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De Bielorrusia a Baréin, pequeños estados se hacen grandes en las criptomonedas


2019-07-30

Por Tom Wilson | Reuters

LONDRES (Reuters) - Cuando el presidente bielorruso Alexander Lukashenko se reunió con el empresario Viktor Prokopenya en marzo de 2017, estaba programado que su debate durara una hora, pero el tiempo se prolongó tres veces más allá de lo previsto.

Según Prokopenya, al final de la reunión Lukashenko le pidió que propusiera regulaciones para impulsar el sector tecnológico del país. Prokopenya había trabajado con empresas de tecnología de la información y abogados en la redacción de directrices para sacar provecho de una industria digital emergente: las criptodivisas.

Unos dos años más tarde, las normas están en vigor. Los inversores pueden negociar bitcoins en una bolsa de divisas gestionada por Prokopenya, mientras otras empresas están lanzando sus propias plataformas de criptodivisas.

“La idea era crear todo desde cero”, dijo Prokopenya a Reuters en una entrevista en Londres. “Para asegurarse de que es libre en algunos de los aspectos donde necesita serlo, y muy estricto en otros aspectos”.

Al ser consultada por la agencia Reuters para aportar más comentarios al respecto, la oficina de Lukashenko se remitió a un informe sobre la reunión en el sitio web del presidente.

Bielorrusia se encuentra entre un puñado de países relativamente pequeños que están elaborando reglas específicas para las monedas digitales. Sus esfuerzos podrían ayudar a dar forma al desarrollo del mercado global y al crecimiento de las empresas de esta industria, desde las plataformas de intercambio hasta los “brokers” o intermediarios.

Hasta ahora, las empresas de criptodivisas han tenido que elegir entre dos extremos a la hora de decidir dónde instalarse.

Los grandes centros como Londres y Nueva York, que aplican las normas tradicionales de servicios financieros al sector, pueden resultar atractivos para las grandes instituciones que buscan seguridad, pero la complejidad de la normativa y los costos excluyen a muchas de las empresas emergentes del núcleo de esta incipiente industria.

Por el contrario, jurisdicciones poco reguladas como las Seychelles y Belice permiten un acceso al mercado mucho más fácil. Pero los estados con reglas menos estrictas pueden ofrecer menos protección a los inversores y tienen controles menos estrictos sobre el blanqueo de capitales, según abogados consultados.

Bielorrusia y otros nuevos participantes, como Baréin, Malta y Gibraltar, intentan ofrecer una tercera vía: la elaboración de normas específicas para el sector de las criptodivisas, con la idea de atraer a las empresas ofreciéndoles seguridad normativa y ventajas, pero también desgravaciones fiscales.

Aunque no hay garantías de éxito, las criptodivisas representan una rara oportunidad para que estos estados o territorios se apropien de una cuota de un mercado emergente, atrayendo inversiones y creando puestos de trabajo, en un momento en el que los grandes centros financieros están adoptando un enfoque más conservador, a la espera de acontecimientos.

“Hay jurisdicciones con una actitud de lavarse las manos,” dijo Jesse Overall, un abogado de Clifford Chance en Nueva York que se especializa en la regulación de las criptomonedas. “En el otro extremo están Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea. Están en el medio, esa es la parte jugosa del espectro”.

Overall considera que tanto los países como las empresas podrían beneficiarse de la aparición de marcos específicos para las criptodivisas. Sin embargo, los estados que no aplican bien las normativas podrían infringir las reglas globales a la hora de erradicar el uso ilícito de las monedas digitales, dijo Overall.

De hecho, existen importantes interrogantes sobre si estos países serán capaces de evitar de manera sistemática los ataques cibernéticos y las actividades ilegales, como el blanqueo de dinero, que asolan a un sector opaco y podrían dañar su reputación como centros seguros.

Otro riesgo a la hora de crear normas para una industria impredecible y en rápida evolución es que pronto podrían quedar obsoletas.

ZANAHORIAS SIN PALOS

ZPX, una empresa del área con sede en Singapur, lanzará el mes que viene una plataforma de negociación de criptodivisas, Qume, que dará servicio a los inversores institucionales, entre ellas firmas de negociación de alta frecuencia o HFT y fondos de inversión.

Ha decidido situar su sede en la capital de Baréin, Manama, y las cuestiones a las que se ha enfrentado son representativas del dilema que encaran muchos protagonistas de la industria.

El CEO de ZPX, Ramani Ramachandran, dijo que había decidido no operar en una de las así llamadas jurisdicciones “offshore” con ventajas fiscales y con poca o ninguna regulación. Ubicarse en un lugar de este tipo podría disuadir a los grandes inversores, al aumentar el escrutinio a las monedas digitales por parte de reguladores y políticos de todo el mundo, según el directivo.

“A medida que el mercado madura de manera análoga a los mercados de capital tradicionales, el capital institucional dominante buscará cada vez más acudir a los mercados regulados, como Qume, en contraposición a los lugares de normativa ligera en las jurisdicciones ‘offshore’”, explicó.

