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China dice que la represión de Tiananmen fue la "correcta"


2019-06-03

JAVIER ESPINOSA, El Mundo

China ha endurecido de forma muy significativa su discurso en las últimas horas en medio de la pugna que mantiene con EU, intentando justificar la sangrienta represión de la revuelta de Tiananmen de 1989 como algo "correcto" y recordando que puede recurrir a su ejército para controlar Taiwán.

La ofensiva dialéctica se lanzó desde dos escenarios: Pekín, donde el gobierno presentó un Libro Blanco sobre la guerra comercial que libra con la nación americana, y el foro de seguridad Diálogo de Shangri-la de Singapur, donde el ministro de Defensa chino, Wei Fenghe, replicó a la intervención que tuvo este sábado en el mismo escenario el secretario de Defensa estadounidense, Patrick Shanahan.

A sólo 48 horas de que se recuerde el inicio de aquella brutal ofensiva contra los estudiantes concentrados en la céntrica plaza de Pekín, Wei Fenghe calificó lo ocurrido de "turbulencia" y dijo que el gobierno actuó de forma "decisiva" para acabar con aquellas protestas.

Según el militar, "el gobierno tenía que sofocar la agitación política, fue la política correcta. Gracias a ellos China se ha beneficiado de estabilidad y si ustedes visitan China podrán comprender esta parte de la historia".

Fenghe omitió de su particular visión de lo ocurrido a las cientos, sino miles de víctimas que dejó el suceso, cuya truculento recuerdo se rememora este fin de semana en enclaves como Hong Kong -un territorio chino que goza de una cierta autonomía- y Taiwán.

Al margen de constituir un hecho inusual para los representantes de Pekín, que suelen evitar cualquier comentario sobre Tiananmen, las palabras de Fenghe reflejan el giro que está adoptando la política del gobernante Partido Comunista Chino (PCC) bajo la férula del presidente Xi Jinping, que semeja haber ordenado en las últimas fechas un retorno al nacionalismo y las posiciones más conservadoras, quizás para hacer frente a monumental desafío que supone la disputa con EU.

Inspirado por este nuevo estilo confrontacional, Fenghe no sólo dijo que China está dispuesta a continuar la guerra comercial con EU -"si quiere hablar, mantendremos la puerta abierta. Si quiere luchar, estamos listos", puntualizó- sino que recuperó las amenazas veladas contra Taiwán, una isla que Pekín considera un territorio rebelde.

"Si alguien se atreve a separar Taiwán de China, el ejército chino no tendrá más remedio que luchar por la unidad nacional, sea cual sea el precio. Subestimar la determinación y la voluntad del ejército chino es extremadamente peligroso", manifestó Fenghe, en unos instantes en los que parece que Washington ha intensificado su relación con el territorio isleño, presidido por Tsai Ing-wen.

Recientemente, el Asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, John Bolton, se reunió con quien podría ser su contraparte en Taiwán, David Lee, en un gesto inédito desde 1979.

La gesticulación militar de todos los participantes en esta disputa -Taipei, Pekín y Washington- se ha intensificado en las últimas semanas, en medio de maniobras militares taiwanesas, sobrevuelos de aeronaves de la República Popular China comunista y patrullas navales de navíos estadounidenses.

El citado secretario de Defensa de EU, Patrick Shanahan, también se sumó el sábado a esta espiral de expresiones cada vez más inflexibles y precisó que su país se dispone a frenar la expansión militar de Pekín en regiones como el Mar del Sur de la China.

"EU no busca conflictos, pero sabemos que tener las capacidades para ganar una guerra es el mejor medio para evitarlas. No vamos a ignorar el comportamiento chino. En el pasado la gente ha pasado de puntillas sobre este asunto", argumentó el representante norteamericano.

"LA GUERRA SERÍA UN DESASTRE"
Una verborrea cada vez más subida de tono que encontró su respuesta en la intervención de Wei Fenghe, que ni siquiera eludió el espectro de un conflicto militar con Washington, aunque admitió las consecuencias catastróficas de esa hipótesis.

"Ambos lados se dan cuenta que una guerra sería un desastre para los dos países y para el mundo", apostilló.

