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“Me preocupa el coronavirus, pero más la brutalidad policial”


2020-06-09

Antonia Laborde, El País

Washington vivió el sábado una “nueva normalidad” que dista mucho de la que recomiendan los expertos en salud. En dos de las arterias más frecuentadas por los jóvenes en la capital, en la calle 16 y la U, hordas de manifestantes en contra de la violencia policial hacia los negros transitaban sin respetar la distancia social que desde hace meses sugieren las autoridades para evitar la propagación del coronavirus. Desde las terrazas de los restaurantes, los cientos de comensales les tomaban fotografías en una noche primaveral donde el único indicio de que el país está atravesando por una pandemia que ha causado más de 112,000 muertes era que los que protestaban llevaban mascarillas. “Me preocupa contagiarme, pero me puede matar eso o la brutalidad policial, por eso quiero hacer escuchar mi voz”, decía Dell, un agente de seguros de 29 años, afroamericano, una de las comunidades más golpeadas por el virus en Estados Unidos.

La mayor ola de protestas raciales en las últimas cinco décadas ha dejado en segundo plano la pandemia que ha tenido al país enclaustrado desde mediados de marzo. Aunque los 50 Estados han comenzado a reabrir gradualmente, continúan las recomendaciones de guardar una distancia social de un metro y medio y evitar las aglomeraciones. “Desgraciadamente creo que existe la posibilidad de que [las manifestaciones] se conviertan en un evento semilla [del virus], especialmente en zonas urbanas en las que ha habido un contagio importante”, lamentó el doctor Robert Redfield, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) durante una comparecencia el pasado jueves ante un comité de la Cámara de Representantes.

Redfield sugirió que las personas que asisten a las protestas le digan a sus seres queridos que salieron a lugares públicos y que se hagan la prueba para detectar si contrajeron el virus en los próximos tres a siete días de haber participado. Las manifestaciones son “la configuración perfecta para la propagación del virus en el sentido de crear puntos que podrían convertirse en algunas oleadas”, alertó en la radio WTOP-FM el epidemiólogo Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y figura clave en la respuesta a la pandemia en la Casa Blanca.

En varias ciudades del país, incluida Washington, la policía ha lanzado gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, lo que provoca que la gente comience a toser descontroladamente, aumentando las posibilidades de propagación del coronavirus. La doctora Jessica Justman, epidemióloga y especialista en enfermedades infecciosas del centro ICAP en Columbia, recomienda, además de usar la mascarilla en todo momento, voltear la cara si ven a alguien tosiendo y aguantar la respiración por 20 segundos.

“Es posible que parte del país, entre un 20 a un 25%, ya haya generado anticuerpos y resulte que, como esperamos que se compruebe, finalmente sean inmunes y eso ayude a que no se propague tanto”, comenta Justman desde Nueva York. Remarca que es imposible saber si se verán nuevos picos dentro de las próximas semanas debido a las protestas, pero sí sugiere que en caso de que ocurran, las autoridades estatales se vuelvan a replantear el avance de las fases para la vuelta a la normalidad. “Las pruebas de diagnóstico están más disponibles que hace dos meses y eso puede ayudar a que la interpretación de los nuevos casos sea más interesante. Si hay más testeos, seguro habrá más casos que antes, cuando alguien solo podía acceder a uno si estaba muy enfermo”, plantea.

Entre las miles de personas que han salido a protestar este fin de semana en Washington -como en las grandes ciudades del país-, la mayoría cubría su rostro y en varios puntos de la capital estadounidense repartían gratis gel desinfectante, además de agua y golosinas. “No estoy preocupada de si me infecto con covid, es importante que hagamos todo lo que está a nuestro alcance para defender que ‘la vida de los negros importa’. Los problemas raciales en este país son mucho más grandes que el coronavirus”, sostiene Lian, de 31 años, asiática-americana. Kenneth, su novio, de 33, comparte la necesidad de salir a la calle en un momento como este, pero reconoce que está preocupado de contraer el virus y por eso usa mascarilla.



Jamileth


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