Baréin lanzó en febrero reglas para las empresas de criptodivisas, entre ellas las plataformas de negociación, que incluyen rigurosas comprobaciones de los antecedentes de los clientes, normas de gobernanza y controles sobre los riesgos de seguridad cibernética.

También suele ser más barato en términos de cumplimiento de la legislación y costos administrativos establecerse en lugares más pequeños como Baréin que en los principales centros financieros, según Ramachandran.

ZPX estima que los costos ascenderían a unos 200,000 dólares anuales en Baréin, frente a los 750,000 dólares anuales de Londres.

Otra ventaja de instalarse en un país más pequeño, dijo Aditya Mishra, cofundador de ZPX, era la estrecha comunicación que las firmas podían tener con los reguladores, algo que sería difícil en un gran centro financiero. Baréin también ofrece un buen acceso a los mercados del Golfo Pérsico, añadió.

Otra plataforma de comercio de criptodivisas, iExchange, comenzó a operar este mes en la capital bielorrusa, Minsk, con el objetivo de atraer inversores del mercado de la Comunidad de Estados Independientes, formada por Rusia y antiguos estados soviéticos.

El cofundador Igor Snizhko dijo que Bielorrusia era la mejor opción porque tenía un marco regulatorio del que carecían otros países de la región.

Bielorrusia exige auditorías de los emisores de monedas digitales y detalles de los proyectos que hay detrás de cualquier emisión. En el caso de las plataformas de negociación, las reglas incluyen el control de las transacciones sospechosas para cumplir con las normas internacionales de blanqueo de dinero.

“Para muchos, el mercado de la CEI es muy prometedor y muy peligroso al mismo tiempo”, añadió. “Muchos de los grandes y consumados jugadores todavía tienen miedo de un factor: la falta de transparencia. No queríamos trabajar en ninguna jurisdicción gris”.

Los edulcorantes ofrecidos por Bielorrusia incluyen exenciones fiscales para las empresas dedicadas a la minería o comercialización de las criptomonedas. Las reglas, descritas por PwC como “zanahorias sin palos”, también proporcionan a las empresas normas más flexibles sobre controles de divisas y visados.

En Estados Unidos, por el contrario, las transacciones con monedas digitales están sujetas a impuestos. En Reino Unido se aplican los impuestos sobre las plusvalías.

iExchange ha dicho que inicialmente también se había fijado en otros países como Estonia y Malta, pero que eligió a Bielorrusia por su proximidad a su mercado objetivo.

ENFOQUE INDIVIDUALIZADO

El tamaño del sector global de criptomonedas es difícil de medir debido a su complejidad y falta de transparencia. Aun así, la firma irlandesa Research and Markets estima que el sector crecerá hasta alcanzar los 1,400 millones de dólares en 2024, frente a los 1,000 millones de dólares de este año. Otras estimaciones muestran una tasa de crecimiento más rápida.

Las regulaciones varían en todo el mundo. Mientras que la presentación de la moneda Libra por parte de Facebook ha suscitado señales de una reacción coordinada contra las criptodivisas por parte de las principales economías, sigue imperando un mosaico de posturas en función de los diferentes países.

China ha llegado a prohibir totalmente las criptomonedas, mientras que una comisión del Gobierno indio recomendó la semana pasada una medida similar.

Sui Chung, de Crypto Facilities, una bolsa de futuros de criptodivisas con sede en Londres, dijo que hay claros beneficios de estar en un importante centro financiero, incluyendo el tener acceso a empleados altamente calificados.

“Tienes que estar en un lugar donde puedas conseguir el personal necesario”, dijo. “Nuestros equipos de productos y desarrollo tienen experiencia en instituciones financieras.”

Estar sometido a regulación en un centro establecido también puede permitir a las empresas acceder a mercados más profundos y líquidos y proporcionar una mayor seguridad en la normativa de valores, dijo Ann Sofie Cloots, una de las autoras de un estudio de la Universidad de Cambridge sobre la regulación de estas monedas.

“Puede implicar que tengas una base de inversores más sofisticada, un mayor acceso al capital”, dijo. “También es una cuestión de reputación.”

Sin duda, no son sólo Bielorrusia y Baréin los que han acuñado sus propias reglas criptográficas: Algunos países más grandes como Francia y Japón también han dado pasos en esa dirección.

Sin embargo, son los países más pequeños los que han tendido a lanzar los enfoques más sofisticados y “a medida” , según el estudio de la Universidad de Cambridge.

Esta visión podría aportar claridad tanto a las compañías de criptodivisas como a los servicios relacionados, como los bancos, que anteriormente desconfiaban del estatus legal poco claro del sector, dijo Cloots.

El empresario bielorruso Prokopenya, cuyos mensajes en Instagram con coches deportivos en Chipre y en las playas de Dubai son seguidos por 5,6 millones de personas, reconoció los riesgos que conllevaba la tecnología de blockchain, incluyendo el potencial de blanqueo de capitales.

No obstante, indicó que estos problemas podrían mitigarse con una regulación clara, y que países como Bielorrusia no deberían perder la oportunidad de hacerse con una parte de un mercado emergente.

“Los mayores riesgos provienen de no tomar ningún riesgo”, dijo.



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