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«Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda»


2020-06-15

Evangelio, Mateo 5, 38-42

«No hagan resistencia al hombre malo»

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda”.

Reflexión

S.S. Francisco

«Jesús invita a amar y a hacer el bien»

En nuestra vida existen circunstancias de las cuales no podemos tener el control, sin embargo sí contamos con la libertad interior de responder a estas con amor. Hacernos vulnerables es uno de los riesgos que hemos de tomar para poder amar. La Iglesia está construida por personas que han sido capaces de donarse a sí mismas, sacrificando sus planes y haciéndose vulnerables. Pensemos por ejemplo en María quien supo renunciar a sus planes para cumplir la voluntad de Dios, en los apóstoles que dejaron todo para seguir a Jesús y en tantos otros mártires y santos que han sabido responder con amor a tantas adversidades que han encontrado en este mundo. Responder de esta forma es posible no por nuestras propias fuerzas, sino por la ayuda de Dios, en donde encontramos el amor más sincero, auténtico, gratuito, paciente e incondicional, dispuesto a dar la vida por nosotros a pesar de recibir todo maltrato y desprecio.

Sin personas generosas y disponibles a amar como Jesús, la Iglesia no estaría de pie. Hoy el espíritu continua inspirando nuestras almas el anhelo profundo de poder ser testigo de su amor y a responder no con los criterios de este mundo sino con los criterios del corazón de Jesús. Pidamos a Jesús que nos ayude a formar corazón como el suyo. Sagrado Corazón de Jesús, ¡haz mi corazón semejante al tuyo!

«Jesús invita a amar y a hacer el bien; que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas: es un mandato a una benevolencia activa, desinteresada y extraordinaria con respecto a quienes nos hirieron. Pero no se queda allí, también nos pide que los bendigamos y oremos por ellos; es decir, que nuestro decir sobre ellos sea un bien-decir, generador de vida y no de muerte, que pronunciemos sus nombres no para el insulto o la venganza sino para inaugurar un nuevo vínculo para la paz. La vara que el Maestro nos propone es alta. Con esta invitación, Jesús quiere clausurar para siempre la práctica tan corriente —de ayer y de hoy— de ser cristianos y vivir bajo la ley del talión. No se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la “equidad” de la violencia. No puedo seguir a Jesús si el orden que promuevo y vivo es el “ojo por ojo, diente por diente”».



JMRS


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