Los analistas llevan semanas alertando que la crisis comercial que enfrenta a los dos estados amenaza con desbordar ese terreno para convertirse en una disputa más general, que aumente la tensión política y militar bilateral.

En este sentido, Pekín difundió esta mañana un Libro Blanco sobre la pugna comercial con el estado americano, al que acusó de incrementar sus exigencias sin medida y pretender imponer concesiones que suponían una transgresión de la "soberanía" china.

"Cuando más se le ofrece, más quiere", asegura el documento que achaca por completo la crisis a Washington y advierte que Pekín "no hará concesiones en sus principios fundamentales".

Las medidas y contramedidas implementadas por los dos países desde hace semanas se agravaron tras el boicot contra la firma china Huawei dictado por la administración de Donald Trump.

El viernes Pekín anunció la configuración de su propio "lista de entidades no fiables" -expresión que utilizó el ministerio de Comercio- y aunque no dio detalles sobre esta decisión, los diarios afines al poder se apresuraron a sugerir nombres que deberían ser incluidos en esta relación como los de Google o la empresa británica de diseño de chips ARM, los mismos que se han apresurado a limitar su relación con Huawei.

"China nunca cederá a la presión de los Estados Unidos y tomará contramedidas activas en lugar de reaccionar de forma pasiva bajo la presión de EU", escribió el diario oficial Global Times.

Asimismo, las autoridades chinas comenzaron a imponer el sábado los aranceles de entre un 10 y un 65% a un amplio paquete de productos importados de EU, como respuesta a una decisión similar por parte de Washington.

El divorcio financiero entre las dos superpotencias puede degenerar en una ruptura que se extienda incluso a las relaciones personales que mantienen los ciudadanos de las dos naciones. Desde hace jornadas, las redes sociales chinas asisten a una multiplicación de las declaraciones nacionalistas y en algunos casos anti americanas.

Los medios chinos ya han informado sobre una significativa disminución en el número de jóvenes chinos que antes no escondían su predilección por estudiar en EU y que ahora parecen estar orientando sus preferencias hacia estados con Gran Bretaña.

La misma Huawei, por ejemplo, ordenó hace algunas fechas a todos los estadounidenses que realizaban trabajos de investigación en su sede central de Shenzhen que regresen a EU y prohibió a sus empleados cualquier encuentro técnico con expertos norteamericanos, desaconsejando también los intercambios con ciudadanos normales de ese país.

Los expertos dudan que el posible encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump durante el G20 que se celebrará en Japón a finales del presente mes pueda solventar esta disputa.

"A lo máximo que pueden llegar es a un alto el fuego como ocurrió en mayo, pero la división actual es mayor que entonces", opinó Bill Bishop, un conocido experto en China en un chat abierto que mantuvo este sábado en internet.

Bishop anticipó un endurecimiento de las represalias por parte de China que pueden llevar a acciones directas contra firmas de EU establecidas en su territorio, "detención de ciudadanos" (algo que ya ha pasado en el caso de dos nacionales de Canadá, un país que se ha visto envuelto de forma colateral en la refriega) o incluso el apoyo a protestas callejeras como ocurrió durante la crisis con Japón en 2012.

"Ambos lados están endureciendo sus posiciones", añadió.

Dai Xianglong, ex responsable del Banco Central de China entre 1995 y 2002, se expresó en términos similares durante un seminario que se llevó a cabo este viernes en Pekín y dijo que ve "difícil" que la cita de Japón resuelva esta crisis.

El antiguo funcionario acusó a EU de "acoso" -un término adoptado ya por la dialéctica oficial para referirse a las tácticas de Donald Trump- y dijo que había que anticipar una respuesta más agresiva de Pekín.

En este sentido, otro ex alto cargo chino, el antiguo viceministro de comercio, Wei Jianguo, dijo en el mismo encuentro que la guerra comercial puede ser "el mayor error estratégico" de EU desde la Segunda Guerra Mundial y que podría elevar al máximo la tensión en escenarios territoriales como el Mar del Sur de la China.

"La guerra comercial va a durar 30 o 50 años. Aunque se llegue ahora a un acuerdo, en el futuro EU va a buscar nuevas cosas para empezar otra", opinó Jianguo.



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