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Estados Unidos estaría dispuesto a aceptar una pausa nuclear por parte de Corea del Norte


2019-07-01

Por Michael Crowley y David E. Sanger | The New York Times

SEÚL, Corea del Sur — La reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, en gran medida improvisada y que inició con una invitación por tuit y terminó con un cruce histórico hacia el territorio de Corea del Norte, fue un gran momento de drama, un espectáculo hecho para televisión como los que le encantan a Trump.

Sin embargo, semanas antes del encuentro del 30 de junio —que arrancó cuando Trump le ofreció a Kim por Twitter visitar la Zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur para “decirle hola”— en el gobierno estadounidense ya se estaba formando una idea con la que los funcionarios esperan sentar las bases para una nueva ronda de negociaciones.

El concepto equivaldría a un congelamiento nuclear con el que se reconocería oficialmente el statu quo —al aceptar tácitamente a Corea del Norte como potencia nuclear—, algo que los funcionarios del actual gobierno estadounidense habían dicho que nunca aceptarían.

La propuesta se queda corta de la promesa que hizo Trump hace treinta meses de “resolver” el problema nuclear norcoreano, pero le daría una respuesta para la campaña electoral cuando sus críticos retomen sus acusaciones respecto a que el dictador de Corea del Norte ha estado manipulando al presidente estadounidense al darle las oportunidades de producir las imágenes que le encantan sin hacer concesión alguna en el tema de fondo.

Con el enfoque, Corea del Norte ya no podría desarrollar más piezas de su arsenal nuclear, pero (al menos en el futuro cercano) no tendría que desmantelar las armas que ya tiene; se estima que tiene entre veinte y sesenta. Con un plan como el propuesto, Pionyang tampoco tendría que limitar sus capacidades en misiles.

El gobierno de Trump sigue insistiendo en público y en privado que su meta es la desnuclearización completa. No obstante, al reconocer que ha resultado inútil pedirle a  Kim que renuncie por completo en el corto plazo a su tan querido programa nuclear, la Casa Blanca está sopesando el nuevo acercamiento como un primer paso significativo aunque limitado.

De inicio, los negociadores en la siguiente ronda de encuentros buscarían retomar la oferta que hizo Kim en febrero durante una cumbre en Hanoi, Vietnam, de eliminar el principal sitio de producción nuclear, en Yongbyon, a cambio de que le retiren a Pionyang las sanciones económicas más fuertes que enfrenta. Por presión del secretario de Estado Mike Pompeo y del asesor de seguridad John Bolton, Trump rechazó esa oferta porque gran parte de la capacidad nuclear de Corea del Norte ya no surge del complejo en Yongbyon.

La idea sería que el equipo negociador norcoreano acepte definir el sitio de Yongbyon más allá de sus fronteras físicas, algo que tendría muchos obstáculos pero, de ser exitoso, resultaría en la congelación con la que Corea del Norte ya no podría fabricar nuevo material nuclear.

Un oficial estadounidense de alto rango que está involucrado en temas de política norcoreana reconoció que no se sabe cómo Corea del Norte aceptaría tal previsión. El enviado del Departamento de Estado para Corea del Norte, Stephen E. Biegun, dijo que los reportes sobre la propuesta para una congelación son “pura especulación”.

Aún así, un acuerdo podría servirle al presidente Trump en su campaña para la reelección, pues lo vendería como un freno a Kim y un avance en una de las crisis más atrincheradas en el planeta. Sería también una muestra de progreso después de tres encuentros cara a cara que han resultado en momentos fotográficos pero sin que haya definiciones claras ni compartidas de qué significaría una península coreana desnuclearizada. (El primero fue en Singapur en junio de 2018; el segundo en Hanoi en febrero y el tercero fue la discusión de una hora en la zona desmilitarizada el domingo). A un año de la primera reunión entre Trump y Kim, Pionyang sigue sin entregar un inventario de qué tiene en su arsenal, con el argumento de que con eso le daría a Estados Unidos un mapa para blancos militares.

En teoría, la idea de una congelación nuclear tendría que ser permanente, o el presidente estadounidense habrá obtenido de Kim menos de lo que Barack Obama obtuvo de Irán en el acuerdo de 2015 que fue vilipendiado por Trump y del cual se retiró. La posible propuesta también se quedaría corta de la promesa que Pompeo, el secretario de Estado, hizo a finales del año pasado, de que la meta es “una desnuclearización rápida de Corea del Norte a completarse para enero de 2021”.

El exsecretario de Estado Rex Tillerson rechazó una idea similar de congelación hace más de dos años durante un viaje a Seúl, pues indicó que con eso “Corea del Norte mantendría una capacidad significativa [de desarrollo nuclear] que representa una verdadera amenaza”.

Aún así, Trump muy probablemente argumentará que la congelación es un logro inédito.

Las aparentes discusiones para proponer dicha medida quedarían entonces enmarcadas en los cuestionamientos de los críticos, que dicen que a Trump no le importa conseguir una desnuclearización, sino solo promover la ilusión de que está logrando algo para presentarse como el hombre que ha logrado paz.

“El presidente constantemente presume que él logró que la posibilidad de guerra se reduzca”, dijo Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense y quien estuvo involucrado en las discusiones de confrontación entre Corea del Norte y el gobierno de George W. Bush. “Pero la posibilidad de una guerra solo aumentó porque la Casa Blanca estaba amenazando con hacer la guerra, no porque Corea del Norte hizo algo distinto. Y se redujo no porque la amenaza hubiera bajado, sino porque la administración [de Trump] parecía estar conforme con lidiar con la quimera que es la desnuclearización”.

Es posible que las expectativas más limitadas que se discuten dentro del gobierno de Trump embonen muy bien con los planes de Kim, quien quiere deshacerse de las sanciones económicas contra su país: algunos analistas creen que Kim aceptaría que le reduzcan las sanciones aunque sea parcialmente si a cambio solo tiene que cumplir con la idea de que en algún momento tal vez entregue todo su arsenal.

“Creo que Kim sí podría ofrecer lo suficiente en la mesa de negociación, como la instalación nuclear de Yongbyon y alguna otra instalación que se sospecha que es nuclear, para conseguir un acuerdo interino con Trump y algo de alivio de las sanciones”, dijo Sue Mi Terry, quien fue parte del Consejo de Seguridad Nacional y de la CIA durante los gobiernos de Bush y de Obama.

Para Kim “el cálculo sería que no es un mal acuerdo porque Corea del Norte se puede quedar con su arsenal nuclear y de misiles”, dijo Terry, “mientras que a Trump le daría oportunidad de decir que logró algo que no obtuvo ninguno de sus predecesores”.



Jamileth


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