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Los obispos católicos respaldan la ordenación de hombres casados en la Amazonía


2019-10-30

Por Jason Horowitz, The New York Times

CIUDAD DEL VATICANO — Una cumbre de obispos católicos romanos reunidos en el Vaticano recomendó el 26 de octubre que el papa Francisco permitiera la ordenación de hombres casados como sacerdotes en la región amazónica, lo que eliminaría una restricción de aproximadamente 1000 años y podría revolucionar el sacerdocio.

Es la primera vez que una agrupación de obispos convocados por un papa ha respaldado un cambio tan importante en la tradición histórica del sacerdocio célibe. La propuesta se limita a las zonas remotas de América del Sur donde hay escasez de sacerdotes, pero podría sentar un precedente para relajar la restricción a los sacerdotes casados en todo el mundo.

Si Francisco, quien ya ha dado señales de apertura sobre el tema, acepta la recomendación de los obispos, convertirá a las zonas remotas de la Amazonía en un laboratorio para la Iglesia católica que mira hacia el hemisferio sur para forjar un futuro con sacerdotes casados y ritos indígenas que se mezclarían con la liturgia tradicional.

Se espera que el papa responda a las propuestas de los obispos a fines de este año.

El documento final de la cumbre, que señala que muchos de los fieles de la región amazónica tienen “enormes dificultades” para recibir la comunión y ver a un sacerdote, propuso “ordenar como sacerdotes a hombres idóneos y apreciados por la comunidad”, que tengan un diaconado permanente “fecundo” y que “reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable”.

“Ningún sacerdote es ordenado sin antes haber sido diácono”, dijo el cardenal Michael Czerny en una conferencia de prensa celebrada en la noche del 26 de octubre. Czerny calificó la totalidad de las propuestas como un gran “cambio pastoral” para la iglesia.

Los partidarios liberales dijeron que el cambio atendería las necesidades insatisfechas de una comunidad remota y expresaron su esperanza de que genere cambios similares en otros lugares. Los opositores conservadores lo definieron como una amenaza a la tradición del sacerdocio, otra señal preocupante de que Francisco estaba dispuesto a diluir la fe para buscar una iglesia más inclusiva, pero menos pura.

La propuesta provino de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica, una reunión de obispos que duró tres semanas y estuvo dedicada a encontrar “nuevos caminos” en la Amazonía. El encuentro cubrió temas tan variados como el medioambiente y la posible ordenación de mujeres como diaconisas.

Los obispos no votaron para permitir que las mujeres se convirtieran en diaconisas, un cambio que, de ser aceptado por Francisco, habría tenido importantes repercusiones teológicas.

Después de la votación del 26 de octubre por la noche, el papa les dijo a los obispos que el Vaticano continuará estudiando el papel de la mujer en los primeros años de la iglesia.

“Todavía no hemos caído en la cuenta de lo que significa la mujer en la Iglesia”, dijo. “El papel de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de la funcionalidad, y eso es lo que hay que seguir trabajando”.

Francisco convocó a los obispos para encontrar estrategias de defensa de los derechos, los recursos naturales y las culturas de los 2,5 millones de personas indígenas repartidas en nueve países: Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa, que constituyen la Amazonía. Los obispos enfatizaron formas más respetuosas de “conversión pastoral” e instaron a la promoción de nuevas iglesias “arraigadas en las culturas y tradiciones”.

Pero la reunión, que se produjo luego de una amplia encuesta entre los católicos en la región, creó una gran tensión en torno al tema de mezclar ritos católicos e indígenas. Dichas tensiones estallaron el 21 de octubre a causa del robo y vandalismo de unas esculturas indígenas en una iglesia en Roma que ha sido utilizada por católicos indígenas (aunque técnicamente no se revindicó, el hecho estuvo aparentemente a cargo de tradicionalistas católicos).

Pero el mayor cambio fue la flexibilización del requisito de celibato.

Como respuesta a una vieja preocupación por la escasez de sacerdotes en una región donde la competencia de los protestantes evangélicos es cada vez más fuerte, 181 obispos votantes y otros prelados recomendaron que la Iglesia permita la ordenación de hombres mayores de carácter comprobado. Solo los sacerdotes ordenados pueden realizar los sacramentos más centrales, como celebrar la misa y escuchar la confesión.

Francisco, quien ha argumentado que la jerarquía debería escuchar más a los obispos locales, ahora tendrá en cuenta esa recomendación. Se espera que emita su propio documento, uno que podría cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema.

Los opositores dijeron que era una desviación radical de la tradición de la Iglesia y una degradación del sacerdocio. El cardenal Marc Ouellet, prefecto de la oficina de obispos del Vaticano, escribió en un nuevo libro que los indígenas dieron la bienvenida al clero a sus comunidades “precisamente por su celibato”, y que suprimir el celibato sacerdotal podría ser “contraproducente para la evangelización”.

Sin embargo, en los días previos a la reunión, y durante todo su debate, muchas personas de la jerarquía eclesiástica argumentaron que había llegado el momento de explorar la suspensión del celibato. Erwin Kräutler, un influyente obispo retirado que una vez dirigió la diócesis amazónica de Xingu, en Brasil, dijo que estimaba que dos tercios de los obispos de la región amazónica estaban a favor.

“Los indígenas no entienden el celibato”, afirmó. “Lo dicen abiertamente, y lo veo. Cuando voy a una aldea indígena, lo primero que preguntan es: ‘¿Dónde está tu esposa?’ y cuando les digo que no tengo una me miran con pena”.

En zonas remotas de la Amazonía hay alrededor de 8000 católicos por cada sacerdote, y es posible que los fieles no vean a un sacerdote durante meses.

El cardenal Beniamino Stella, prefecto del Vaticano de la oficina del clero, ha dicho que ordenar hombres casados ​​podría abordar esa “emergencia sacramental”. Sin embargo, en una conferencia de prensa celebrada el 24 de octubre, también enfatizó que creía que el celibato era un regalo que valía la pena proteger.

Los hombres casados ​​ya sirven como sacerdotes en las iglesias católicas orientales que son leales al papa en el Líbano, Ucrania y otros lugares (aunque no pueden servir como obispos). Y los sacerdotes anglicanos que se convierten y se ordenan en la Iglesia católica pueden seguir casados.

La idea de ordenar a “personas mayores” al sacerdocio para darles a los fieles el acceso a los sacramentos fue promovida por el obispo retirado Fritz Lobinger, de 90 años, quien pasó su carrera en áreas remotas de Sudáfrica. En enero, Francisco citó los libros de Lobinger que defendían a los sacerdotes casados y reconoció que “será un paso de enormes proporciones” y que podría conducir a una discusión sobre la ordenación de mujeres.

El documento de los obispos también pedía una mayor adaptación de los ritos locales a las celebraciones católicas, otra propuesta que los conservadores consideran como un anatema.



Jamileth


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