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¿Qué es el brexit? Y ¿qué va a pasar ahora?


2020-01-31

Por Benjamin Mueller, The New York Times

Una guía con lo básico del brexit, el atribulado plan de Gran Bretaña para abandonar la Unión Europea.

Ya viene brexit.

Después de tres años de regateo con el parlamento británico, de convulsiones en la cúpula gubernamental y súplicas a Bruselas para atrasar la salida, Gran Bretaña da vuelta a la página y pone fin a casi medio siglo de vínculos cercanos con Europa el 31 de enero.

La separación con la Unión Europea quedó sellada cuando el Partido Conservador del primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, obtuvo una victoria aplastante en la elección general de diciembre. Eso le dio a Johnson la mayoría parlamentaria que necesitaba para aprobar la legislación a principios de enero que fijara las condiciones para la partida de Gran Bretaña, un objetivo que su antecesora, Theresa May, no logró en varias ocasiones. Los parlamentarios europeos le dieron al plan su bendición más tarde.

Johnson, un impetuoso defensor de la retirada, ahora guiará a la nación a través de la etapa más crítica del brexit: las negociaciones comerciales que determinarán qué tan vinculado quedará Gran Bretaña con el bloque europeo.

Poco cambiará de la noche a la mañana. A la medianoche del 31 de enero en Bruselas —11 de la noche en Londres, un recordatorio de que fue la Unión Europea la que fijó los términos de la partida— Gran Bretaña comenzará una transición de once meses en la que seguirá cumpliendo con las reglas y regulación del bloque mientras decide qué tipo de brexit seguirá.

Lo que finalmente surge mientras Gran Bretaña se despide de la Unión Europea podría determinar el curso de la nación y su lugar en el mundo durante décadas. A continuación presentamos una guía básica al brexit: qué es, cómo se convirtió en un lío político y de qué forma podría resolverse.

Empecemos por el principio

¿Por qué se le dice “brexit”?

Brexit —contracción de las palabras Bretaña y salir, exit, en inglés—, se convirtió en la abreviatura preferida de la propuesta de que Gran Bretaña se separe de la Unión Europea y cambie su relación con el bloque en materia de comercio, seguridad y migración.

Gran Bretaña ha estado debatiendo los pros y los contras de la membresía a una comunidad europea de naciones casi desde el momento en que se planteó la idea. Realizó su primer referéndum sobre la membresía a lo que entonces se llamaba la Comunidad Económica Europea en 1975, menos de tres años después de su adhesión. En ese momento, el 67 por ciento de los votantes apoyaba pertenecer al bloque.

Pero el debate no terminó ahí.

En 2013, el entonces primer ministro, David Cameron, prometió un referéndum nacional en torno a la membresía a la Unión Europea con la idea de zanjar el asunto de una vez por todas. Las opciones presentadas a los votantes eran amplias y vagas —Quedarse o Irse— y Cameron estaba convencido de que Quedarse ganaría sin problemas.

Fue un grave error de cálculo.

Cuando los británicos acudieron a las urnas el 23 de junio de 2016, una crisis de refugiados había convertido la migración en un tema candente en toda Europa. Mientras tanto, la campaña por Irse fue acusada de que se había basado en mentiras y violado las leyes electorales.

Al final, resultó que el 52 por ciento de los votantes apoyaban abandonar el bloque, a pesar de que esto no estuviera bien definido.

¿Fue el fin del debate? Difícilmente.

Los defensores del brexit habían pospuesto la enredada pregunta de lo que vendría después. Incluso ahora que Gran Bretaña ha establecido los términos de su partida, aún no está claro qué tipo de relación con la Unión Europea quiere para el futuro, un asunto que podría ser tan divisivo como el debate sobre la retirada.

¿Cómo se distribuyó el voto?

La mayoría de los votantes en Inglaterra y Gales apoyaron el brexit, sobre todo en zonas rurales y ciudades más pequeñas. Eso logró aventajar el apoyo mayoritario de los votantes de Londres, Escocia e Irlanda del Norte a quedarse en el bloque.

Los jóvenes votaron sobre todo por quedarse mientras que los mayores querían irse.

¿Por qué es tan importante?

Europa es el mercado más importante para las exportaciones de Gran Bretaña y su mayor fuente de inversión extranjera, mientras que la membresía en el bloque ha ayudado a Londres a consolidar su posición como centro financiero global.

Cada tanto, las principales empresas han anunciado que abandonan Gran Bretaña debido al brexit o al menos han amenazado con hacerlo. Entre las compañías que piensan en reubicarse está Airbus, que emplea a 14,000 personas y apoya a más de 100,000 otros trabajos.

