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Muguruza va a por todas


2020-01-27

Por ALEJANDRO CIRIZA | El País

Melbourne 27 ENE 2020 - 04:53 CST Es lunes, arranca el día en Melbourne y en la estación de Flinders, situada en el corazón de la ciudad, varios aficionados se disponen a coger el tranvía en dirección a Melbourne Park ataviados con camisetas de los Lakers y el 24 a la espalda. Impacta en la familia del tenis la noticia de la muerte del baloncestista Kobe Bryant, cómo no. Y se expresan en las redes Rafael Nadal, Novak Djokovic y tantos otros y otras, entre ellas Garbiñe Muguruza. Esta (doble 6-3 a Kiki Bertens, en 1h 08m) le conoció hace un par de años durante la ceremonia de los Oscars y guarda un grato recuerdo, plasmado en una foto en la que aparece junto a él, sonriente.

“Me he levantado con varios mensajes y me he quedado en shock”, contaba a los enviados especiales; “coincidimos un par de veces y era una persona muy dulce. Le gustaba mucho el tenis. Cuando nos conocimos yo pensaba que él no tendría ni idea de mí, pero enseguida me comentó varias cosas”.

Le entristece la noticia, pero sonreía a mediodía, cuando se deshizo de la holandesa Bertens y desembarcó con fuerza en los cuartos de final del grande australiano, estación que abordó en 2017. Hacía dos años también, cuando conoció al malogrado Kobe, que no llegaba tan lejos en un major; fue en París, sobre la arena. Ahora progresa sobre el cemento de Melbourne, luego su candidatura a hacer algo importante empieza a coger más y más forma. Se pasa del runrún y de hablar con la boca pequeña a decirse abiertamente: jugando así, ¿por qué no va a ganar Garbiñe?

“¿Sorprendida? No, no estoy sorprendida. Estoy contenta de volver a estar en una situación especial”, contestó a un reportero argentino. “No me desespero, para nada. Al final, el trabajo ha estado ahí, simplemente hay que ser paciente. No hay tantos jugadores que hagan cada año finales y semifinales, así que tengo que esperar mi momento”, prolongó seria, “superconcentrada”.

Se repite el fabuloso tono de la ronda anterior, contra Elina Svitolina. De nuevo hay control, autoridad y exhibición de facultados. Paso a paso, dice ella, pero va como un tiro Muguruza. El arranque no es más que un espejismo, porque la holandesa (10 del mundo y novena cabeza de serie) le rompe el servicio, pero la respuesta es inmediata y la reprimenda severa. Impone su juego desde el fondo la hispano-venezolana, cambiando direcciones y meneando a su rival de forma pendular, de un lado a otro. Bertens, va cediendo, arrodillándose. Sabe que hoy tiene muy poco que hacer.

Muguruza le tritura al resto su segundo servicio (33%) y multiplica el suyo hasta rozar la perfección con los primeros. Tres puntos, entregó solo. Otra vez, Garbiñe se desenvuelve bien en la red (8/10), aunque fragua la victoria desde la línea de fondo. De nuevo se ve electricidad y un puntito de rabia, como si estuviese jugando para saldar cuentas pendientes. Consigo misma, seguramente. En forma de vendaval, se impone y ahora se jugará una plaza en las semifinales con la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, superior a Angelique Kerber (6-7, 7-6 y 6-2) y tutelada por su anterior preparador, el francés Sam Sumyk.

Los duelos Barty-Kvitova, Kenin-Jabeur y Kontaveit-Halep completan el mapa de los cuartos. Frente a una de las últimas se mediría Muguruza en el caso de seguir carburando. Como broche, otra mirada al banquillo, puño en alto; Conchita Martínez devuelve el apretón de dientes. “Thanks, thanks, thanks, thanks”, agradece a los cuatro costados de la pista central. Paso a paso, pero a Garbiñe se le cayó la máscara: a este nivel, todo es posible, por muy rocambolesca que parezca la situación. Aunque ella se ciña a la prudencia, la candidatura ya está encima de la mesa. ¿Por qué no?



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