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La Guardia Nacional


2019-04-07

Por Carlos Ramos Padilla | Revista Siempre

En el aparente combate al crimen organizado y al negativo impacto del narcotráfico, secuestros, mutilaciones, desapariciones y asesinatos se presume la integración de la ahora llamada Guardia Nacional que viene a ser un híbrido extraño que acepta improvisados sin capacitación alguna bajo un mando indefinido que oscila entre civil y militar, y nace bajo la sombra de una incomoda declaración de “amnistía”, “perdón”, “reconciliación” que nos enreda sin saber con claridad si se aplicará la ley, se modificará o se interpretará según sea el caso.

Ahí tiene usted dos ejemplos concretos:, los huachicoleros y los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Ambos grupos de saboteadores y saqueadores. Tienen en común el plagio y el daño al patrimonio de la nación. Ante estos fenómenos sin detenidos ni averiguaciones judiciales nos preguntamos, ¿qué poder podría representar la Guardia Nacional?

Sin perder el tema, hay que reconocer que la formación ética, disciplinaria, de valores, identidad y academia no es la misma en una escuela militar que en una agrupación civil. Ellos, nuestros soldados, están adiestrados para defender a la nación, proteger su soberanía y salvaguardar los símbolos patrios. Lejos está un mando civil de guardar estas consideraciones.

En la mayoría de las ocasiones el mando civil es impuesto por órdenes de un político que cubre sus intereses y es removido ante cualquier capricho. Para el soldado mexicano portar el uniforme es un honor y una tremenda responsabilidad. Para el civil la negociación de las prestaciones es indispensable y la contratación de guardias personales vital. El militar sirve, el político se sirve. Y no se trata de reconocer a unos o rebajar a otros; lo necesario es que el país deje de sangrar, de convertir sus tierras de cultivo en cementerios clandestinos. Frenar la extorsión, la humillación a tantas víctimas, el feminicidio, el narcomenudeo. Para cada tarea debe, tiene que haber, estrategia, convicciones, valor e integridad. Pero de eso no se habla, solo de imponer ocurrencias aprobadas por mayorías analfabetas,  carentes de códigos de ética, ¿o me equivoco? Y que conste que es pregunta.



JMRS


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