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Las buenas intenciones para combatir el coronavirus no sirven


2020-05-04

José María Jordán

“Cuando actuemos será demasiado tarde”

Nos enfrentamos a la crisis sanitaria por el coronavirus sin un líder capaz de organizar una respuesta eficaz debidamente coordinada. Sobran dirigentes en cuya suma de todos no vemos decisiones ni medidas eficientes para proteger debidamente a la población y cuando verdaderamente queramos actuar pertinentemente será demasiado tarde. Hay muchos flancos descubiertos a la propensión de que las infecciones sean masivas.

A la falta de ese liderazgo hay que agregar la insuficiente infraestructura sanitaria y la falta de equipos, insumos y personal médico. Sobre todo, la ausencia de medidas anticipadas de prevención. Sino fuera por el auxilio de China para abastecernos de lo básico y elemental: mascarillas, respiradores, guantes, equipamiento de protección para médicos y enfermeras; México estaría francamente descubierto y en el ojo del huracán.

En la batalla contra el coronavirus se ha visto que, no solo México, sino toda la humanidad, carece de líderes eficientes y capaces, precisamente cuando las circunstancias más los reclaman y es de lamentar esta penuria. Basta con mencionar a los Estados Unidos y a su presidente, Donald Trump, que aparte de incapaz para enfrentar la pandemia, se da a conocer como uno de los más tontos enfrentando la crisis sanitaria, sugiriendo la aberrante idea de inyectar desinfectantes para combatir el COVID-19.

Aquí en nuestro país el presidente López Obrador llego a decir que unas estampitas religiosas son para él una protección efectiva contra el virus y (a la chita callando) las sugirió.  

México está ya en la fase 3, la más aguda de la pandemia del coronavirus con idénticas o más dificultades que países que ya pasaron por ese período, pero sin hacer caso de las experiencias combativas.

“Es probable que en México llegue a haber hasta 700,000 casos potencialmente mortales de la COVID-19, y el país solo tiene 5,500 respiradores”, según recalca una publicación en el New York Times.

López-Gatell, subsecretario de Salud, hace sus estimaciones sobre una metodología epidemiológica conocida como la que llama “Centinela”, que utiliza un método como si se tratara de una encuesta, con los datos de 375 unidades de salud para realizar una apreciación de casos, pero este sistema calcula que los contagiados pueden ser 8.8 veces más. Así que, sobre esta estimación, tomando en cuenta los 23,471 contagiados el día de hoy, habría 206,544 personas contagiadas. El número de muertos asciende a 2,154. De tal forma la tasa de mortandad sobre los contagios equivale al 9.17 por ciento. Además, las cifras que informa la Secretaría de Salud han sido varias veces cuestionadas y están en tela de duda. No toma en cuenta los contagios y fallecimientos de casos aislados y desconocidos que no se dan dentro de los hospitales. Los expertos en epidemiología no gubernamentales, académicos, alertan de que no se están contabilizando correctamente todas las muertes por coronavirus que se reportan. Si se hiciera una estimación real de casos no detectados podría haber muchísimos más infectados de los que oficialmente se dice.

Tomando en cuenta estos factores de contagiados y los casos estimados, con relación al porcentaje de mortandad, se estarían estimando no menos de 18,940 posibles fallecimientos; si las cifras actuales se detuvieran, pero la expectativa es que sigan ascendiendo vertiginosamente. Por lo cual las estimaciones que hace el periódico The New York Times pudieran resultar ciertas y cumplirse, que se basan en la experiencia en otros países y el ritmo ascendente de la propagación en México.  

Cito textualmente una última información que publicó el periódico “El País”:

“México se desliza por la curva de contagios a diferentes velocidades. Hay regiones que apenas empiezan a registrar brotes, mientras que en otras la epidemia ya es una realidad. México aguarda el pico de la pandemia entre dudas acerca de la capacidad de su sistema sanitario, que con el paso de los días avanza hacia la saturación en la capital. La incertidumbre sobre la fuerza con que golpeara el virus en las próximas semanas y la aceleración de la curva de contagios mantiene en vilo al Gobierno”.

Qué hacer entonces, porque el propósito de este reportaje no es para criticar las acciones improvisadas de las autoridades sanitarias sobre la crisis están enfrentando, sino para mostrar las estrategias y soluciones que han experimentado otros países, pioneros en esta pandemia, como China, los países europeos y Estados Unidos, tomando en cuenta las acciones y opiniones de los expertos virólogos.