El gobierno ha proyectado que, en 15 años, la economía del país sería de un 4 al 9 por ciento menor si Gran Bretaña dejara la Unión Europea que si se quedara, dependiendo del modo en que se dé la salida.

Theresa May había prometido que Brexit pondría fin al libre movimiento, es decir, al derecho de las personas en el resto de Europa a trabajar y vivir en Gran Bretaña. Era un triunfo para la clase trabajadora, muchos de quienes consideran que la migración amenaza sus empleos. Pero poner fin al libre movimiento sería recíproco y esto desanimaba a los jóvenes británicos que desean estudiar o trabajar en el extranjero.

¿Por qué se puso como fecha límite el 31 de enero?

Antes de que el parlamento aprobara el acuerdo de retirada de Johnson en enero, la única otra decisión que estaba clara sobre el brexit era el aviso formal de 2017 de que se marchaban según el artículo 50 del Tratado de Lisboa de la Unión Europea, un proceso legal que estableció un plazo de dos años para la salida. Eso hizo que el 29 de marzo de 2019 fuera la fecha formal del divorcio.

Pero la salida se demoró cuando quedó claro que los legisladores conservadores de línea dura a favor del brexit no aceptarían el plan de retirada de May, que, dijeron, dejaría a Gran Bretaña atrapada en el mercado europeo.

La Unión Europea acordó mover la fecha al 12 de abril. Pero el nuevo plazo no logró mayor acuerdo en Londres y May se vio obligada otra vez a pedir más tiempo. Esta vez, los líderes europeos insistieron en un plazo mayor y pusieron como fecha el 31 de octubre.

Johnson asumió el poder en julio y prometió que para entonces, con o sin acuerdo, el país estaría fuera del bloque. Pero los parlamentarios de oposición y algunos rebeldes de su partido se apoderaron del proceso del brexit y se organizaron para bloquear una salida sin acuerdo, lo que habría dejado a Gran Bretaña sin un colchón para amortiguar el golpe de una separación súbita.

Eso forzó a que Johnson pidiera una extensión, algo que dijo que “prefería estar muerto en una zanja” a hacer. Los líderes europeos acordaron darle un plazo de tres meses, hasta el 31 de enero de 2020, mientras Gran Bretaña sopesaba sus alternativas.

Al final, Johnson persuadió a suficientes legisladores de la oposición para que aceptaran una elección general anticipada. Su Partido Conservador ganó una mayoría de 80 escaños, la mayor desde Margaret Thatcher en 1987.

¿Qué pasará ahora?

Aunque el 31 de enero marca un hito simbólico, es simplemente el comienzo de un capítulo potencialmente más volátil de un divorcio turbulento, en el que los líderes políticos y empresariales discuten cómo será el brexit.

Cada camino conlleva riesgos para Johnson, más aún después de una elección en la que lo apoyaron los votantes de antiguos bastiones del laborismo en el norte y centro de Inglaterra, quienes, se espera, sufrirán al instalarse las barreras comerciales con Europa.

Y el tiempo corre: el final del período de transición es el 31 de diciembre. Cualquier solicitud para extender ese plazo deberá hacerse antes de junio.

Sin embargo, Johnson ha prometido en varias ocasiones completar la salida a finales de año. Si cumple con su palabra, Gran Bretaña y la Unión Europea tendrán que llegar a un acuerdo que regule el comercio a través del Canal de la Mancha de manera acelerada. (Por ejemplo, renegociar el acuerdo comercial entre Canadá y la Unión Europea de 2016 tomó siete años).

También habrá negociaciones sobre el comercio de bienes manufacturados y servicios, que conforman gran parte de la economía británica. Si las partes no logran un acuerdo, así sea uno limitado que deje para el año siguiente algunos asuntos, Gran Bretaña saldría disparada del bloque sin acuerdo, lo cual abriría la puerta a aranceles e interrupción fronteriza, un escenario similar al del brexit sin acuerdo que los legisladores han temido desde hace mucho.

Entre los puntos de desacuerdo estará el deseo de Johnson de separarse de los estándares laborales, ambientales y de seguridad europeos. Cuanta más distancia ponga Gran Bretaña entre sus reglas y las de Europa —han dicho los líderes del bloque— más dificultarán el acceso de Gran Bretaña al mercado europeo. Cualquier restricción de ese tipo amenazaría los empleos británicos, ya que muchos de ellos dependen de clientes europeos.



Jamileth


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