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Adviento en el Siglo XXI
Guadalupe García Ya es Adviento otra vez, estamos a las puertas de la Navidad y desde hace tiempo me vengo dando cuenta de que esta fiesta cada vez se celebra más “por lo civil”, vaciándose de su verdadero sentido, que es absolutamente cristiano. Me explico, aunque seguro que me has entendido: hace unos días Carlos Herrera dijo en su programa algo así como que “cada vez es más difícil encontrar al Niño Jesús en los belenes”. Y es verdad, hay artistas que realizan belenes tan artísticos y modernos que resulta difícil ver la Navidad en ellos. Fui a un supermercado a comprar calendarios de adviento de esos que tienes ventanitas con chocolatinas para mis hijos y me costó un rato encontrar alguno que tuviera un belén como dibujo. Había de películas, de Papá Noel y de lo que quisieras pero de la Navidad de verdad había pocos. Y es que esta sociedad nuestra se ha olvidado de que la Navidad es una fiesta cristiana 100%, ¡es el cumpleaños de Cristo!, eso es lo que celebramos y lo que nos mueve a hacer fiesta, reuniones de familia y amigos, comidas especiales y regalos. El Adviento es un tiempo litúrgico que nuestra madre la Iglesia nos ofrece para prepararnos por dentro para el nacimiento de Cristo, para el acontecimiento más grande de la Humanidad: Dios Todopoderoso decide hacerse hombre para resultar absolutamente cercano a todos los hombres de todos los tiempos. Y lo hace como todos los hombres: naciendo de una mujer. Por eso el Adviento es un tiempo de dulce espera, como lo es la espera de la madre gestante que se prepara para el nacimiento de su hijo. No suelo pensar en la Virgen María durante el adviento, y resulta que sin Ella no habría existido ni adviento, ni Navidad, ni Semana Santa ni cristianismo ni nada. Gracias a su sí generoso al Señor hoy tú y yo podemos celebrar la Navidad. ¿Lo habías pensado alguna vez? Y tampoco pienso en San José, pobrecillo, siempre en 2º plano. Sin él, Jesús no habría tenido una familia de verdad, no habría aprendido un oficio, no habría sido como fue, porque Dios quiso contar con la respuesta libre y generosa de este hombre y de esta mujer para realizar su plan de salvación. En este adviento te propongo que pienses en María y José preparando el nacimiento de Jesús y siguiendo su ejemplo seas generoso con Dios, limpies tu alma de todo rastro de pecado y le prepares el lugar más bonito y acogedor donde Él desee nacer y quedarse. ¡Venga!, tienes aún 3 semanas para hacerlo. Haz un examen de conciencia a fondo y ve a confesarte, vacíate de ti mismo y de todo lo feo que hay en tu corazón y ofrécele a Jesús bebé lo mejor de ti para que no le pase como en Belén, que nadie tenía sitio para Él. Dios siempre es mucho más generoso que nosotros y si tú te le entregas todo entero… ¡ni te imaginas lo que Él te dará! JMRS |
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