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Así será por fin la llegada de los taxis voladores


2019-06-11

Por JORDI PÉREZ COLOMÉ, El País

Washington 11 JUN 2019 - 14:45    CDT Los taxis voladores circularán por varias ciudades del mundo en menos de cinco años. Los coches voladores ya parecen de esas innovaciones que, de tanto oírlas, han envejecido antes de empezar. Uber espera evitarlo y ha anunciado un programa piloto en Nueva York a partir del próximo 9 de julio y ha añadido Melbourne (Australia) a Dallas y Los Angeles, las dos ciudades donde ya estaba previsto que empezara a probar sus coches voladores en 2020. Allí está previsto el inicio del uso comercial de la plataforma en 2023.

Uber celebra estos días en Washington la tercera edición de su cumbre Uber Elevate. Tras los dos primeros encuentros en Dallas y Los Angeles, la elección de la ciudad es significativa: la capital federal estadounidense es la sede de las autoridades que deben regular la apertura del cielo como nueva vía de comunicación. Uber quiere así demostrar su capacidad e intención de poner la seguridad y la regulación en el centro de sus preocupaciones. Es un modo de declarar la ventaja competitiva: están hablando ya de cómo hacer realidad el proyecto, no solo soñando con diseños innovadores.

"El Departamento tiene un importante rol en permitir este cambio", ha dicho la secretaria de Transporte de Estados Unidos, Elaine Chao, en su conferencia durante la cumbre. Para Chao, los "aerotaxis" son solo uno de los protagonistas, junto a los drones, de esta innovación que requerirá un "sistema separado del sistema de tráfico aéreo". Chao ha añadido que su Departamento no será un obstáculo para la innovación, pero también ha insistido en que "quedan muchas preguntas sin respuesta aún".

Uber espera responder algunas preguntas en los próximos meses con sus pruebas. La primera empezará el próximo 9 de julio en Nueva York. En horas punta a los "usuarios leales" de Uber que quieran ir de Manhattan al aeropuerto John F. Kennedy, les aparecerá la opción del UberCopter. El precio será caro –alrededor de 200 euros– y requerirá la infraestructura actual de helipuertos combinada con coches Uber.

Pero el objetivo de la compañía es que cuando haya dos horas en coche hasta el JFK, la suma de dos coches –desde origen hasta el helipuerto de la parte baja de Manhattan y desde la base de llegada hasta el aeropuerto–, el UberCopter emerja como opción. También podrá ser reservado con varios días de antelación. El aparato que usará Uber será un helicóptero tradicional, no los futuros eVTOL (vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje verticales, en sus siglas inglés).

La segunda etapa de esta innovación para Uber serán las pruebas en Dallas, Los Angeles y Melbourne. Dallas y Los Angeles son dos de las zonas metropolitanas más extensas de Estados Unidos, con problemas de tráfico y crecimiento. Esas pruebas hasta 2023 se harán ya con las naves de los socios que Uber ha escogido para esta aventura: Aurora Flight Sciences (propiedad de Boeing), Pipistrel Vertical Solutions, EmbraerX, Bell, Karem Aircraft y Jaunt Air Mobility.

Tres grandes retos
La transición aérea tiene, según Uber, tres grandes retos: uno, qué rutas priorizar y dónde poner los "puertos del cielo"; dos, cómo lograr que los recorridos sean compartidos para hacerlo viable, y tres, lograr vehículos verdes, seguros y silenciosos.

La compañía aspira a colocarse como la mayor plataforma viable para liderar la irrupción del aire como un desatascador de las infraestructuras urbanas terrestres: "No puede ser que haya un límite por arriba de lo que podemos hacer en el suelo. Las ciudades deben tener tres dimensiones, no dos", ha dicho Eric Allison, jefe de la rama Elevate en Uber. "No puede ser que en lugares como México DF un conductor pase cinco semanas al año en atascos", ha añadido.

Uber quiere aprovecharse de los "efectos de red" para lograr en el transporte urbano un papel como el que Facebook ocupa en las redes sociales o Google en las búsquedas. Aunque la geografía y las regulaciones nacionales dificultan la capacidad de escalar con la misma rapidez. "Tenemos 93 millones de usuarios en 700 ciudades de 63 países", ha dicho Allison. "Podemos mirar cómo la gente se mueve para ver dónde hay demanda para transporte aéreo", ha añadido.

El plan de Uber es llenar el cielo de coches voladores con rutas fijas entre lugares especialmente congestionados y combinar su plan aéreo con coches, las bicicletas y patinetes. El cielo será una parte de la plataforma general de transporte de la compañía.

El objetivo para el aire a medio plazo es "megapuertos de cielo con mil aterrizajes y despegues por hora", según Allison, con "unos precios similares a lo que hoy cuesta un Uber X" lo que provoque que "tener un coche propio sea más caro que usar taxis voladores". Para ese objetivo no sirve solo la azotea de un rascacielos, como si fuera un helipuerto, sino edificios específicos con espacio para montones de coches voladores. "Trabajamos con arquitectos que están imaginando cómo serán estos puertos en 2023", ha dicho.

Los coches voladores de Uber llevarán de momento piloto y cuatro plazas, al menos en los prototipos que la compañía ha mostrado en la cumbre. El futuro será probablemente autónomo pero la sensación de seguridad que ofrece ahora un piloto es imbatible para la aceptación general del público, un argumento repetido como clave sobre todo por las autoridades. El ruido es otro de los grandes rivales de los futuros taxis voladores. La viabilidad sería imposible si hubiera docenas de moscardones por encima de las casas.

Hay varias compañías dedicadas a intentar ocupar un espacio en este futuro inminente, entre ellas una europea que ha presentado ya su prototipo.

Uber Air es una de las apuestas de la compañía para el futuro después de la pobre salida a bolsa del pasado mes de mayo. Uber Eats, la división dedicada a repartir comida con todo tipo de vehículos, también con drones, y las bicicletas y patinetes Jump son otro de los pilares de la compañía para erigirse como un gigante líder de su sector. Uber tiene también una división de coche autónomo, pero que vive las mismas dificultades para cerrar un plazo viable de salida al mercado que el resto del sector. El aire parece un lugar más sencillo.



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