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Aranceles de Trump preocupan a productores en México
Por ANDRÉS VILLARREAL, CHRISTOPHER SHERMAN y PETER ORSI CULIACÁN, MÉXICO (AP) — El exportador de tomate Sergio Esquer Peiro pasó gran parte del viernes en reuniones convocadas con celeridad con otros productores perplejos, para tratar de evaluar las posibles secuelas de la amenaza del mandatario estadounidense Donald Trump de imponer aranceles a todas las mercancías enviadas de México a Estados Unidos. El súbito anuncio de Trump tomó por sorpresa a observadores en ambos lados de la frontera y obligó al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a enviar a Washington a su canciller, Marcelo Ebrard, para que busque evitar la aplicación de dichos impuestos. Obrador dijo que México no entrará en pánico por el amago de Trump de aplicar y subir gradualmente los aranceles, pero economistas y aquellas personas cuyo sustento depende de la relación comercial que alcanza cientos de miles de millones de dólares al año están preocupados de que la severidad de los aranceles pueda acarrear consecuencias drásticas y negativas, y propiciar una guerra comercial entre los países vecinos. De hecho, Esquer y otros exportadores ya tenían que lidiar con un arancel de 17,56% aplicado al tomate después de que Washington anunció en marzo que ponía fin a un acuerdo de larga data con el argumento de que México supuestamente incurría en comercio desleal con ese producto. Si el nuevo arancel entra en vigor, Esquer enfrentará un impuesto adicional de 5% a sus productos —con posibilidades de que sea incrementado a 25% en los meses posteriores— a menos de que México redoble esfuerzos para frenar la migración ilegal que cruza su territorio antes del 10 de junio, el plazo fijado por Trump para que se cumpla esa exigencia. “Ahorita más que todo hay una reacción de incredulidad con todo lo que está pasando”, afirmó Esquer, que ha exportado tomates y otros productos agrícolas a Estados Unidos durante 60 años, en declaraciones por teléfono a The Associated Press durante un receso de las reuniones. “Además va en contra del espíritu que hay entre ambos países, de los acuerdos que tenemos, del comercio bilateral que tenemos, que es muy exitoso”, agregó. “Por otra parte, habrá que esperar la reacción de los exportadores de Estados Unidos hacia México, porque ellos van a ver también amenazadas sus exportaciones por si México lanza alguna política espejo”. El amago de los aranceles afecta todas las exportaciones de México, desde bayas y automóviles hasta maquinaria y electrodomésticos. Los productores de aguacate en Michoacán, los trabajadores de maquiladoras de aparatos electrónicos en Tamaulipas, los exportadores de componentes automovilísticos, todos serán afectados por los aranceles. Esquer, que hace negocios desde el estado de Sinaloa, un importante productor de tomate, explicó que los aranceles no sólo perjudicarán a los empresarios, ya que los cerca de 700 exportadores tomateros de México generan directamente unos 450,000 empleos. Según la Secretaría de Agricultura de México, el año pasado las exportaciones de tomate a Estados Unidos alcanzaron unos 2,000 millones de dólares, una cifra superada sólo por el tequila, pero mayor que la de aguacates. La amenaza también pone en duda el futuro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), concertado después de meses de difíciles negociaciones para reemplazar al TLCAN, uno de los logros más pregonados del gobierno de Trump. Trump lanzó su amenaza el mismo día que México anunció que comenzaría el proceso de ratificación del T-MEC y menos de dos semanas después de que el país negoció eficazmente el levantamiento de los aranceles estadounidenses al acero y el aluminio que constituían un obstáculo para la aprobación definitiva del acuerdo comercial. “Eso tendrá en verdad consecuencias terribles para nuestros productores y exportadores”, dijo Kenneth Smith Ramos, que encabezó la delegación del entonces presidente Enrique Peña Nieto para las conversaciones del T-MEC y que ahora es consultor de comercio internacional en AGON, con sede en Ciudad de México. “Y también perjudicará a productores estadounidenses que dependan de insumos mexicanos”, añadió. “Así que verán reducida su competitividad y tendrán que subir precios, lo que a fin de cuentas, por supuesto, pegará a los consumidores”. Lo anterior hace referencia a personas como Chuck Sholtis, director general de la empresa Plastic Molding Technology Inc., con sede en El Paso, Texas, que tiene 100 empleados. El grueso de su actividad corresponde a inyección de plástico para productos de los sectores automovilístico y electrónico, así como para maquiladoras, fábricas en México de empresas extranjeras. Sholtis indicó que su compañía ya ha resentido el aumento en el costo de sus herramientas por el arancel que Estados Unidos impuso al acero de China y también ha experimentado demoras en los puertos de ingreso. Sholtis subrayó que Estados Unidos ha encontrado