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La guerra en los precios del petróleo agrava la fragilidad de un México estancado


2020-03-10

JON MARTÍN CULLELL | El País

Las turbulencias en los mercados financieros encuentran a México debilitado y a medio vestir. La reducción de los precios del petróleo amenaza con agravar el estancamiento de la segunda economía latinoamericana, cuyo PIB cayó un 0,1% en 2019, y abrir un boquete en sus finanzas públicas, que dependen en parte de su producción de hidrocarburos. Este lunes la Bolsa mexicana ha caído más del 6%, la peor jornada desde la crisis financiera de 2008; el peso se ha depreciado en torno a 5% hasta las 21 unidades por dólar, la peor cifra en tres años; y la mezcla de crudo mexicano se ha desplomado un 31% hasta los 24 dólares, su precio más bajo desde 2016. El desplome del mercado petrolero sacude al país en un momento crítico, una semana y media después de que la estatal Pemex reportara pérdidas de 18,000 millones de dólares en 2019 por la disminución de las ventas y de la producción de crudo.

Con esta jornada negra, la incertidumbre que pesa sobre la economía mexicana sube de peldaño. En 2019, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, en el ámbito internacional, y los cambios de regulación promovidos por la Administración de Andrés Manuel López Obrador en mercados como el energético, provocaron un incremento del nerviosismo entre los inversionistas. La caída en el PIB y la fragilidad de Pemex marcaron el primer año de Gobierno. A eso se suma ahora la crisis del coronavirus, con siete casos en México, y sus coletazos, el batacazo en el precio del petróleo, un punto crítico para Pemex y los presupuestos del Gobierno mexicano, y del peso. El Banco de México y la Secretaría de Hacienda han ampliado este lunes el programa de subastas cambiarias de 20,000 millones de dólares a 30,000 para intentar mitigar la volatilidad de la moneda.

Para el diseño del presupuesto de 2020, la Secretaría de Hacienda proyectó un 18% de ingresos procedentes del sector petrolero. Lo hizo con un estimación de 1,9 millones de barriles diarios y un precio de 49 dólares cada uno. Esos dos supuestos penden de un hilo. El año pasado la producción cayó un 7.4% y se situó en los 1,6 millones de barriles. En cuanto al precio del barril, este lunes cayó en la mayor bajada desde la Guerra del Golfo de 1991. El frustrado intento de negociación entre la OPEP y Rusia para recortar la oferta ha desatado el temor de una guerra de precios.

La mezcla mexicana, con un precio típicamente más bajo a la de otros países debido a su pesadez, puede salir mal parada de esta lucha. La caída reduce la rentabilidad de la producción y, en el caso de los campos en aguas profundas, prácticamente la elimina por los altos costos que involucra su extracción. “No se ve claro que Pemex llegue al nivel de producción previsto para este año y, aunque produzcan, puede no ser rentable”, sostiene el analista Carlos González, del Grupo Financiero Monex.

El Gobierno cuenta con un cojín relativo. En 2020 contrató seguros por valor de 20,000 millones de pesos, unos 1,000 millones de dólares, que cubren un precio de 49 dólares el barril y lo protegen de caídas repentinas por debajo de ese umbral. Sin embargo, Hacienda no ha desvelado cuántos barriles están cubiertos. “No queremos que el mercado sepa cuándo México va al mercado a comprar, porque eso nos encarece las primas", dijo el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, en enero. Carlos Serrano, economista jefe del BBVA en México, cree que “no se ha cubierto la totalidad de la producción”. "Ante esa duda, no sabemos qué tan expuestas quedan las finanzas públicas”, señala.

Aunque el boquete que puede dejar la disminución de ingresos es difícil de estimar, Serrano ve lejano el cumplimiento de las metas de déficit fiscal para este año y apunta al problema que supone la dependencia fiscal en el petróleo. “No puede ser tan importante para el gasto público. Es urgente una reforma fiscal que disminuya esa dependencia”, señala. Hasta ahora, el presidente ha pospuesto cualquier cambio del sistema tributario hasta la segunda mitad del sexenio, es decir, dentro de dos años. Entretanto, el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, un instrumento al que el Gobierno puede echar mano cuando los ingresos son menores de lo previstos, está medio vacío. Según la economista Valeria Moy este monedero para tiempos de crisis se está utilizando de manera inadecuada. “Se quemó la mitad del fondo en 2019, un año en que no pasó nada. Estaba diseñado para casos como lo que estamos viendo esta semana”, dice.

En este marco, aumentan las dudas sobre la calificación crediticia de Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, que el Gobierno se ha propuesto “rescatar” tras años de declive. Fitch rebajó en junio la calificación del bono al grado especulativo. Las otras dos grandes agencias, Moody’s y S&P, mantienen por ahora el grado de inversión, aunque esto puede cambiar en los próximos meses debido al deterioro de las perspectivas económicas. La analista Gabriela Siller ve probable otras rebajas. “Que una segunda agencia reduzca la calificación al grado especulativo, implicaría salidas masivas de capital e incrementaría la probabilidad de un recorte de la calificación de la deuda soberana de México”, señala.

Para López Obrador, la fortaleza del peso frente al dólar ha sido una referencia constante en los últimos meses, un leitmotiv que ha esgrimido para despejar las dudas crecientes sobre la economía mexicana. La volatilidad de la moneda esta semana, con una caída que la deja en mínimos desde 2017, poco antes de la llegada de Donald Trump al poder, pone en duda esa premisa. Aun así, el presidente se ha mostrado este lunes confiado en una recuperación: “Pensamos que vamos a recuperarnos (…) estoy optimista porque tenemos finanzas públicas sanas, buenas reservas y no tenemos déficit fiscal”, ha señalado.

La recuperación de la moneda no tiene un horizonte claro. Gabriela Siller opina que a corto plazo es poco probable un retorno a la cotización de alrededor de 18 pesos el dólar alcanzado el mes pasado. “Va a seguir cotizando con una alta volatilidad”. Todo dependerá del éxito en la contención del coronavirus -China ha asegurado que lo peor de la epidemia ha pasado, pero los casos siguen al alza en Europa y América- y de la persistencia de Arabia Saudí en su guerra de precios para forzar la mano de Rusia.



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