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“A las mujeres en Arabia Saudí se nos da ahora el beneficio de la duda”


2020-03-06

Por RUT DE LAS HERAS BRETÍN | El País

Madrid - 06 MAR 2020 - 14:19CST Que una mañana cualquiera una mujer se dirija en coche a su puesto de trabajo puede ser un acto cotidiano, una declaración de intenciones o las dos cosas a la vez. Esto último es lo que hace Haifaa Al Mansour en la primera escena de La candidata perfecta, que se estrena este viernes en España.

La directora saudí, nacida hace 45 años en Al Zulfi, a unos 300 kilometros al noroeste de Riad, quiere mostrar los cambios y los conatos de apertura que está viviendo su país. Así, un acto cotidiano como que la protagonista conduzca se transforma en un símbolo —estaba prohibido para las mujeres hasta junio de 2018—. Que ella, la doctora Maryam, lleve niqab y solo se le vean los ojos, es otro. Y que el Centro de Urgencias en el que trabaja esté en medio de un barrizal con difícil acceso, otro más. “Las cosas están cambiando”, asegura la cineasta, “pero despacio”.

Al Mansour achaca esa velocidad lenta al peso de la tradición. “La ley permite a las mujeres conducir, moverse libremente. Pero muchas veces son las familias las que no lo ven bien, las que les ponen trabas a sus hijas”. Su película vuelve a ser, como ya lo fue La bicicleta verde (2012), una historia de mujeres de su país. De profesionales jóvenes con sueños y objetivos que cumplir. “Es necesario que se cuenten y se conozcan las historias de las saudís”, explicaba el miércoles a EL PAÍS en Casa Árabe, en Madrid. Ciudad donde ha presentado la película y, además de la promoción que conlleva un estreno, también ha tenido encuentros con el público —adulto y estudiantes— tras ver el filme.

Maryam es una mujer joven que quiere mejorar profesionalmente y que también se da cuenta de las mejoras que necesita su comunidad. Se desespera a diario al sufrir las dificultades de acceso al hospital. Toma las riendas de su promoción profesional y las del intento de asfaltar el camino para los enfermos, trabajadores y ambulancias. Pero, ese camino, que también tiene parte metafórica no es fácil. No deja de ser una mujer en un país donde necesita el permiso de su “guardián” para viajar; donde hombres y mujeres conviven segregados, si se permite el oxímoron. Donde la protagonista al presentarse al Consejo Municipal y querer ser “una candidata útil para todos”, no solo para las mujeres, tiene que dirigirse a los hombres a través de una pantalla porque no puede compartir espacio con ellos. Esto genera escenas que llevan al absurdo de estar separados por una simple cortina y que los problemas técnicos no permitan que pueda dar un mitin en condiciones.

Afirma la realizadora que su película es feminista, pero que ella también hace cine para que el público se divierta y que le gusta jugar con el humor. Y ante situaciones sin sentido, a ojos europeos, que pueden generar alguna sonrisa en los espectadores, aparece el refranero y ese “entre broma y broma, la verdad asoma”. A veces no solo se asoma, sino que se muestra desnuda. A pesar del buenismo del filme.

La candidata perfecta, que se estrenará en Arabia Saudí en mayo, ha recibido financiación del Gobierno a través del Consejo de Cine que pertenece al Consejo Nacional de Cultura, un intento de fomentar y mostrar esta cara del país, tapada por ellos mismos durante años. Hasta 2017 no hubo salas de exhibición comercial y, aunque hoy haya conciertos de estrellas internacionales, la música pasó por las mismas circunstancias. Al Mansour explica que uno de los requisitos que tenía que cumplir para recibir esta subvención era contratar a personal de Arabia Saudí, técnicos jóvenes a quien enseñar, ya que uno de los objetivos de este consejo es formar profesionales.

¿Hasta qué punto el Gobierno interviene en la película? “Tiene que aprobar el guion”, afirma y explica que ella ya sabe lo que está haciendo. “Sé donde vengo, voy a hacer una historia que van a aceptar. Tienes que ser lógico, intento contar una historia respetuosa, que no agreda. Se consigue más desde el diálogo que desde el enfrentamiento”.

A Corea del Sur no le ha ido mal mostrándose a través de sus películas, el caso de Arabia Saudí es muy diferente y está por ver. La realizadora sabe que la losa de la tradición es muy pesada y está muy presente.

Se buscan minorías
Su familia, como la que retrata en el filme, fue muy abierta, su padre nunca la obligó a llevar velo. No sintió discriminación en su familia, “nos trataban igual a hermanos y a hermanas”. Eran 12. En cuanto a la discriminación por ser mujer, la que se vive en cualquier lugar del mundo, asegura que ha tenido mucha suerte porque llegó a Estados Unidos —donde vive actualmente— con los movimientos feministas muy presentes, “estamos en el momento Me Too. Ahora Hollywood quiere diversidad, que mujeres de distintas culturas y razas sean parte de la industria cinematográfica. No dudo de que hay prejuicios, estoy segura de que muchos piensan que no soy tan buena como otros, pero al menos, ahora, nos otorgan el beneficio de la duda”. Se buscan minorías. También a las profesionales saudíes empieza a concedérseles el beneficio de la duda. En la película, un anciano no quiere ser tratado por una médica bajo ningún concepto, es su nieto el que le dice “déjala que lo intente”.

La cineasta fue minoría en el pasado Festival de Venecia, donde solo dos películas de la Sección Oficial eran dirigidas por mujeres, una de ellas, La candidata perfecta. Al Mansour reconoce su alegría cuando se enteró, pero a la vez señala que, por supuesto, la falta de mujeres en la industria cinematográfica no es un problema de festivales, es un problema de fondo. “Los mejores guiones se los dan a grandes directores, con más experiencia, que llevan más años que nosotras. Los grandes presupuestos también van para ellos. Esa es la diferencia que no tenemos los mismos medios, las mismas oportunidades, si fuera así, tendríamos más presencia en festivales”

“Es hora de que vean a lo que se enfrentan”, dice Maryam al querer contar su programa a sus votantes hombres. Lo afirma Al Mansour. A pesar del barrizal que sigue rodeando el hospital, ¿también metáfora?



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