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La UNAM elige rector con el lastre de la inseguridad


2019-11-07

Por KARINA SUÁREZ | El País

México 7 NOV 2019 - 02:25 CST Lesvy Rivera, Aideé Mendoza, Luis Roberto Malagón. La joven Andrea Vargas no ha olvidado sus nombres, víctimas de la violencia que ha salpicado a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en los últimos tres años. Una bala perdida, un feminicidio, una muerte sin aclarar. Todos, ejemplos de las fisuras de seguridad del centro universitario más grande de América Latina. Vargas, estudiante del quinto semestre de la licenciatura de Ciencias Políticas, ha recordado en voz alta sus nombres para exigir al próximo rector que este tipo de tragedias no vuelvan a ocurrir. “Son un escándalo todos estos casos y la violencia de género que sigue sin ser resuelta”, señala. A sus espaldas se observa una manta con la frase: “contra la imposición del rector”.

La ebullición al interior de los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales discurre en paralelo a la recta final del proceso de elección del próximo rector. Una carrera por el mandato de una casa de estudios con más de 356,000 estudiantes y 41,000 docentes. Los candidatos, el actual rector Enrique Graue, la socióloga Angélica Cuéllar y el jurista Pedro Salazar, serán entrevistados a puerta cerrada en el transcurso de esta semana por los 15 miembros de la junta de gobierno universitario. Una vez examinadas las tres propuestas este grupo dará a conocer el nombre de quien conducirá la vida académica de la UNAM durante los próximos cuatro años.

El proceso de elección ha sacado a relucir los pendientes más urgentes de la universidad. Los episodios de violencia al interior de los diferentes campus universitarios, las recurrentes denuncias de acoso sexual por parte de profesores desde el bachillerato hasta las aulas de posgrado y la relación del centro universitario con la Administración de López Obrador son las principales preocupaciones de la comunidad universitaria.

Graue, que aspira a mantenerse como rector, asegura que la experiencia del último cuatrienio le ha permitido tener un mejor diagnóstico de los escollos que aún faltan por resolver. Su plan de trabajo se concentra en reforzar la vigilancia, aumentar la conectividad en los campus y continuar con los programas de investigación, esto último a pesar de los recientes recortes del presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). “Necesitamos que la Administración actual entienda y entienda bien la importancia que significa la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico para el futuro de la nación”, ha dicho.

La candidata Angélica Cuéllar, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, apela a su experiencia de más de tres décadas al interior de la universidad para promover un viraje en el rumbo de la máxima casa de estudios de México. Una de sus banderas es la creación de un Observatorio de Asuntos de Género. Mientras que el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Pedro Salazar, asegura que su primera tarea como rector sería hacer un análisis minucioso sobre los incidentes de violencia en todas las instalaciones de la UNAM. 

La exigencia de seguridad permea en las 730 hectáreas de extensión en las que se despliega Ciudad Universitaria, al sur de Ciudad de México. Jóvenes de las ramas de ciencias, ingeniería y humanidades coinciden en esta percepeción de una mayor vulnerabilidad en los espacios universitarios. La actual Administración asegura que las medidas de vigilancia se han reforzado: solo en Ciudad Universitaria se tienen instalados 175 postes enlazados a la Central de Atención de Emergencias de la UNAM; además de 62 botones de emergencia localizados al interior de los edificios.

Lucero Velázquez, de 20 años, es escéptica a estos datos. Las historias de robos de sus compañeros en las inmediaciones, la oscuridad que existe en algunas zonas del campus contrastan con dichas cifras. “Cuántos casos no se han dado de feminicidios, violaciones dentro de instalaciones de la UNAM y siempre dicen que no pasa nada y cubren todo”, señala la estudiante de la Facultad de Química.

Angélica García, alumna de la licenciatura de Medicina Veterinaria y Zootecnia, detalla que la inseguridad se agudiza en las instalaciones que la UNAM tiene en otros Estados mexicanos. “Hay muy poca seguridad en los ranchos a los que vamos, a veces solo hay un vigilante por turno en un rancho que a veces son más de 10 hectáreas, hay ranchos en Veracruz, Querétaro o Hidalgo. Una vez en Puebla hubo un secuestro virtual y en Tres Marías (Morelos) amarraron a los profesores y se llevaron borregos”, relata la joven de 21 años.

Braulio Guémez está a un semestre de concluir la carrera de Sociología. El estudiante, de 23 años, considera que el protocolo contra la violencia de género no ha frenado los ataques contra las mujeres, principalmente. Sobre el próximo relevo en la rectoría, Guémez cuestiona la poca información que existe entre los universitarios sobre la elección: “No creo que deba de haber una junta de sabios que decida, debería ser un proceso más democrático porque es algo muy ajeno a la comunidad estudiantil”, concluye.

El desafío del nuevo rector ante el Gobierno de López Obrador
El próximo rector tendrá que trabajar con el Gobierno de López Obrador. Cerca de un 89% de los recursos anuales de la universidad provienen de las partidas federales. Este año el Gobierno asignó una bolsa de 39.778 millones de pesos (2.069 millones de dólares), de un total de 44.942 millones de pesos (2.338 millones de dólares) con los que cuenta la universidad para operar en 2019. 

La investigadora Alma Maldonado señala que la relación de la UNAM con la actual Administración no ha sido sencilla dados los embates de la presidencia a temas como la autonomía, el examen de admisión o el recorte a recursos de la ciencia”, asevera. En esta misma línea, Manuel Gil Antón, profesor del Colegio de México, advierte que los próximos cuatro años serán tensos ante la aspiración de inclusión educativa propuesta por el presidente y su discurso de austeridad. “Quiere tener más personas en la universidad y que no paguen cuotas, eso implica darle más dinero a la UNAM”, sostiene.



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