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Las caravanas de migrantes: una ruta en común para destinos diferentes


2019-10-10

Por Mica Rosenberg, Delphine Schrank y Kristina Cooke | REUTERS

10 oct (Reuters) - Las imágenes eran dramáticas. Migrantes centroamericanos que se desplazaban en masa hacia el norte a través de México: hombres, mujeres y niños que caminaban hasta 50 kilómetros por día, algunos pidiendo aventones o subiéndose a trenes de carga.

Las caravanas de 2018 y principios de este año no fueron las primeras de su tipo, pero sí las más grandes y visibles, ganando atención y tamaño en parte porque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló repetidamente sobre el tema.

La primera ola importante comenzó en la primavera de 2018, en el sur de México, a medida que los migrantes que viajaban por separado se unieron gradualmente, buscando seguridad en grupos de mayor tamaño y la orientación de organizaciones sin fines de lucro en el camino.

En pocos días, cientos se convirtieron en más de 1,000. Sucios, deshidratados y exhaustos llegaron al estado de Oaxaca, donde pararon en una pequeña plaza de la ciudad para descansar.

Solo una fracción hizo el resto del camino en aquel momento. Un par de cientos de migrantes cruzó la frontera cerca de Tijuana para buscar asilo.

Pero el atractivo de las caravanas creció a medida que se corrió la voz por los barrios centroamericanos, las redes sociales y WhatsApp. En octubre, un grupo formado en Honduras ya contaba con 7,000 integrantes o más para cuando llegó al sur de México.

Su crecimiento hizo que la cobertura televisiva se multiplicara y los participantes bautizaron al fenómeno como “el éxodo”.

Trump calificó a la caravana como una “invasión”, un término que resonaría antes y después de las elecciones de mitad de término en Estados Unidos.

“Muchos miembros de pandillas y algunas personas muy malas se mezclan en la Caravana que se dirige a nuestra frontera sur”, escribió Trump en Twitter en octubre de 2018. “Por favor, regresen, no serán admitidos en Estados Unidos a menos que pasen por el proceso legal. ¡Esto es una invasión a nuestro país y nuestro Ejército los estará esperando!”.

Donde Trump y muchos de sus partidarios vieron una amenaza para la seguridad, los defensores de los migrantes vieron una crisis humanitaria resultado de la violencia, la persecución y la pobreza en los países de origen de los migrantes.

Las caravanas encendieron todavía más el feroz debate político sobre cuántos inmigrantes, y de dónde, deberían ser permitidos en Estados Unidos. Esa discusión se ha intensificado en el período previo a las elecciones de 2020, ya que Trump busca cumplir su promesa central de cerrar la frontera a los migrantes mientras busca la reelección.

Pero en los meses transcurridos desde que las caravanas más grandes llegaron a la frontera de Estados Unidos y se dispersaron, la atención pública se ha desplazado principalmente a los migrantes que hicieron el largo camino.

Periodistas de Reuters, que siguieron a las caravanas desde su inicio, continuaron rastreando a los migrantes para ver dónde y cómo terminaron. Frente a una constelación cada vez más compleja y cambiante de políticas estadounidenses destinadas a reducir la inmigración, muchos quedaron atrapados en un territorio incierto del que no han podido salir.

Reuters decidió hacer un perfil de seis migrantes de tres países centroamericanos, basándose en gran medida en sus diferentes antecedentes: hombres y mujeres, jóvenes y mayores, homosexuales y heterosexuales.

Reporteros, fotógrafos y camarógrafos los siguieron a través de detenciones, deportaciones, separaciones familiares y cambios de rumbo, así como también nuevas vidas, esperanzadas pero frágiles, en Estados Unidos.


 



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