielos.

¡Hosana, hosana, porque al fin enterraremos el Estado laico y con él la memoria de Benito Juárez y de todos los próceres de la Reforma!

Por supuesto, no es que la palabra de Dios haya sido silenciada alguna vez, pero ahora se escuchará con más decibeles. En muchas ciudades de la república existen emisoras que trasmiten mensajes religiosos, estaciones donde los guías de la catolicidad le hablan a todos los ciudadanos como si fueran sus feligreses.

El Estado mexicano, desde hace muchas décadas, ha prestado oídos sordos a esos fervorines que se trasmiten por radio y televisión. En los últimos años, otras denominaciones han sido especialmente exitosas al bailarse una cumbia sobre la carta magna. Un ejemplo a la mano es esa empresa espiritual, electrónica y crudamente material que lleva el nombre de Pare de Sufrir, cuyos pastores, en un español champurreado con portugués, ocupan muchas horas en llevar a los hogares la propaganda de su secta.

Hasta ahora, esas emisiones eran anticonstitucionales y suponemos que también ilegales. Sin embargo, en un futuro cercano esa propaganda estará protegida por las leyes, o al menos por el gobierno que llevará la cuarta transformación hasta las conciencias, porque como dijo ya saben quién, “Cristo es amor y dio prioridad a los niños y a los pobres”, y ahora en México primero son los pobres” y no hay que dar la espalda a las pobres religiones.

Y se hizo la luz. El milagro ocurrió el pasado miércoles 13 de marzo, cuando el presidente de esta muy laica república acogió calurosamente a los dirigentes de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, más conocida por el acrónimo Confraternice. Ahí, el mandatario, antes de tomarse la foto con sus visitantes, dio instrucciones a Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, y a Zoé Robledo, subsecretario de Gobierno, para que analicen la pertinencia de convertir todas las religiones en concesionarias o permisionarias de radio y TV.

De esta manera se cierra un episodio de la historia de México. No más guerras religiosas, ahora todo será paz y amor y el Estado se convertirá en un templo ecuménico donde cabrán los creyentes de todo tipo, sobre todo aquellos que rezan por el éxito de la 4T, también conocida entre la gente de bien como “el cuatrote”, especie de escalera político-espiritual para subir al cielo. Amén.



Jamileth


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com