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En el juicio político a Donald Trump, los senadores enfrentan cabos sueltos


2020-01-17

Por Peter Baker, The New York Times

Las entrevistas de Lev Parnas, cercano al abogado personal del presidente de Estados Unidos, así como documentos publicados por investigadores del congreso muestran que aún hay mucho por descubrir en el caso.

Para cuando el Senado estadounidense inició los juicios políticos de Andrew Johnson y Bill Clinton, sus miembros ya conocían bastante bien los hechos de las acusaciones que se habían planteado en contra de los presidentes. Ninguno tuvo que ver The Rachel Maddow Show para enterarse de algo que no supiera ya.

Sin embargo, para cuando los senadores se reunieron formalmente el 16 de enero como tribunal para el juicio político en el caso de Donald John Trump, seguían surgiendo nuevas revelaciones, y muchas preguntas importantes permanecían sin respuesta. Las entrevistas recientes que otorgó Lev Parnas, empresario nacido en la antigua Unión Soviética y socio de Rudolph W. Giuliani —el abogado personal del presidente—, así como los documentos publicados por los investigadores de la Cámara de Representantes, solo han reafirmado la certeza de que hay mucho que aún no se sabe.

Es posible que nada de esto influya en el resultado, incluso si se da a conocer más información en las próximas semanas. En su mayoría, los miembros del cuasijurado que prestaron juramento el 16 de enero para hacer “justicia imparcial”, ya han dado señales de su parcialidad. Además, lo que se ha documentado hasta ahora esboza un retrato bastante claro de los esfuerzos que Trump llevó a cabo para presionar a Ucrania a fin de conseguir información incriminatoria sobre sus rivales políticos, aunque eso constituya o no una causa para su destitución.

No obstante, aún hay tantos cabos sueltos por atar que la historia se siente incompleta. ¿Acaso Trump sabía “todo lo que estaba sucediendo”, como dijo Parnas en una entrevista con The New York Times el mismo día en que apareció en el programa de Maddow en MSNBC? ¿Es verdad que un embajador estadounidense que estaba en la mira de Trump fue vigilado por un socio errático de Parnas, como lo indican los mensajes de texto?

Un hecho que destacó la inestabilidad de la historia fue la publicación de un nuevo informe condenatorio el 16 de enero por parte de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos (GAO, por su sigla en inglés), un organismo independiente. El informe concluyó que la oficina del presupuesto federal violó la ley federal al suspender, por órdenes de Trump, la asistencia en materia de seguridad para Ucrania, incluso cuando el presidente y sus socios estaban presionando a la antigua república soviética para que les ayudara a vencer a los demócratas. La evidencia presentada por la oficina de rendición de cuentas podría ser considerada relevante en un juicio separado que, en parte, está tratando la suspensión de la ayuda.

Además, la disposición a testificar que expresó John Bolton —el exasesor de seguridad nacional del presidente que denunció en privado el “negocio de drogas” geopolítico que orquestaron los otros asesores de Trump— solo enfatiza que muchos de los actores clave de esta trama de intrigas aún no han revelado públicamente lo que saben.

Al igual que casi todo lo que sucede en Washington a últimas fechas, la información faltante se ve a través de lentes sumamente distintas que dependen de la perspectiva política del espectador.

Para los demócratas, las revelaciones de Parnas y la disposición de Bolton a testificar solo apuntalan su argumento a favor de convocar testigos durante el juicio en el Senado, que se pondrá en marcha oficialmente el martes 21 de enero. Si la mayoría republicana liderada por el senador Mitch McConnell de Kentucky se rehúsa a hacerlo, los demócratas dicen que estará perpetuando el encubrimiento de un presidente corrupto.

“Tanto las revelaciones sobre Parnas como la opinión de la GAO validan nuestra insistencia en que haya testigos y documentos en el juicio”, les dijo a los reporteros el senador Chuck Schumer de Nueva York, líder de la minoría demócrata en el Senado. “En particular, la opinión de la GAO deja en claro que los documentos que solicitamos en nuestra carta al líder republicano McConnell, se necesitan más ahora que cuando los solicitamos el mes pasado. Porque, en pocas palabras, el presidente Trump infringió la ley”.

Para los republicanos, la serie de declaraciones y divulgaciones de estos días son prueba de que los demócratas de la Cámara de Representantes presentaron una investigación mal hecha que no era lo suficientemente exhaustiva y se precipitaron a convocar una votación partidista. Los republicanos afirman que el Senado no tiene por qué encargarse de lo que la Cámara de Representantes no logró hacer.

“Esto los hace ver muy descuidados”, dijo Solomon L. Wisenberg, asesor independiente adjunto durante la investigación que fundamentó la impugnación y el juicio político de Clinton hace 21 años. “Creo que debieron haberse organizado mejor”.

Wisenberg dijo que los demócratas de la Cámara de Representantes debieron haber autorizado una investigación de juicio político y emitido citatorios para Bolton y cualquier otra persona que quisieran interrogar. “Así no estarían metidos en este lío”, comentó.

