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El vértigo de perder el Brexit divide a los euroescépticos


2019-03-26

Por RAFA DE MIGUEL, El País

Londres 26 MAR 2019 - El golpe de mano del Parlamento, que este miércoles se dispone a tomar el control del Brexit y votar las alternativas al plan de Theresa May, ha provocado las primeras fisuras serias en las filas de los euroescépticos. Su líder, el carismático Jacob Rees-Mogg, ha asegurado sobre un respaldo al acuerdo: “Nos situaría legalmente fuera de la UE y restauraría nuestra independencia”. Sus palabras han provocado la ira del ala más dura de los conservadores y han devuelto la esperanza al Gobierno, que ha llegado a sugerir su intención de ignorar lo que decidan los diputados.

El modo en que se han precipitado las cosas en las últimas horas puede llevar a dos conclusiones contradictorias. O la crisis del Brexit lleva camino de convertirse en un laberinto imposible o las piezas del puzle han comenzado a encajar en beneficio de la primera ministra May.

El Parlamento, en claro desafío al Gobierno, pondrá este miércoles en marcha el proceso de las “votaciones indicativas”, un mecanismo de descarte para buscar la alternativa con más apoyos al acuerdo de la primera ministra, rechazado ya en dos ocasiones en Westminster. Las opciones abarcan desde el propio plan de May a un Brexit salvaje y sin acuerdo, pasando por un Brexit suave, un segundo referéndum o incluso la revocación de todo el proceso de salida de la UE.

Son estas tres últimas opciones las que han llevado a muchos euroescépticos al convencimiento de que el Brexit, más que una meta, es un largo camino; y que es mejor dar un primer paso —en la esperanza de poder redirigir la ruta más adelante— a quedarse parados del todo. “Siempre he pensado que un Brexit sin acuerdo era mejor que el acuerdo de Theresa May, pero su acuerdo siempre será mejor que renunciar a abandonar la UE”, anunciaba Jacob Rees-Mogg, la cabeza visible de los diputados conservadores euroescépticos, en la página web ConservativeHome, referencia obligada para saber qué se mueve en el universo tory.

Enseguida surgían duras reacciones contra Rees-Mogg desde el ala más dura del partido, que le recordaban cómo en anteriores ocasiones había asegurado que el plan del Gobierno iba a convertir al Reino Unido en un “Estado esclavo” de la UE.

Más duros eran los calificativos vertidos en las redes sociales contra el exalcalde de Londres, Boris Johnson, quien este martes ha coincidido con Rees-Mogg en señalar que había “un riesgo apreciable” de quedarse sin Brexit. El “momento Judas” de Boris, lo llamaban en tuits enfurecidos.

Con cuentagotas, los diputados euroescépticos van expresando su posición individual y van aumentando los que indican que acabarán respaldando a May como el menor de los males. La primera ministra se reunirá este miércoles, a puerta cerrada, con el Comité 1922, el grupo parlamentario que reúne a los diputados conservadores sin cargo en el Gobierno. Cualquier señal por parte de May de que su dimisión tendría una fecha cercana, como muchos conservadores han exigido en los últimos días desde el anonimato, ayudaría a vencer las resistencias de los euroescépticos.

Pero May sigue teniendo una empinada cuesta por delante. Al menos un grupo de diez diputados irredentos sigue decidido a votar en su contra. Y los socios norirlandeses del DUP, cuyos 10 escaños sostienen la mayoría parlamentaria del Gobierno, han indicado que preferían una prórroga de un año al plan de la primera ministra.

En una situación de tanta incertidumbre, el Gobierno ha optado por plantar cara al Parlamento. Andrea Leadsom, una de las euroescépticas más duras en el Gabinete, sugería que no se sentirían obligados a acatar sus decisiones si las consideran “impracticables”.



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