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¿Quién teme a Libra...y a Facebook?
Política Exterior El lanzamiento por Facebook de la criptomoneda Libra, que comenzará a circular en 2020, ha tenido el efecto de una carga de profundidad en el sistema financiero. Los grandes bancos llevan una década temiendo las amenazas de Silicon Valley a su modelo de negocio. Pero hasta ahora los sistemas de pago de Facebook, Apple o Amazon no les han supuesto un peligro real por su limitada aceptación y su baja facturación. El que lanzó Facebook en 2015, ligado a tarjetas de crédito, fracasó. Su nuevo intento, basado en el blockchain, tiene más posibilidades. La inquietud que ha provocado entre la banca y los reguladores norteamericanos y europeos revela que Libra no va a ser una criptomoneda más como el bitcoin y similares, que se mueven en los márgenes del sistema. Libra ha sido diseñada como un medio de pago para transferencias transfronterizas y hacer micropagos a un coste y precio casi cero, es decir, el fundamento de un nuevo tipo de industria financiera online. Hoy las comisiones suponen un 5% de media de los costes de las transferencias internacionales. Telegram, el gigante ruso de la mensajería, ha recaudado 2,000 millones de dólares para lanzar su propia “criptodivisa”. WeChat, creada por la china Tencent, ya ofrece un rentable sistema de pagos en su aplicación de mensajería. Aunque la nueva criptomoneda podrá ser usada como depósito de valor, Facebook no retribuirá esos depósitos, en lo que algunos ven la concreción del sueño anarco-capitalista de una moneda privada sin bancos centrales ni reguladores externos. El valor de Libra se basará en una cesta de divisas convertibles como el euro y el dólar para garantizar su estabilidad. Facebook contará con la cooperación inicial de 27 empresas especializadas en medios de pago como Visa, MasterCard o PayPal y la de posibles usuarios masivos como Uber o Vodafone. Sin embargo, por ahora todas ellas solo han firmado acuerdos no vinculantes debido a sus dudas sobre la viabilidad y legalidad de las criptomonedas. Facebook quiere que el grupo de empresas colaboradoras llegue al centenar y que cada una de ellas invierta unos 10 millones de dólares en la moneda. Spotify cree, por ejemplo, que Libra facilitará pequeños pagos por alguno de sus servicios. Facebook espera que la moneda se abra paso en países en desarrollo con poblaciones poco o nada bancarizadas y donde las transferencias son caras. El blockchain de Libra es de código abierto, lo que permitirá que cualquiera pueda desarrollar aplicaciones para operar con ella. A diferencia del bitcoin, que no tiene respaldo monetario y vale lo que sus poseedores, a través de sus compraventas, creen que vale, Libra invertirá cada dólar que ingrese en divisas y deuda pública. La moneda dispondrá, además, de una autoridad de supervisión, la Libra Association, sin ánimo de lucro y con sede en Suiza, en la que participarán las empresas colaboradoras con iguales derechos de voto. Los 2,700 millones de potenciales usuarios de Libra –frente a los 50 millones de clientes digitales con los que cuenta, por ejemplo, JPMorgan Chase– proveen la masa crítica para que el proyecto funcione. El mercado de transferencias y pagos transfronterizos mueve unos 600,000 millones de dólares anuales. El de pagos electrónicos es incluso mayor. Si, por ejemplo, cada depositante en EU o Europa moviera el 10% de sus depósitos a la vista en la banca a Libra, la criptomoneda se haría con unos dos billones de dólares. El 17 de julio los directivos de Facebook tendrán que comparecer ante el Congreso en Washington para explicar sus planes y qué harán para evitar los riesgos de lavado de dinero, evasión fiscal, inestabilidad monetaria y financiera, concentración de poder económico y político y potenciales violaciones de la privacidad, entre otros asuntos. Dado que Libra será una moneda global creada por un banco global pero sin el respaldo de un banco central, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, ha dicho que la vigilancia a la que va a someter a la criptodivisa será especialmente estricta. Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, ha dicho, por su parte, que recibía Libra con una “mente abierta pero no con la puerta abierta”. Si algo va mal con Libra, una red internacional privada de pagos, tendría que ser rescatada con dinero público. Hace unos años, su creador, Mark Zuckerberg, dijo que Facebook era “más un gobierno que una compañía tradicional o una red social.” ? regina |
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