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México pierde en dos semanas el empleo creado en 2019 en un ambiente de tensión entre el Gobierno y los empresarios


2020-04-08

Por LUIS PABLO BEAUREGARD | El País

Los estragos de la crisis económica causada por la covid-19 comienzan a notarse en México. Las autoridades han informado este miércoles de la pérdida de 346,800 empleos entre el 13 de marzo y el 6 de abril. Los empleos destruidos en estas dos semanas representan más del trabajo creado durante todo 2019 (342.077 empleos), el primer año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La cifra añade aún más dudas a la meta fijada el domingo por el mandatario en un criticado plan de reactivación económica que promete crear dos millones de empleos para finales de 2020, un año donde la economía nacional se contraerá. Desde entonces, la relación del Gobierno con los empresarios se ha ido tensando y en el clima se percibe un ambiente de ruptura entre las partes.

Luisa María Alcalde, secretaria de Trabajo y Previsión Social, ha admitido esta mañana que cerca de 150,000 trabajadores se sumaron a la lista de desempleo en los seis primeros días de abril. Las microempresas, que tienen entre uno y cinco empleados, son las que mejor han resistido el complejo panorama que la covid-19 ha dibujado para la economía. Las empresas que van de 50 a 1,000 trabajadores son las que más han despedido. “Aquellas empresas que tienen mayor capacidad de resistencia son las primeras que ante esta emergencia han separado a los trabajadores”, ha anunciado Alcalde, quien recordó que no existe “fundamento legal” para los despidos durante la contingencia.

Algunas de estas empresas obligadas a reducir su personal son del giro de la construcción, servicios y comercios. Las dedicadas al turismo también han encajado un duro golpe, según la información revelada por la Secretaría de Trabajo. 21 empresas registradas en el Estado de Quintana Roo, en el caribe mexicano, han reducido masivamente sus plantillas en estos días. Entre ellas se encuentra el popular parque de Xcaret, que despidió a 699 empleados y el Mayan Palace, un socorrido resort del turista extranjero en la Riviera Maya, que ha separado a 2.390 personas. Grupo Posadas, que controla 120 hoteles en todo el país, también despidió a 1.021 trabajadores. Grupo Coppel, radicado en el norteño Estado de Sinaloa, recortó 1.146 puestos de trabajo en su red de más de 1,000 tiendas departamentales.

López Obrador lleva tres días defendiendo el programa con el que hará frente a la crisis, que ha adelantado los apoyos sociales de varios meses a ocho millones de adultos mayores y al lanzamiento de un millón de microcréditos hasta por 25,000 pesos, algo más de 1,000 dólares. La cifra no auxilia a las grandes empresas.

Los empresarios llevan días lanzando un SOS. Este martes, Carlos Salazar Lomelín, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) dijo a sus socios que esperaba que la realidad haga reaccionar pronto al presidente. “Necesitamos ser escuchados”, dijo a una docena de dirigentes del organismo mediante una teleconferencia. “Si llega a 10% la caída del PIB y a un millón de desempleados el único responsable es el que cerró la puerta”, añadió en referencia al no que recibieron de López Obrador a la propuesta de diferir el pago de impuestos en 12 pagos.

El presidente ha asegurado que la propuesta del empresariado era inviable porque pedían al Gobierno endeudarse. López Obrador descartó una ruptura: “sencillamente no estamos de acuerdo con el plan de rescate que ellos proponen, porque consideramos que debemos primero atender a los más necesitados”. El mandatario, no obstante, contraatacó esta mañana pidiendo a 15 grandes compañías pagar adeudos tributarios por 50,000 millones de pesos, unos 2,000 millones de dólares. “Si los cobráramos podríamos entregar tres millones [de créditos], pero si se llega a acuerdos y abonan 25,000 millones, pues ya son dos millones de créditos”, ha dicho en su conferencia matutina. Y ha recordado que el lunes su plan contó con el respaldo de tres de los hombres más ricos del país: Carlos Slim, el magnate de Grupo Carso; Alberto Bailleres, de Grupo BAL ; y Germán Larrea, de Grupo México.

La presión del empresariado, sin embargo, va en aumento. Los poderosos industriales de Monterrey también han pedido al presidente en una larga reunión de tres horas un plan concreto de cero despidos y cero cierre de empresas. Para ello es imprescindible que el Gobierno inyecte liquidez, como ha hecho Estados Unidos, que ha dedicado 15% de su PIB a estímulos. Alemania ha ido más allá, con el 20%. López Obrador ha invertido cerca del 2%, un monto que los empresarios consideran insuficiente. El tirante diálogo entre ambas partes continuará mientras la crisis se profundiza. De momento no hay una sola señal que indique que alguien cambiará de postura.



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