Para ello sería suficiente informarse de los reportes científicos que diariamente se publican.

Solamente vamos a citar unos cuantos ejemplos de lo que no se ha hecho aquí en nuestro país, y lo que se debió haber hecho desde hace tiempo. Lo que ignoran nuestros “expertos” epidemiológicos, las experiencias de otros países para prevenir los contagios y enfrentar la crisis sanitaria.

Lo que los médicos en el frente de batalla desearían haber sabido hace un mes.

“Lo que creíamos que sabíamos, no lo sabemos”, dijo Nile Cemalovic, médico de cuidados intensivos del Centro Médico Lincoln en el Bronx.

A diferencia de países como España, Italia y Estados Unidos, que ocupan los tres primeros lugares en muertes y contagios por el coronavirus, China, Singapur y Corea del Sur, han contenido el virus con éxito.

De las observaciones y sugerencias que podemos hacer, cobre lo que  se hace, y lo que no se hace aquí en México anotamos las siguientes:

Primero: La campaña publicitaria “Quédate en Casa” más bien se percibe como una orden autoritaria y no cumple la intención que pretende. No es explicativa del porqué. Bastaría agregar “Quédate en Casa… para que no te contagies”. El decir “para que no contagies a los demás” sale sobrando y no es el caso, porque la persona ya está infectada estaría en un hospital o simplemente no saldría de su casa. Subrayar además la insuficiencia hospitalaria y de personal médico, que los hospitales resultan insuficientes para atender a los infectados, y se corre el riesgo de no ser atendido, como muchos han muerto por este motivo. Así que el “no salir de tu casa” es por tu bien, por cuidarte, y bajo esta advertencia no hay otra razón más que esa. Basta con enumerar algunos de los focos de infección, tales como: el aire, los transportes, supermercados, tiendas. El virus puede transmitirse cuando una persona infectada exhala, tose o estornuda, y también puede propagarse a través de superficies contaminadas, como las manijas de las puertas, etc.

Haría falta una autentica campaña de concientización ciudadana para prevenir y prepararse para enfrentar el contagio del coronavirus.A continuación seencuentran unos reportajes de las experiencias de otros países que han implementado para combatir el enemigo invisible, así como algunas recomendaciones que despejan muchas dudas y orientan sobre la prevención de contagios. (click sobre los títulos).

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Segundo: Hasta ahora, nadie, ninguno de los que hayan sido infectados por el coronavirus, podría determinar con exactitud quién lo contagió o en donde fue. Tampoco se puede precisar quién puede estar contagiado a nuestro alrededor. El virus es invisible y no se manifiesta inmediatamente, aparece lentamente, entre 2 y 14 días.

PRUEBAS, TEST

Anthony Fauci, virólogo de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, dice, por su experiencia de las últimas semanas en el epicentro de la epidemia viral en Nueva York: “entre el 25 y el 50% de los infectados posiblemente no exhiban síntomas, o sea que nunca se puede saber si la persona junto a uno en la caja del supermercado es contagiosa”.

“Si uno se hace la prueba hoy, eso no significa que mañana o al otro día o al otro o al otro uno puede tener contacto con alguien que ni siquiera sabe que está infectado y creer que dio negativo”.

Llama la atención la falta de pruebas insuficientes y casi nulas para detectar casos de contagios. México ocupa el último lugar dentro de los demás países en donde se realizan como medio de localización para descubrir personas contagiadas. Según la OCDE, por un millón de personas se realizan 4,000 pruebas. Esto quiere decir que por cada 1,000 habitantes se realizan 4 pruebas. El resto, 996 personas son excluidas.

Tercero: Se difunde en spots de radio y televisión, en cartulinas, en medios masivos de comunicación, el uso de mascarillas o cubrebocas, pero es el colmo que no las pueda uno conseguir en una farmacia, donde además hasta los antibacteriales llegan a escasear. Se sabe que el metro o en algunas terminales de autobuses las están regalando, pero quién quisiera, sin necesidad, ir a esas estaciones a que le regalen una mascarilla, donde además son lugares de mayor riesgo de contagio. El gobierno se ufana de haber recibido grandes cargamentos de esos insumos, específicamente de china, pero no se le ha ocurrido dotar y distribuirlas en las farmacias. Menos aún se le ocurrió promover la fabricación de las mismas en tantos talleres de costura que existen. Tenemos que importarlos desde china.

