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La contracampaña electoral de Donald Trump


2020-03-10

YOLANDA MONGE | El País

Primero el objetivo fue Bernie Sanders, ya que sus buenos resultados en Iowa, New Hampshire y Nevada parecían convertirle en el candidato a batir. Por entonces, Donald Trump tildaba al senador de Vermont de “loco” y “socialista” (sí, el término es peyorativo en la política norteamericana), entre otros muchos adjetivos calificativos. Pero con la resurrección de Joe Biden tras las primarias de Carolina del Sur y su gran resultado en el supermartes, tanto el presidente como su campaña de reelección han girado el foco de sus ataques hacia el antiguo vicepresidente de Barack Obama.

La contracampaña electoral de Trump se basa en desarrollar una total operación de descrédito que cale entre los votantes y que ya fue utilizada contra Hillary Clinton en 2016, cuando se puso en duda la salud física de la aspirante demócrata a la Casa Blanca. Antiguos asesores de la ex secretaria de Estado ya han advertido al equipo de Biden que necesitan tomarse el asunto con la máxima seriedad. “Biden no está respondiendo a las agresiones verbales y necesita hacerlo porque estos chismes calan en la opinión pública”, explica Philippe Reines, principal consejero de Clinton en 2016.

El mandatario ha cuestionado de forma continuada la capacidad de Biden, de 77 años, hasta el punto de declarar en sus mítines que, de ser elegido, el demócrata acabará por gobernar el país desde un asilo de ancianos. En esos ataques también se incluyen referencias a las meteduras de pata del exsenador. “No quiero ser demasiado crítico”, explicaba con ironía Trump la pasada semana durante una entrevista en Fox News. “Pero para ser sincero, nunca he visto una cosa igual”, declaraba el magnate sobre el exvicepresidente. Ese mismo argumento se repite como un eco por asesores, amigos y familiares del presidente: Biden está gagá.

Las insinuaciones, de mayor o menor calado, se elevaron al límite el pasado fin de semana cuando, según informa Politico, el presidente cuestionó en su residencia de descanso de Florida ante más de 500 mecenas del Partido Republicano la capacidad mental de Joe Biden. De repente, ya no solo se trataba del famoso calificativo con el que desde hace mucho tiempo Trump califica al exvicepresidente, Sleepy Joe (adormilado, aletargado). Trump iba un paso mucho más allá y polemizaba también en Twitter al escribir que Biden no sabía ni dónde estaba ni en qué día vivía o lo que estaba haciendo. “Francamente, ni siquiera creo que sepa por qué cargo está compitiendo”.

Trump ponía ejemplos que, en su opinión, probaban la incapacidad de Biden para enfrentarse a los rigores de una campaña electoral y por supuesto para acceder a la presidencia. Citaba el presidente el error que cometió el candidato demócrata cuando durante el último debate en Columbia (Carolina del Sur) dijo que desde 2007 habían muerto por armas de fuego más de 150 millones de norteamericanos. También entró en la lista de equivocaciones mencionadas por el mandatario cuando Biden confundió en el escenario de su victoria del supermartes a su mujer con su hermana al presentarlas.

Y, por supuesto: Ucrania. Cuando el tres veces candidato a la nominación demócrata vive sus días de gloria, Trump se ha marcado en su agenda de contracampaña utilizar “todo el tiempo” y convertir en “un asunto principal” la desacreditación de Hunter, hijo de Biden, por su papel en una empresa gasística de Ucrania. Los republicanos a su vez han insistido en que redoblarán sus investigaciones sobre los Biden y Burisma, la antes citada empresa. Lo que no menciona ni el mandatario ni los republicanos es que Trump fue sometido a un impeachment por intentar forzar que un Gobierno extranjero investigara a su rival político.

En uno de sus últimos tuits, lanzado ya de lleno a la hipérbole, Trump ha calificado la Administración de Barack Obama y Joe Biden como “la más corrupta de la historia”. Para Jennifer Palmieri, directora de comunicación de la campaña de Clinton en 2016, citada por Politico, los ataques que lleva lanzando Trump desde hace meses tendrán resultados muy cuestionables entre los votantes demócratas e independientes. “El equipo de campaña de Trump ha estado golpeando duro a Biden y su familia durante más de un año y no parece que haya hecho mella en los votantes”, explica Palmieri, que añade que si acaso ha sucedido lo contrario.

Por el momento, los insultos continúan, y no solo a Biden. Desde Sanders hasta los candidatos que ya se han retirado -como Mike Bloomberg, de quien el presidente dijo que lo único que se llevaba de la campaña era el mote que él mismo le había puesto: mini Mike- forman parte del epicentro de las agresiones de Trump. Lo que sí ha variado es el cese de grandes mítines en las ciudades donde se celebran primarias. Ya sea como consecuencia de querer evitar grandes aglomeraciones debido a la epidemia de coronavirus o como estrategia, por primera vez en muchos meses no habrá ningún mitin de Donald Trump en los Estados de Michigan, Idaho, Dakota del Norte, Misuri, Misisipi y Washington, donde se celebran las primarias este martes. En todos los anteriores caucus, Trump se empleó a fondo en el Estado que designaba ganador a la nominación.



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