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Cárdenas desmitifica al mesías


2019-12-09

Por Beatriz Pagés | Revista Siempre

Tres grandes personajes de la vida política y cultural de América Latina opinaron en una misma semana sobre el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

El escritor Mario Vargas Llosa, el expresidente de Uruguay José Mujica y el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, describieron en tres palabras al presidente de México.

Al Premio Nobel de Literatura se le vino encima la censura y la intolerancia de la 4T cuando dijo que el populismo autoritario del nuevo régimen podría regresar al país a la “dictadura perfecta”.

Vargas Llosa acuñó esa frase en 1990 cuando el escritor Octavio Paz lo invitó a participar en un programa de Televisa titulado El siglo XX: la experiencia de la libertad.

Fue en ese espacio cuando el Nobel de Literatura dijo: “Espero no parecer demasiado inelegante por decir lo que voy a decir… Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas… México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México. Es la dictadura camuflada. Tiene las características de la dictadura: la permanencia no de un hombre, pero sí de un partido”.

Tal vez, en esta ocasión, el peruano se contuvo para decir que México estaba a punto de pasar de la “dictadura perfecta” a la simple dictadura.

El expresidente de Uruguay José Mujica, pese a su prudencia y parquedad natural, dijo más que si hubiera emitido mil palabras: “No quiero hablar de López Obrador, porque no me conviene hablar. Porque tengo que respetar. Desearle suerte y comprensión al pueblo mexicano…”

Mujica, uno de los líderes más icónicos de la izquierda latinoamericana, pudo haber dicho que se identificaba plenamente con el cambio que dice estar promoviendo el gobierno, y no lo hizo. Pudo haber reconocido el liderazgo de López Obrador, la cantidad de votos que obtuvo, su lucha para combatir la corrupción, su intención de acabar con los pobres regalando dinero, y tampoco lo hizo.

¿Qué trató de decirnos Pepe Mujica con su silencio? ¿Qué pensará ese político formado en la guerrilla, apresado cuatro voces, que estuvo quince años en la cárcel y se dedicó desde la presidencia a reconciliar a su país, de un presidente dedicado a dividir, insultar y a marginar a los mexicanos que no están de acuerdo con él?

¿Qué dirá ese luchador social, culto, de voz suave y conceptos profundos, de alguien que no alcanza a distinguir entre la realidad y sus obsesiones? ¿En qué categoría pondrá –como hijo de vascos e italianos– a quien alimenta su resentimiento –500 años después– con la sangre vertida durante la Conquista?

Sin duda, el respeto del expresidente de Uruguay hacia México contrastó con el insolente activismo del asilado Evo Morales en el país.

Cuauhtémoc Cárdenas, sin proponérselo, puso la pincelada final al cuadro. En entrevista con el periódico español El País, hizo una declaración lapidaria: “No veo al gobierno de López Obrador como la izquierda de México”.

Las palabras del representante de la izquierda histórica son una descalificación política y moral a la ideología que dice representar la Cuarta Transformación.

Cuando Cárdenas dice que López Obrador no es de izquierda, lo arroja de manera automática en dos posibles basureros: en el neoliberalismo –que tanto critica el presidente– o en una peligrosa autocracia anodina, confusa y deshilvanada.

Pero el ingeniero se guardó el dardo para el final. Cuando la periodista Cecilia Ballesteros le pregunta si López Obrador es cardenista, el hijo del Tata lanza un tiro en el corazón de la vanidad presidencial: “No veo que nadie esté al mismo nivel que los personajes que aparecen en el emblema de Morena: Hidalgo, Morelos, Juárez y Lázaro Cárdenas”.

Lo que traducido significa: Quien pretenda hacerle creer a los mexicanos que la Cuarta Transformación equivale a la Independencia, la Reforma o la Revolución, miente o se equivoca.

Cuauhtémoc Cárdenas reaparece como la única conciencia moral que tiene la fuerza para desmitificar al mesías.



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