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México sin estrategia
Por Irma Ortiz | Revista Siempre
La respuesta ya está dada. A las presiones ejercidas por el presidente estadounidense Donald Trump a México con la amenaza de imponer aranceles progresivos a los productos nacionales, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se encuentra ante la disyuntiva de atender las demandas de convertirse en un tercer país seguro o enfrentar una guerra comercial. Mientras al cierre de edición de este semanario circulaban las versiones del diario The Washington Post de que se había llegado a “un acuerdo” no válido sobre migración, la agencia Reuters publicaba que México desplegaría hasta 6 mil elementos para detener a los migrantes, una situación que de hecho se vio reflejada desde el miércoles pasado cuando se endurecieron las medidas migratorias en la frontera sur. El ex secretario de Relaciones Exteriores Luis Ernesto Derbez, hoy rector de la Universidad de las Américas Puebla reflexiona para Siempre! Sobre si realmente hay una estrategia de México frente a Estados Unidos y plantea propuestas ¿Es correcta la estrategia planteada por el gobierno mexicano en las negociaciones con Washington? Si me dice cual es la estrategia, le doy la respuesta. No creo que el gobierno de México haya seguido una estrategia y no creo que la tenga aún en este momento, lo que hace complicado negociar. El Presidente Trump sí tiene en mente una estrategia, muchas personas pensarán que no, pero la tiene y es utilizar el elemento migratorio como impulso a su candidatura sobre todo por el sostén de su base electoral, tiene un 35, 37 por ciento de base electoral que responde positivamente a actitudes como las que está tomando. Una actitud que para usted, para mí, para mucha gente es arbitraria, pero para esa base electoral es la de una persona que defiende los valores americanos y él manda ese mensaje ¡protejo a Estados Unidos de la invasión cultural para mantener los valores americanos, de la invasión de narcotraficantes para que no nos llegue el delito a través del crimen organizado. Mientras sea presidente voy a defenderlos y si no me permiten tener un muro, tengo este otro tipo de muro para evitar que ingresen a nuestro país personas que amenazan nuestra cultura y nuestra seguridad! Lo tiene muy claro, escogió el elemento que más le duele a México que es el comercial. Alegamos y me parece tonto que sigamos haciéndolo, que no se debe mezclar una cosa contra la otra, que la parte comercial no tiene que ver con la migratoria. La verdad es que para él tiene mucha lógica, lo está haciendo y lo va a ejecutar. Si el gobierno de México tuviera estrategia hubiese pensado que no es por el lado comercial por donde vamos a ganar esa discusión, sino por el lado migratorio. Se debió haber preparado una estrategia de respuesta a la petición de detener a los migrantes, no hay estrategia y resulta un gran riesgo, porque reaccionamos tan rápidamente en mandar gente a nuestra frontera sur, que se envían dos mensajes. Primero: no estamos organizados, y segundo: estamos muy preocupados porque salimos como decimos los mexicanos ¡al tiro! A tratar de dar cualquier cosa. Con eso se mandan señales de debilidad que el presidente Trump toma como ¡ya los tengo donde quería!, arrinconados y confundidos. En las negociaciones los americanos nos dicen que es lo que quieren que hagamos en migración y no se ha discutido la parte comercial. La defensa que se recibe de diputados, senadores, gobernadores y empresarios americanos, sí hacen referencia a la parte comercial. Es muy probable que no se llegue a ningún término negociador porque no hay una propuesta verdadera que podamos plantear. La única es que Estados Unidos nos exija hacernos un país tercero seguro y ya dijeron nuestras autoridades, particularmente el canciller Ebrard, que no lo vamos a aceptar. Una vez que eso esté definido, cierra la puerta a esa opción y no hay ninguna otra que se esté presentando. Eso nos lleva a pensar que el próximo lunes tendremos un arancel del 5 por ciento a las importaciones mexicanas. No caer en la trampa Efectivamente, domina el tema de la migración y no se discute lo comercial, ¿qué significa? Que privará