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¿Retroceso a la era del carbón?


2019-04-18

Por Marcos Romero

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, - México se había comprometido en 2018 a generar el 35% de energía a partir de recursos limpios para 2024 pero es acusado por ambientalistas y opositores de dar marcha atrás y volver a la "economía del carbón".
    
Tras la abrumadora victoria de Andrés López Obrador del 1ro de julio de 2018, por 53% de los votos, el diario estadounidense New York Times escribió con entusiasmo que el futuro mandatario tenía "la oportunidad de catapultar a su país a un papel de liderazgo en un tema que puede beneficiar tanto a México como al resto del planeta: el cambio climático". "El presidente electo puede capitalizar el enorme potencial de México en energías renovables", señalaba el periódico.
    
Ahora, sin embargo, sus adversarios señalan que está haciendo lo contrario y desperdiciando esta ocasión de convertir a México en una nación vanguardista en el combate al llamado "Efecto Invernadero".
    
Actualmente, las energías renovables representan menos de una cuarta parte de la capacidad energética instalada en México, una proporción menor al promedio cercano al 50% de América Latina, pues el petróleo, el carbón y el gas natural generan la mayoría de la electricidad. No obstante, tiene un potencial eólico ocho veces superior al nivel de capacidad instalada en este momento y posee uno de los recursos solares más altos del mundo: 75 veces la capacidad total actualmente instalada en el país, según hizo notar el Times.
    
Durante su campaña López Obrador prometió incentivar mediante bajos impuestos y créditos a las industrias locales para que fabriquen plantas de energías renovables y prometió que, al terminar su gestión en 2024, habría al menos 100,000 autos eléctricos impulsados por energía solar en las calles.
    
No obstante, las cosas pintan distinto ahora que está a cargo de la presidencia y aunque el año pasado México había anticipado bajo el gobierno del anterior presidente Enrique Peña que en 2024 el país ya no utilizaría carbón para la generación eléctrica, una decisión reciente hace suponer que eso no pasará.
    
El mes pasado, el presidente de la Comisión de Energía del Senado, Armando Guadiana, un próspero empresario minero del norte del país, informó que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el monopolio estatal del sector, acordó comprar a productores del estado norteño de Coahuila 360,000 toneladas de carbón.
    
El mineral se distribuirá en las dos plantas llamadas Carbón I y II, ubicadas en Nava, Coahuila.
    
Además, se acordó en trabajar para que se concrete la licitación de 1,1 millón de toneladas de carbón para cada una de las plantas en Coahuila para este año.
    
El legislador dijo que aunque se está usando cada vez más gas, petróleo, energía hidráulica, eólica y solar, "necesitamos utilizar nosotros el carbón que tenemos" en los estados de Oaxaca (sur) y Sonora y Coahuila (norte). Sin embargo, los ambientalistas y expertos aseguran que México volverá a usar "energía sucia" y de este modo romperá sus compromisos con el "desarrollo sustentable".
    
"Es un franco ataque contra las estrategias de combate al cambio climático", afirmó el director del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Antonio del Río, al diario El País.
    
"No es necesario comprar carbón. A esta altura esperaría que la CFE estuviera volcándose por las energías renovables", afirmó.
    
Hugo Ventura, jefe de la Unidad de Energía y Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), se mostró preocupado por este viraje, y llamó a las autoridades a "mantener al mínimo el uso de carbón".
    
Otros especialistas creen que López Obrador está demostrando con la vuelta al uso del carbón y otras medidas cómo la construcción de una refinería en el sureño puerto de Dos Bocas, estado de Tabasco, que la defensa del ambiente no será uno de los aspectos fuertes de su gestión.
    
La única medida amigable para el entorno que tomó es prohibir la extracción de petróleo mediante la técnica del "fracking", que consiste en fracturar piedras con uso de abundante agua a presión en cuevas que almacenan gas y petróleo.
    
No obstante, esa medida también le ha traído críticas de otros sectores bajo el argumento de que el "gas shale" (gas de lutita) fue el factor clave para que Estados Unidos lograra la autosuficiencia energética. 


 



regina


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