Cuarto: Uno de los mayores focos de infección se da en los billetes y monedas en circulación. El nuevo coronavirus puede durar entre 1 y 2 días en superficies de madera, ropa o vidrio y hasta más de cuatro días en plásticos, billetes, mascarillas quirúrgicas y en el acero inoxidable, según informes científicos. En china, inmediatamente después de que apareció el COVID-19, puso en cuarentena no solo a algunas poblaciones, sino que además puso en marcha un proceso en el que limpia y deja en cuarentena los billetes de banco usados con el objetivo de limitar la propagación de la epidemia, utilizando rayos ultravioletas o altas temperaturas para desinfectar los billetes antes de sellarlos y aislarlos durante siete o catorce días. Luego los billetes pueden volver a ponerse en circulación. Por si fuera poco, realizó además "una emisión de emergencia" de nuevos billetes por un importe de 4,000 millones de yuanes (530 millones de euros, 575 millones de dólares) para la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia.

Sin embargo, aquí a los “epidemiológicos y virólogos”, ni siquiera se han percatado de esta medida preventiva y combativa, menos al Banco de México se le ha ocurrido hacer lo mismo y seguir el ejemplo chino.

Por eso insisto en que no se trata de descubrir el hilo negro, solamente de tomar en cuenta las experiencias de otros países, ejemplos constructivos.

Quinto: Remitiéndonos también a China. De esta información todos tuvimos conocimiento y fue motivo de asombro: cómo China logró levantar un hospital en Whan, cuna del coronavirus, para dar respuesta a la alerta sanitaria, en tan solo 10 días. ¿Cómo se pudo levantar en tan poco tiempo un centro médico con 1,000 camas? Fueron suficientes 10 días de trabajos intensivos, rapidez de ejecución con responsabilidad, eficiencia, eficacia, profesionalismo, solidaridad, mucho de lo que aquí nos falta. No es que ellos sean rápidos, es que nosotros somos lentos, ineficientes, políticos incapaces. "Lo habitual en nuestro país es tardar seis años en acabar un hospital con apenas 200 camas”.

Sexto: Una simple idea para ahorrarnos tiempo, que en estos momentos vale oro frente el agravamiento de la pandemia y la convulsión que se avecina. Porqué al presidente López Obrador o a cualquiera de sus cercanos asesores, no se les ha ocurrido, ante la emergencia, carencia e insuficiencia sanitaria, convertir la ex residencia presidencial de Los Pinos, ahora llamado “Complejo Cultural”, y convertirlo en un mega hospital para atender la demanda que se aproxima de infraestructura médica, de lo que más carecemos. Nos ahorraríamos mucho tiempo, dinero y sería un buen ejemplo de austeridad y solidaridad con los “pobres” propensos a la letal pandemia. ¿Por qué no? Solo habría que equiparlo y el espacio es suficiente para 2,000 camas, en una superficie de 56,000 metros cuadrados. Quedaría, además, posteriormente, como un Centro Médico moderno que tanta falta nos hace, dado que el actual Siglo XXI ya es insuficiente para el crecimiento actual de la población.

Séptimo: Un ejemplo más, de los franceses. “Francia recurre a sus trenes rápidos en lucha contra el coronavirus. El TGV convertido en Unidad de Cuidados Intensivos es apenas una pieza de la movilización nacional de trenes, helicópteros, jets e incluso un buque militar, desplegados en Francia para aliviar hospitales congestionados y trasladar a cientos de pacientes y personal médico dentro y fuera de los focos de infección”. Este es el tipo de movilizaciones y recursos que entran en escena para hacer frente a la emergencia en otros países.

Este recuento de hechos y experiencias que sirvan para que las autoridades sanitarias en nuestro país las tomen en cuenta, para que no se quiebren la cabeza en descubrir el hilo negro.

"Coronavirus", una epidemia desconocida para muchos hace sólo tres meses, ahora forma parte ahora de la vida cotidiana de millones de mexicanos, y los médicos aprenden cada día un poco más sobre esta enfermedad que ha puesto de cabeza a la ciencia médica y a la economía mundial.



JMRS


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