lo que ya estamos viendo en la frontera sur con la detención de caravanas. ¿Cambiará la política del gobierno de recibir a todos los migrantes y seremos el tercer país seguro? Es el gran riesgo si uno actúa sin política, sin plan y es lo que vemos en este momento, se reacciona –como le llamo– con pánico y empezamos a dar golpes de ciego. El Presidente López Obrador así lo había dicho, si llegaban los migrantes los iban a conducir de manera ordenada, dándoles respaldo y el acceso al país y todos aquellos que quisieran quedarse, darles asilo. Ahora, reaccionamos a lo que nos piden los americanos, pero lo hacemos mal, golpeando a congéneres centroamericanos. Creo, la verdad, que tampoco va a ser satisfactorio, eso lo va a seguir utilizando el gobierno de Trump para decir lo pudieron haber hecho, ¡cierren la frontera sur! Si caemos en la trampa de cerrarla, nos vamos a convertir en los policías migratorios de Estados Unidos, vamos a tener conflictos muy serios porque no vamos a poder controlar el volumen de personas que vienen de Centroamérica y entraremos en un conflicto de Derechos Humanos. Mucho de lo que representa el presidente López Obrador se perdería porque se presentó, a lo largo de su vida y ahora en los seis meses de gobierno, como un gobierno de izquierda, amigable a los problemas sociales a la resolución de conflictos sin que hubiera violencia. Lo que vemos es el principio de una ruptura con lo que llamaría los principios que han guiado a su gobierno, no creo que sea sostenible. De su lado, perdería su base política de izquierda, él no puede dar la impresión que está actuando y además es cuestión de soberanía. Independientemente, él no puede como presidente, como un líder de izquierda, hacer lo contrario a lo que pregonó a lo largo de su vida. Veo muy complicado que su gobierno pueda mantener esa política, debe surgir con una propuesta más racional, más inteligente, que pasa por dos cosas: uno, llegar con los americanos y establecer un acuerdo en nuestra frontera norte y que ahí sea donde se detenga a los migrantes no en nuestra frontera sur; segundo, una vez ahí, se den centros de procesamiento con condiciones humanitarias para que ya no haya más separación de familias de forma tal que se puedan hospedar de manera ordenada, correcta y bien ubicada. Luego un convenio bilateral con Estados Unidos donde los agentes migratorios americanos puedan ingresar a territorio mexicano con un acuerdo, repito, para que accedan a estos centros para hacer el procesamiento de las personas que desean ingresar legalmente a los Estados Unidos. Si hacemos este tipo de combinaciones, el costo tendría que ser alto y podríamos negociar con los americanos y con los países centroamericanos que la ayuda que originalmente les enviaba el gobierno de Estados Unidos, esos 300 millones de dólares, sean utilizados para financiar estos centros en territorio nacional. El gobierno de México acude a negociar con la administración Trump sin estrategia, a pesar de tener opciones como la reciprocidad de poner aranceles a las exportaciones de EU Ahí se empieza a ver el esbozo de una política que tendría la lógica de respeto de derechos humanitarios, mantener la soberanía mexicana en sus leyes migratorias, no entrar en el proceso de acciones violentas como las que se presentaron en el sur de México y por último, que el costo esté repartido y pagado por Estados Unidos, en acuerdo con los países centroamericanos. Eso le permitiría al presidente Trump decir: llegué, dije y gané porque están deteniéndolos del lado mexicano en un proceso ordenado y es el dinero de los centroamericanos y de los mexicanos el que se utiliza para financiar esos centros. Hay soluciones, no digo que ésta sea maravillosa o la correcta, pero hay que pensar soluciones de esta naturaleza y llevarlas como un plan para que el señor pueda decir ¡ah, gané! Tenemos un mes y lo que va a pasar ahora es que nos van a imponer los aranceles –espero equivocarme– y una vez impuestos los aranceles tenemos un mes para procesar una idea de esta naturaleza. Hay que llegar a un acuerdo, permitir a Trump declararse ganador con su base electoral y eso permitirá normalizar las relaciones entre los dos países y nos tendremos que