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La OTAN asume por primera vez como reto colectivo el poderoso ascenso de China


2019-12-04

Lucía Abellán | El País

Londres.- Un breve comunicado conjunto y unos aplausos a puerta cerrada de los líderes aliados en Londres han puesto fin este miércoles a la cumbre en la que la OTAN festejaba su 70º aniversario. En medio de acusaciones cruzadas, amenazas de veto y dudas sobre el papel futuro de la Alianza, los 29 países miembros de la organización han logrado mantener dentro de la sala la armonía que no han exhibido en público. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, compareció al final del encuentro tras haber sellado una declaración conjunta que esboza los desafíos militares a los que se enfrentan. Entre ellos, ha valorado Stoltenberg, los aliados reconocen por primera vez el reto que representa el desarrollo militar y tecnológico de China.

Preguntado sobre las disensiones entre los líderes, Stoltenberg ha tratado de restarles importancia —"los desacuerdos siempre generan más atención que los acuerdos", ha manifestado— y ha puesto en valor los acuerdos: se ha actualizado la protección que brinda la OTAN a los países bálticos, pese a que el líder turco, Recep Tayyip Erdogan amenazó con vetarla, y se ha abierto un proceso de reflexión para afinar la estrategia política de la organización en el futuro próximo.

Stoltenberg se reunió anoche con el presidente turco y hablaron de esos desencuentros. Turquía y su ofensiva en el norte de Siria contra milicias kurdas ha sido uno de los temas espinosos que han precedido a la cumbre. El ex primer ministro noruego ha informado de que los aliados no han discutido sobre cómo se tiene que etiquetar a las milicias del YPG, que Ankara califica de terroristas. La declaración conjunta se limita a afirmar que "el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones sigue siendo una amenaza permanente para todos".

De la cumbre de la OTAN ha salido de igual modo un respaldo, sin mucha precisión, a los planes de proteger a los países bálticos, siempre inquietos por la proximidad de Rusia. Este apoyo corría el riesgo de ser vetado por el presidente turco si la OTAN no calificaba precisamente de "terroristas" a las milicias que operan en el norte sirio. El distanciamiento entre Ankara y el resto de aliados también proviene de la reciente adquisición por parte de Turquía de material militar ruso (los sistemas de defensa antimisiles S-400). Stoltenberg comentó al respecto que estos sistemas nunca podrían formar parte de la defensa de la Alianza.

Sobre los compromisos en el gasto de cada uno de los aliados en la defensa conjunta, otro de los temas calientes puestos sobre la mesa por el presidente estadounidense, Donald Trump —que ha anulado por sorpresa la rueda de prensa prevista al término de la reunión—, la declaración final de la cumbre señala que se está invirtiendo en "nuevas capacidades" y contribuyendo "con más fuerzas a misiones y operaciones". El gasto no estadounidense, según el texto del comunicado final, se ha incrementado en los últimos cinco años, y se ha invertido alrededor de 130,000 millones de dólares más en defensa.  

La OTAN ha cumplido 70 años envuelta en una cacofonía de voces. Antes de arrancar los festejos en Londres, Trump arremetió contra Francia y tildó de “insultantes” los comentarios de su homólogo, Emmanuel Macron, sobre el estado de “muerte cerebral” de la OTAN. Aunque ambos mandatarios rebajaron más tarde el tono en una inusual comparecencia. Las duras críticas que Macron vertió hace unos días sobre la Alianza han soliviantado este martes a Trump, que hasta hace poco era quien más cuestionaba la organización. El presidente estadounidense no dudó en calificar de “insultantes” las declaraciones de Macron.

Una reunión sin representación de la UE

El encuentro de líderes en Londres rompe una breve tradición que se había instaurado en las últimas citas de alto nivel de la Alianza: invitar a los mandatarios de las instituciones europeas. Aunque los presidentes de la Comisión, el Consejo y el Parlamento no participan en ningún órgano de la OTAN, la cúpula de la UE había asistido a encuentros informales celebrados en los márgenes de las citas aliadas tanto el año pasado, en Bruselas, como en 2017, en Varsovia. En la capital polaca incluso se firmó una declaración conjunta de cooperación entre las dos instituciones, hoy algo ensombrecida por los continuos choques entre el presidente Trump y buena parte de sus socios europeos.

Fuentes diplomáticas restan importancia a estas ausencias y argumentan que se trata de una sesión de trabajo corta —formalmente, solo durante la mañana de este miércoles— con motivo del 70º aniversario de la organización. Se da la circunstancia, además, de que el país organizador de este acto es el Reino Unido, que planea —si no hay nuevos retrasos— abandonar la UE el 31 de enero.

Junto con los últimos puntos de fricción, es de esperar que la reunión de líderes aborde también el debate que ha monopolizado el discurso de la OTAN desde la llegada al poder de Trump: el incremento de los gastos militares. El líder estadounidense se ha mostrado este martes más conciliador que otras veces en este terreno al mencionar los esfuerzos de sus aliados para alcanzar el 2% del PIB de gasto militar nacional en 2024. Hoy son nueve los aliados que alcanzan ese porcentaje. Aun así, Trump aludió a “un par de países” que no llegan al 1% de su PIB. Se trata de España, cuyo gasto se sitúa en el 0,92%, y a Bélgica, que registra una centésima más (y descontado Luxemburgo, que solo destina un 0,56%).

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, enfatizará que España participa en todas las misiones de la OTAN y abogará por adaptar la Alianza a los nuevos retos, según las fuentes gubernamentales consultadas. Además de asistir en la noche del martes a la recepción que la reina Isabel II ofreció en el Palacio de Buckingham para los líderes aliados, Sánchez tiene previstas este miércoles reuniones bilaterales con los mandatarios de Macedonia del Norte —el país que probablemente se convierta en el 30º miembro de la Alianza—, Holanda, Canadá, Islandia y Turquía. España prevé mantener en territorio turco —en la frontera con Siria— las baterías de misiles antiaéreos Patriot que desplegó en 2015 para proteger al país de la guerra siria, en el marco de la cooperación de la OTAN. El compromiso expiraba este mes, pero el Gobierno planea renovarlo.



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