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"Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”


2019-05-18

Evangelio, Juan 14, 7-14

"Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras"

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.

Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y toda vía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.

Reflexión

S.S. Papa Francisco

"Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre"


Cuando dos personas se aman mucho, sus vidas se hacen una para la otra, y la valoran de tal manera, que transmite a la otra persona a través del amor que se tienen. Así también pasa con la Trinidad, que es una relación de amor entre las personas divinas. Por esto, a la pregunta de Felipe, el Señor le responde que quien lo conoce, también conoce a Dios Padre.

Otra de las formas en la que podemos saciar el deseo natural que tenemos de ver a Dios es encontrarlo en los demás porque ellos también son imágenes de lo divino, hechas a imagen y semejanza del Creador. El hecho de ver a otra persona en los ojos es contemplar la belleza que Dios nos transmite a través de su creación.

Más allá del simple hecho que no somos seres aislados, Dios nos ha dado el poder de la relación en la cual descubrimos un aspecto fundamental del Dios cristiano: la Trinidad, que es una relación de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

«La elección de los pobres, una elección que, de varias maneras y formas, es propia de toda la Iglesia. Así cooperáis en el crecimiento de una Iglesia pobre para los pobres, experimentando que los pobres tienen mucho que enseñarnos, y que ponerlos en el centro es una forma privilegiada de evangelización. Vuestro compromiso concreto de ayudar y apoyar a los pobres os hace protagonistas en la labor de evangelización que la Iglesia está haciendo tras los pasos de los últimos. De hecho, “estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos, a acogerlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.»



JMRS


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