un nicho en la manufactura especializada de alta tecnología que es parte de una red global de abastecimiento. Teme que la aplicación de más aranceles similares, o si el T-MEC no entra en vigor, Estados Unidos pierda su ventaja manufacturera. También se dijo preocupado por una posible recesión en México y Estados Unidos. “Es ilógico”, afirmó Sholtis, “los aranceles van en contra de los objetivos declarados por el gobierno: ayudar a la manufactura y así crear empleos altamente calificados en el sector”. Las consecuencias económicas para México no se hicieron esperar: el peso perdió más de 3% de su valor frente al dólar estadounidense el viernes y el mercado bursátil estadounidense cerró a la baja. De igual manera, los pronósticos de los economistas fueron negativos. El analista Alfredo Coutiño, de Moody’s Analytics, dijo que la exportaciones mexicanas a Estados Unidos alcanzaron el año pasado 358,000 millones de dólares, equivalentes al 80% de todos los bienes vendidos al exterior. En el curso de un año, detalló, un arancel de 5% acarrearía daños por 18,000 millones de dólares, o 1,5% del PIB de México, y un arancel de 25% alcanzaría 90,000 millones de dólares o 7,3% del PIB. Banco Base calculó que un arancel de 5% podría restar 2,85 puntos porcentuales al crecimiento de las exportaciones de México, aunque señaló que esa situación podría ser compensada mediante un peso más débil. Esos aranceles “podrían propiciar una recesión en México”, interrumpir las cadenas regionales de suministro y minar la confianza de los inversionistas, escribió en un informe el economista Gregory Daco, de Oxford Economics. Coutiño dijo que México podría adoptar represalias similares, lo que desataría una guerra de aranceles. Una segunda opción, “menos agresiva pero quizá más efectiva”, sería permitir una depreciación del peso hasta un nivel donde los aranceles quedarían neutralizados”, apuntó. Vía Twitter, Trump afirmó que “México ha sacado ventaja de Estados unidos durante décadas. Debido a los demócratas, nuestras leyes de migración son malas. México hace una fortuna con Estados Unidos, lo ha hecho por décadas, ellos pueden solucionar fácilmente este problema. Es hora de que finalmente hagan lo que se debe hacer”. México ya ha puesto en marcha políticas y acciones para desalentar la migración irregular. El mes pasado, las autoridades mexicanas realizaron un operativo contra la caravana migrante más reciente en el estado sureño de Chiapas, en el que arrestaron a centenares de personas y prácticamente la desmantelaron. Desde entonces ya no ha habido grandes caravanas, y muchos migrantes dicen ahora que tienen miedo de viajar en grandes grupos. México también ha deportado a miles de migrantes y decepcionado a miles más que esperan indefinidamente la entrega de permisos para viajar legalmente por suelo mexicano. Sin embargo, quizá sea imposible para México sellar su porosa frontera con Guatemala porque carece de suficiente infraestructura para patrullar toda una zona limítrofe que incluye un río que atraviesa una densa jungla. “Estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad en política migratoria”, declaró López Orador sin comprometerse a adoptar más medidas para contener el flujo de migrantes, principalmente centroamericanos, que cruzan territorio mexicano para llegar a la frontera de Estados Unidos. “Tenemos que ayudar para que no ingresen de manera ilegal a Estados Unidos, pero también lo tenemos que hacer respetando los derechos humanos”, dijo López Obrador. “Nada de autoritarismo; son seres humanos”. López Obrador ha propuesto un enfoque más integral y de largo plazo centrado en mejorar la seguridad e impulsar el desarrollo y las oportunidades económicas para los países de origen de los migrantes, en especial de Honduras, Guatemala y El Salvador. De momento, Lopez Obrador ha apostado a la diplomacia y el diálogo. El canciller Ebrard anunció que el miércoles próximo tendrán lugar conversaciones en Washington, en las que él y el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo encabezarán las delegaciones de sus respectivos países. “Hay disposición de diálogo. Seremos firmes y defenderemos la dignidad de México”, declaró Ebrard en un tuit. En Ciudad Juárez, fronteriza con El Paso, Texas, Jennifer del Carmen Pérez Hernández, de 21 años, dijo que se mudó a esa localidad hace tres años porque no podía encontrar trabajo en su estado natal de Veracruz, en la costa del golfo. Pérez agregó que la primera vez que llegó le dijeron que si Trump ganaba las elecciones, posiblemente habría recortes de personal. Ha mantenido su empleo, en el que maneja una máquina para cocer tapicería especializada de vehículos, pero lo de los aranceles le causa nuevas preocupaciones. Pérez explicó que ha laborado cosiendo los tres años que ha vivido en Ciudad Juárez y es lo que sabe hacer. Señaló que en caso de que haya un recorte de personal, deberá buscar trabajo en otra parte y comenzar de cero. JMRS |
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