aguantar, porque eso va ocurrir también durante un periodo determinado, no sé de tres a seis meses, en el cual nos mantengan el 5 por ciento de arancel, como lo hicieron con los aranceles del acero y del aluminio, hasta que “el señor” nos perdone. Un cinco por ciento, que sí tiene un impacto negativo, pero en este momento es un impacto que la economía, el comercio internacional puede resistir por dos razones: por lo que va ocurrir en el tipo de cambio y porque vamos a tener menos utilidades pero no afecta de manera muy importante ese comercio. La guerra comercial Se habla de un plan B donde México impondría también aranceles a productos estadounidenses… Lo deberíamos haber dicho desde el principio y es que fueron sin ningún plan a Washington. Lo ideal es haber dicho tengo10 días, voy a aprovechar los primeros 5 días en México para discutir con nuestros empresarios, con los inversionistas extranjeros que tienen capital en México en fábricas de exportación o simplemente los grandes grupos financieros que hacen inversión en bolsa. Voy a platicar con los senadores, diputados, con gobernadores para que entre todos juntos lleguemos a un acuerdo. Si esto está fallando, México tiene que responder con reciprocidad. Así, el 5 por ciento que impongan, hago un arancel compensatorio en sus productos. No tenemos que poner 5 por 5, lo que podemos hacer es tú me pusiste 5 por ciento, eso vale 18 mil millones de dólares y yo tengo importaciones de cualquier cosa y voy a ponerlo a ciertos productos. A todo eso le vamos a poner un arancel que me dé los 18 mil millones de dólares de compensación que utilizó para sufragar a quienes están sufriendo el impacto del 5 por ciento para que tengan una situación de utilidades correcta. Este no es un negocio para el gobierno y no tenerlo como ingresos extraordinarios de aranceles. Hoy lo que va a pasar es lo siguiente: si lo piensa bien, se han mandado cartitas en los que señalan que apoyan al presidente, por supuesto que se apoya al gobierno, pero quiero ver qué pasa cuando el gobierno anuncie poner aranceles del 5 por ciento pues estoy entrando a una guerra comercial. No creo que nadie vaya a respaldar al gobierno de México, se van a escuchar gritos de escándalo, de espanto de que nos estamos metiendo en una guerra comercial que terminará por destruir las posibilidades de este país y vamos rumbo a una recesión. Eso añade a nuestra posición de debilidad, más fragilidad en el proceso de negociación. Ahí hay otro gran error, el gobierno de México, antes de empezar a poner aranceles, tiene que sentarse aprovechar el mes que imponga el arancel entre el 5 y el 10 por ciento y acordar con empresarios, con inversionistas y les diga que él no está provocando esta guerra, sino que lo hace el señor Trump. Decirles que tiene que responder a la propuesta migratoria, de manera razonable y si no es aceptada, no queda más remedio que pasar al proceso de reciprocidad. Decir, ¡vamos dándole un mes para no cobrar aranceles y los empezaríamos a imponer a partir del día 10 de agosto! Es lo que nos hace falta, que el gobierno entienda que no se trata de imposiciones firmes, ni tampoco de hablar quedito. Se trata realmente de una posición fuerte, firme y hablar claro sobre lo que estaríamos haciendo pero con el respaldo tanto de empresarios inversionistas y la población en general, entendiendo el costo para México de entrar a una guerra comercial. Si el otro humilla, tengo que responder; a un buleador la única manera en que podemos pararlo es demostrarle que no le tenemos miedo. Creo que ahí estamos agarrados en serio, en serio, ese es el gran problema que el gobierno de México está pensando que por arte de magia suceden las cosas, que porque la señora Pelosi está peleada con presidente Trump vamos a obtener el respaldo y por tanto no se van aplicar los aranceles. Están equivocados, el presidente Trump los va a aplicar, a él no le importa la ley, no le importan los conceptos de justicia. Usa elementos que son totalmente inválidos y una vez que se vayan a una discusión de largo plazo legal, será una discusión que puede durar dos o tres años y mientras tanto, tendremos los aranceles. Jamileth |
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