De una u otra manera, es evidente que el Senado va a iniciar el juicio en una posición muy distinta a la de 1868, cuando dictó la sentencia de Johnson, o la de 1999, cuando consideró las acusaciones contra Clinton. Al final, ambos fueron declarados inocentes.

A grandes rasgos, el caso de Johnson se basó en dos alegatos: que despidió indebidamente al secretario de Guerra y que difamó al congreso en una serie de discursos. En ambas instancias, los hechos jamás se pusieron en tela de juicio, solo la legitimidad de sus acciones.

En el caso de Clinton, los investigadores del abogado independiente Ken Starr ya habían entrevistado a todos los testigos relevantes que pudieron para cuando el congreso estadounidense se ocupó del asunto, y la tarea del Senado en realidad consistió en interpretar los hechos y decidir si equivalían a delitos graves dignos de destitución.

En el caso de Trump, no hubo un fiscal especial que investigara el tema de Ucrania, así que fue responsabilidad de la Cámara de Representantes averiguar los detalles de lo que sucedió. Sin embargo, el presidente se rehusó a entregar documentos y trató de bloquear el testimonio de asesores actuales y retirados. Eso hizo que los demócratas tomaran la decisión estratégica de no esperar a una larga batalla en el tribunal para obtener las declaraciones de testigos claves como Bolton; argumentaron que la evidencia que ya habían recabado era suficiente para justificar los artículos del juico político.

No obstante, dijeron que esta decisión no debería impedir que el Senado intente llegar a la verdad.

En el caso de Clinton, la lucha se enfocó en los testigos que ya habían declarado durante el gran jurado de Starr y no tenían más información nueva que aportar durante el juicio en el Senado. Rehusarse a escuchar a Bolton o a otros que no han declarado, como Mick Mulvaney, el jefe de Gabinete en funciones de la Casa Blanca, significa que los senadores decidirán si Trump es culpable o inocente sin acceso a la versión más completa de los hechos.

Después de quejarse en la cámara baja de que los testigos que declararon ofrecieron, en su mayoría, testimonios de segunda mano o rumores, los republicanos ahora estarían en posición de descartar testimonios de asesores que sí tienen información de primera mano.

“Parece claro que el Senado tendrá que llamar a testigos si se va a descubrir el resto de la historia”, dijo Byron L. Dorgan, un demócrata de Dakota del Norte que era senador durante el juicio a Clinton.

Aun así, existe un riesgo para los demócratas que están a cargo de enjuiciar al presidente. De cierta forma, Parnas solo amplifica lo que ya se sabe de otras pruebas y en la medida en que pueda usarse en contra de Trump; su credibilidad podría ponerse en duda puesto que se le ha imputado por infracciones al sistema de financiamiento de campañas.

En cuanto a Bolton, nadie sabe con certeza lo que diría si llegara a testificar. Si bien otros funcionarios lo describieron como crítico de la campaña de presión en contra de Ucrania, no se sabe si implicaría o exoneraría al presidente. Se fue de la Casa Blanca en términos amargos y ha criticado algunas de las decisiones del presidente en materia de política exterior, pero no se ha convertido en un detractor de Trump y, en privado, algunos demócratas están nerviosos por su posible testimonio.

Incluso si no consiguen a los testigos y documentos que quieren, los demócratas argumentan que las revelaciones más recientes de Parnas y el informe GAO indican que las acusaciones de la Cámara de Representantes no estaban erradas.

“Todo lo que escuchamos ahora demuestra que la cámara no se equivocó”, dijo Robert F. Bauer, profesor de Derecho en la Universidad de New York y quien fue el abogado principal para los demócratas del Senado durante el juicio a Clinton. “Al contrario de lo que afirma el Senado, hay una confirmación de que los artículos planteados por la Cámara de Representantes están bien fundamentados”.

Sin embargo, es posible que al final no haga mucha diferencia. En su mente, la mayoría de los senadores y la mayoría de los ciudadanos parecen haber llegado a un veredicto acerca de las acciones de Trump; desde el momento en que comenzaron las audiencias en la Cámara de Representantes, las encuestas mostraron que los estadounidenses estaban divididos casi de manera equitativa y que sus opiniones no variaban con los testimonios de un bando o del otro.

Algunos republicanos aseguran que la información adicional no afectaría el resultado, pues en su opinión los artículos de destitución simplemente no constituyen altos crímenes y delitos menores y dejarían un precedente muy bajo para presidentes futuros. Más mensajes de texto de Parnas o denuncias legales sobre el proceso que se usó para suspender la ayuda a Ucrania, dijeron, no cambiaría eso.

“Mi opinión es que, sean cuales sean los hechos, estos dos artículos están tan sujetos a abusos futuros que el Senado debería desestimarlos”, dijo John C. Danforth, un republicano moderado de Missouri que sirvió en el Senado. “Esto proviene de un republicano que ha sido abiertamente crítico con Trump”.
 



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