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El ministro de Justicia maniobró cuando era juez para perjudicar a Lula da Silva


2019-06-10

Por JOAN ROYO GUAL, El Mundo

El juez del caso que llevó a prisión al ex presidente Lula da Silva, Sérgio Moro (actual ministro de Justicia de Bolsonaro) intercambió decenas de mensajes con el fiscal de la Operación Lava Jato que presentaba las denuncias, en algunos casos dando indicaciones, según reveló un extenso reportaje del diario 'The Intercept Brasil'. La práctica está prohibida por la Constitución y el Código Penal brasileño y pone en duda la imparcialidad del juez, algo que la defensa de Lula viene denunciando desde el principio.

En las conversaciones de Telegram, Moro exige al procurador Deltan Dallagnol agilidad en nuevas operaciones anticorrupción, da consejos estratégicos, anticipa decisiones judiciales, propone testigos para el caso, le felicita e incluso le consulta sobre qué hacer cuando la izquierda eleva el tono de las críticas: "¿Qué piensas de esos comunicados locos del directorio nacional del Partido de los Trabajadores? ¿Deberíamos rebatirlos oficialmente?", pregunta, dando a entender que el juez y la Fiscalía deberían actuar de forma unificada.

Lula está en la cárcel porque supuestamente recibió un apartamento en la playa de Guarujá (São Paulo) como recompensa por su participación en los casos de corrupción de Petrobras. El ex presidente siempre negó que ese apartamento fuera suyo, argumentando que los fiscales no aportaron ningún documento para inculparle.

Las conversaciones revelan las dudas que tenía Deltan Dallagnol poco antes de presentar la denuncia, en septiembre de 2016: "Dirán que estamos acusando en base a una noticia de un periódico y de indicios frágiles... es algo que tiene que estar bien amarrado (...) tenemos que tener las respuestas ajustadas y bien memorizadas", decía Dallagnol a sus colegas. Días después, presentó por todo lo alto la denuncia contra Lula con un PowerPoint en el que el nombre de Lula aparecía rodeado de flechas apuntándolo como el "comandante máximo" de la trama de Petrobras.

Esa acusación fue muy criticada por la izquierda, que la consideraba inconsistente y carente de pruebas. Dos días después, el fiscal se quejaba al juez de que no se habían comprendido sus argumentos para imputar al ex presidente. Moro le contestó: "Definitivamente, las críticas a la exposición son desproporcionadas. Siga firme". Los mensajes filtrados también demuestran la inquietud de los procuradores con la posibilidad de que Lula concediera entrevistas desde la cárcel durante la pasada campaña electoral, porque temían que impulsara la candidatura de su delfín, Fernando Haddad.

EL PT CREE QUE SE PRUEBA LA 'FARSA JUDICIAL'
El propio Haddad avisó de que este podría ser el "mayor escándalo institucional de la historia de la República", y en declaraciones a EL MUNDO, la presidenta del Partido de los Trabajadores y mano derecha del Lula, Gleisi Hoffmann, aseguró que las nuevas revelaciones prueban la "farsa" judicial y generan optimismo, porque pueden llevar a anular procesos: "Espero que el Tribunal Supremo tenga la credibilidad necesaria; es vital para la Justicia brasileña, no sólo por el PT y por Lula, sino por la legitimidad del poder judicial".

Tras la filtración, el juez Moro aseguró que no hay ninguna anormalidad en su actuación como magistrado y criticó la "invasión criminal" de los móviles de los procuradores a través de 'hackers'. Los responsables de 'The Intercept' aseguran que las conversaciones se consiguieron a través de una fuente anónima hace semanas, y que lo publicado hasta el momento es sólo el principio. Detrás de este diario está el periodista Glenn Greenwald, que en 2013 publicó las filtraciones obtenidas por Edward Snowden sobre los programas de vigilancia masiva de la NSA.



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