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Julian Paul Assange: de "Robin Hood digital" a "Malcriado y miserable hacker"
Bernardo González Solano | Revista Siempre Julian Paul Assange (Townsville, Queensland, Australia, 3 de julio de 1971), universalmente conocido como Julian Assange, es un programador, periodista y activista de la Internet, naturalizado ecuatoriano (cuya ciudadanía le fue suspendida), cuya fama ha trascendido a todo el planeta por ser cofundador, editor, portavoz de la web WikiLeaks y promotor del software libre, que desde junio de 2012 hasta el 11 de abril de 2019 estuvo asilado en la embajada de Ecuador en Londres, Reino Unido, durante 2,494 días, hasta que el gobierno ecuatoriano decidió revocarle el asilo y dejar que la policía londinense entrara en la sede diplomática para aprehenderlo por órdenes pendientes de extradición en su contra solicitadas por el gobierno de Estados Unidos de América. Siete agentes policiacos sacaron al “Robin Hood digital” a las volandas, que se opuso al arresto. Gritaba que el Reino Unido no debía dejarse vencer por Donald Trump. Entre forcejeos, por nada del mundo soltó el libro que leía poco antes de su captura, Historia del Estado de Seguridad Nacional del escritor estadounidense, Gore Vidal. Dentro del furgón policiaco recuperó un poco la compostura y a través de la ventanilla saludó a reporteros, fotógrafos, camarógrafos y curiosos con el pulgar de la mano derecha apuntando hacia arriba. Horas más tarde compareció ante un tribunal de Westminster, donde se declaró “no culpable”. Seguirá en prisión preventiva hasta la vista judicial el 2 de mayo. Assange es un hombre sin patria, aunque con dos nacionalidades. Su futuro tras las rejas apenas comienza. No será corto, aunque en muchas partes aparezcan sus defensores que cada vez serán menos. El hombre de WikiLeakes, que reprodujo millones de documentos confidenciales poniendo en entredicho al gobierno de EU y a muchos de sus aliados, sufrirá en carne propia la angustia de la soledad y el alejamiento de sus “amigos” y sus fans. Pese a los llamamientos de ONG defensora de derechos humanos y de la libertad de prensa, difícilmente Julian Assange tendrá un “juicio justo”. Al tiempo. Pese a sus relevantes dotes intelectuales, o quizás por eso mismo, Assange desde muy temprana edad ha tenido líos judiciales. Estudió matemáticas en la Universidad de Melbourne entre 2003 y 2006, pero no se graduó. Sus admiradores –que no son pocos–, lo han descrito como autodidacta y experto en ciencias y matemáticas. Además estudió filosofía y neurociencia. Con un ego excedido, nunca ha sido proclive al respeto de la institucionalidad lo que le ha provocado infinidad de problema. Debido a su problemática vida, Assange decidió escribir su autobiografía por la suma de 1.5 millones de dólares, Además, el dinero que reciba por sus derechos de autor le servirán para financiar las acusaciones legales que afronta. “No quiero escribir este libro, pero tengo que hacerlo –dijo al dar a conocer el contrato con la editorial en cuestión–, ya he gastado 300,000 dólares para los gastos legales y tengo que defenderme y mantener WikiLeakes”. Esto puede ser el resumen biográfico de un personaje de la modernidad que durante casi siete años significó para el gobierno de Ecuador el gasto de más de cinco millones de dólares por estar asilado en su embajada en la capital británica, gesto que al final solo le mereció llamar a la nación sudamericana “un miserable país”. Agradecido, lo que se llama agradecido, Julián Assange no se mostró con los ecuatorianos. De tal suerte, el presidente de Ecuador, Lenin Moreno –que retiró la protección diplomática y la nacionalidad ecuatoriana que le fue concedida en 2017 a Assange (por disposición del entonces presidente Rafael Correa) con lo que abrió la puerta para ser extraditado a EU, lo que le granjeó muchas críticas dentro y fuera de su país–, justificó su decisión asegurando que el programador “ha violado todas las normas de una convivencia racional…Su conducta ha sido irrespetuosa, inclusive este señor ha puesto heces fecales manchando las paredes de la embajada, ha golpeado a nuestros guardias, a la gente de Ecuador, y ha dicho que el nuestro es un país insignificante en el mundo. Eso es lo que éramos para él, y lo teníamos como invitado…(Por eso) le hemos quitado el asilo a este malcriado y nos hemos librado de una piedra en el zapato. De ahora en adelante tendremos mucho cuidado de dar asilo…a gente que realmente valga la pena y no a miserables hackers, cuya única intención es desestabilizar gobiernos”. Por su parte, el ex presidente Rafael Correa, en entrevista periodística declaró que el actual mandatario Lenin Moreno “entregó” al fundador de WikiLeaks a EU, a cambio de ayuda financiera. Además, Correa agregó que Moreno retiró el asilo al programador porque WikiLeaks publicó un caso de corrupción y de paraísos fiscales en que el mandatario ecuatoriano está implicado. El creador de WikiLeaks se enfrenta en la Gran Bretaña –antes de que pueda caer en manos de la justicia estadounidense, que se la tiene jurada con la amenaza de condenarle a muchos años de cárcel–, a una pena de hasta cinco años de cárcel por un delito de “intrusión informática” y por su “papel de una de las mayores difusiones de información clasificada de EU”. ASSANGE, HOMBRE FUERA DE LA LEY.