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Tiempos de preocupación


2019-07-16

Alejandro Zapata Perogordo | Revista Siempre

Es obvio que algo ocurre dentro del equipo de trabajo de la presente administración, tal situación queda nuevamente en evidencia tras la sorpresiva y por lo visto inesperada renuncia del Secretario de Hacienda  Carlos Urzúa, que pone en entredicho al propio Presidente.

Lo inusual de la forma dice mucho: intempestiva. Si el titular del Poder Ejecutivo hubiese tenido conocimiento previo, seguramente habría preparado las explicaciones en su conferencia mañanera presentando al sustituto, sin embargo, tuvo que hacerlo a las carreras a media mañana brincándose todas las formalidades para evitar una crisis mayor.

El contenido de la renuncia también resulta atípico, acusa toma de decisiones sin sustento a la vez del conflicto de interés que –sin dar nombres– representa la imposición de funcionarios incapaces, circunstancias que en otras latitudes serían suficientes para provocar un gran escándalo y una minuciosa investigación.

Tal acontecimiento se suma a una serie de episodios alarmantes, desde el nombramiento de un gabinete de cuates y con poco talento salvo algunas excepciones, decisiones ilógicas, poca operatividad y desajustes internos.

En su momento German Martínez hizo lo propio al considerar medidas erráticas, nulo apoyo y patadas abajo de la mesa, criticando duramente las licitaciones en medicinas y el previsible desabasto.

Por otro lado es patente la falta de operatividad de Alfonso Durazo, quien dejó correr las cosas sin atender las demandas de la Policía Federal, lo que derivó en un paro, movimiento poco común, de alto riesgo y sin duda de largo alcance.

Así podríamos seguir enumerando diversos acontecimientos que impactan la vida de los mexicanos, que traspasaron la frontera de la percepción y se han convertido en realidad con consecuencias evidentes.

No obstante los problemas tienen solución, simplemente el poner orden; corregir errores y; definir el rumbo. En efecto, nadie sabemos hacia donde nos dirigimos simplemente observamos un proceso mediante el cual se socava a las instituciones, cuando lo correcto es perfeccionarlas y fortalecerlas. Por otro lado, es urgente para la salud pública del país poner al frente de las diferentes dependencias personas con capacidad, ya lo dijo en su momento el senador Ricardo Monreal, la inexperiencia produce ineficiencia que nos cuestan a todos los mexicanos.

Las señales del desorden interno son indicadores de que las cosas no marchan bien y, ese es un motivo de preocupación que atañe a todos, pues de ahí depende el destino a buen puerto o permitir que el barco siga haciendo agua, que por decirlo de alguna manera ya la tenemos a las rodillas. El buen juez, por su casa empieza.


 



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