- El famoso programador fundador de WikiLeaks ha teñido enfrentamientos con la justicia por lo menos desde 1991, hace 28 años. En aquel año, Julian Assange fue detenido en su casa de Melbourne por acceder ilegalmente las computadoras de la facultad en la que estudiaba. Las acusaciones por violación que dos mujeres le hicieron en Suecia, ahora son peccata minuta, aunque podrían reabrirse con lo que Assange está de acuerdo, lo que serviría para retrasar su posible extradición a la Unión Americana. En el país nórdico el caso prescribe hasta 2020. Todo es cuestión de abogados, de ONG y de sus propios padres, que no comulgan con el propósito de que sea enjuiciado en los terrenos de Donald Trump. Poco a poco el australiano se dio a conocer en determinados círculos informáticos los que sabían de sus habilidades como “pirata” y activista. Pasó por 37 escuelas y cuatro universidades. Desde joven era aficionado a los ordenadores. Se estrenó como Hacker a los 16 años y uno de los fundadores del grupo International Suversives. Siendo estudiante lo denunciaron por cerca de veinte delitos, uno de estos “hackear” las computadoras de la Universidad Nacional de Australia, aunque solo tuvo que pagar una multa. Fue hasta 2010 con la publicación masiva de documentos diplomáticos y confidenciales (en gran medida de origen estadounidenses), lo que le granjeó fama mundial, aunque al mismo tiempo motivó la condena y la censura de los gobiernos de muchos países europeos, no sólo de la Unión Americana. A los 47 años de edad, Assange parece un hombre más viejo, que poco tiene que ver con la del activista carismático y glamuroso que en el 2010 desafiaba al todavía poderoso Tío Sam desde la portada de la revista Time que lo elegía como “Person of the Year”. Su vida se consumió en los años que estuvo en la pequeña embajada de Ecuador en Londres. El futuro le sonreía cuando su empresa, WikiLeaks, web de filtraciones tan escandalosas como el Cablegate en 2010, en el que se expuso los secretos de la diplomacia estadounidense, o las filtraciones que pusieron en apuros a la candidata demócrata, Hillary Rodham Clinton en la campaña electoral en la que se impuso el “fenómeno” Donad Trump que entonces bendecía las revelaciones de WikiLeaks (en más de 140 ocasiones), y ahora, de manera cobarde, asegura que no sabe nada de la web. El sucesor de Barak Obama en la Casa Blanca, a raíz de la detención de Assange en Londres se distanció ayer de su otrora “héroe preferido”, “No sé nada de WikiLeaks. No es asunto mío”. Así son los cobardones. Julian Assange creó WikiLeaks en 2006, en compañía del alemán Daniel Domscheit-Berg, con la intención de utilizar las potencialidades que ofrece la tecnología y la Internet para denunciar y exponer las conductas de los corruptos. Un año después la información de WikiLeaks creció de manera exponencial hasta acumular 1.2 millones de documentos. De acuerdo a los fundadores, la web dispone de más información en sus archivos que todos los grandes medios de comunicación tradicionales juntos. Su éxito consistió en construir una plataforma en la que los denunciantes pudieran filtrar (leaks) documentos de manera anónima sin que se les pudiera seguir el rastro. La emisión en abril de 2010 de una filmación en la que se veía a un helicóptero Apache estadounidense disparando a un grupo de civiles en Irak situó a su web en el radar informativo. Y la publicación de los Papeles de Irak,, los Papeles de Afganistán y los Papeles del Departamento de Estado (o Cablegate), a lo largo de ese año, convirtieron a WikiLeaks en la marca global del nuevo periodismo de denuncia con ADN digital. El Departamento de Justicia de EU el jueves 11 de abril hizo públicos los cargos contra el australiano Julian Assange. Le imputa de conspiración criminal para infiltrarse en sistemas de Gobierno y de haber ayudado al entonces soldado Bradley Manning a hackear ordenadores con información clasificada de la Administración estadounidense en 2010. Tras la filtración de más de 250,000 mensajes del Departamento de Estado de EU ese mismo año, la Fiscalía intentó construir un caso contra el programador ahora detenido en Londres para imputarle un delito de conspiración por la difusión de los documentos. La investigación se centraba en sí Assange colaboró de alguna forma con el entonces ex analista militar de inteligencia de las Fuerzas Armadas de EU Bradley Manning –que posteriormente cambiaría su identidad y pasaría a llamarse Chelsea Manning–, en la sustracción de los documentos. Desde que WikiLeaks llevó a cabo sus primeras filtraciones de mensajes sobre la guerra de Irak (40,000 archivos) y la misión en Afganistán (77,000 archivos que documentaban 20,000 muertes), la Fiscalía del Tío Sam estudió la posibilidad de imputarle un delito de la violación de la Ley sobre Espionaje de 1917, aunque no tuvo éxito. Ahora, Assange podría ser extraditado de Inglaterra a EU, pero el proceso no será nada fácil, sobre todo porque el australiano tiene muchos “defensores” y el mundo ha cambiado radicalmente. Incluso Rusia tiene mucho interés que el programador no sea enjuiciado. Y diputados laboristas británicos han pedido a Theresa May que no proceda la extradición. En la balanza internacional, está presente la disyuntiva: Julian Assange, ¿Robin Hood digital? ¿O un miserable hacker? La respuesta no se conocerá muy pronto. Jamileth |
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