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A puñetazos por no llevar un cubrebocas: la nueva guerra estadounidense


2020-07-02

Por Jonah Engel Bromwich | The New York Times

Por estos días, en cualquier lugar de Estados Unidos, es común que alguien se despierte, salga de su casa y se enzarce en una fuerte discusión con un extraño sobre el uso de las mascarillas.

Los gerentes de los supermercados han empezado a capacitar al personal sobre cómo manejar a los clientes que comienzan a gritar. Las peleas a puñetazos estallan en las tiendas de conveniencia. Algunos restaurantes han llegado a decir que preferirían cerrar antes que enfrentarse a la ira de los estadounidenses que creen que las mascarillas —que ayudan a prevenir la propagación del coronavirus— afectan su libertad.

Joe Rogers, de 47 años y residente de Dallas, dijo que la semana pasada tuvo una pelea física debido al tema de las mascarillas.

Dice que en la fila de un Mini-Mart, vio a un cliente detrás de él que no llevaba puesto el cubrebocas, por lo que empezó a mover su cabeza en señal de desaprobación. El hombre le preguntó por qué lo estaba mirando y Rogers, nuevamente, sacudió la cabeza.

“Yo me pongo un protector facial completo, la careta que usan cuando rocían pesticidas”, dijo. “Él agarró mi máscara e intentó quitármela”. Rogers dice que por “instinto natural” levantó la mano y tiró al hombre al suelo.

En Dallas,Texas, a partir del 19 de junio, las empresas debían asegurarse de que los clientes y el personal usaran mascarillas. Rogers afirmó que, aunque no había golpeado a otra persona en “más o menos una década”, este no era el primer altercado que había tenido a causa de los cubrebocas.

 “Ya me ha pasado varias veces”, dijo. “He tenido que discutir a gritos con varias personas en las farmacias CVS. La gente simplemente no lo entiende. Si todos usaran un cubrebocas, esto se terminaría”.

Su hermano, Jason Rogers, un candidato demócrata al Congreso por el distrito 57 de Texas, dijo que estaba al tanto de las confrontaciones y expresó su apoyo a las acciones de Joe. “Esto es Texas, ya sabes”, dijo. “Tienes que defender tu posición”.

Los cubrebocas ya eran objeto de gran controversia política, pero varios meses de mensajes opuestos sobre su utilidad han contribuido a la confusión. Ahora, también están en videos virales.

Una oleada de casos de coronavirus que se han registrado en estados como California, Texas y Florida ha hecho que las autoridades de esos lugares emitan nuevos lineamientos sobre los cubrebocas. La evidencia sugiere que las mascarillas pueden ayudar a prevenir la transmisión del virus, incluso cuando son usadas por personas en apariencia sanas.

Al principio de la pandemia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos dijeron varias veces que quienes no presentaban síntomas no tenían que usar los cubrebocas. El 3 de abril, la agencia cambió su postura y dijo que los cubrebocas deberían usarse en público.

Pero, al anunciar la nueva recomendación, el presidente Donald Trump dijo: “De alguna manera, no lo veo para mí” y en sus apariciones públicas no usa cubrebocas. El 28 de junio, después de varios meses sin utilizar cubrebocas, el vicepresidente Mike Pence instó a los estadounidenses a que los usaran.

Las ordenanzas referentes a las máscaras que utilizan la fuerza de la ley se han dejado en manos de las entidades estatales. Y en los estados donde se han reportado altercados por el uso de las mascarillas, las regulaciones han cambiado recientemente.

El gobernador de California, Gavin Newsom, ordenó el uso obligatorio de máscaras en público el 18 de junio. Un poco más de una semana después, Hugo’s Tacos, una taquería con dos locales en el área de Los Ángeles, anunció que cerraría temporalmente porque su personal estaba “agotado por los constantes conflictos con los clientes que se niegan a usar tapabocas”.

El director ejecutivo de dicha taquería, Bill Kohne, dijo que durante las últimas semanas los altercados se tornaron muy violentos. Su personal había enfrentado vocabulario racista, dijo, y estaba preocupado por su seguridad. Recientemente, uno de los gerentes de Kohne que supervisa una de las instalaciones observó en una sola hora cinco enfrentamientos por el uso de mascarillas.

“El caso que recordamos de manera más visceral es cuando a un cliente que llegó a la ventana para recoger sus alimentos se le pidió que usara cubrebocas y, literalmente, le tiró un vaso de agua al empleado”, dijo Kohne.

El directivo de la taquería le proporcionó a The New York Times el correo electrónico de un cliente donde se podían leer actitudes representativas de muchos otros consumidores.

“¿Por qué es responsabilidad de un restaurante de tacos afectar la libertad personal de sus clientes que son quienes deciden si quieren usar o no una mascarilla?”, decía la misiva. Y concluía: “Vete al infierno, empleado de los tacos. ¡Cierra permanentemente! ¡Haznos un favor a todos!”.

(El remitente del correo electrónico no respondió a una solicitud de comentarios realizada por el Times).

Las peleas en público a causa de los cubrebocas suceden con una frecuencia extraordinaria, dicen los trabajadores de la industria de los servicios, y superan con creces a la gran cantidad de personas que ya han sido captadas en grabaciones de teléfonos inteligentes que se han convertido en videos virales.

Las confrontaciones tienen lugar incluso en estados que han sido más consistentes en la orientación sobre los cubrebocas. Massachusetts exigió que los residentes los usen en las tiendas de comestibles a partir de principios de mayo. Aún así, Alli Milliken, de 20 años, que regresó a su trabajo en una cadena de supermercados hace varias semanas, ya ha visto un conflicto. Dijo que recientemente un cliente que llevaba un cubrebocas le llamó la atención a otro que no lo usaba.

“El tipo sin cubrebocas se encogió de hombros y le dijo: ‘Es un país libre. El virus no es real. Puedo hacer lo que me dé la gana’”, dijo Milliken. “El tipo con cubrebocas entonces le dijo: ‘Trabajo en un hospital. Te veré pronto, amigo’”.

Milliken dijo que no se le había dado ninguna capacitación o instrucciones directas sobre la resolución de conflictos entre clientes.

“No sé cómo decir: ‘Oh, deberías usar un cubrebocas’”, dijo. “No sé cuál es mi lugar”.

Los conflictos por los cubrebocas han sido particularmente difíciles para los trabajadores esenciales que trabajan durante largos turnos y les ha tocado lidiar con clientes agotados y frenéticos durante toda la pandemia.

Londyn Robinson, de 26 años, estudiante de Medicina en Minnesota, dijo que su madre, quien es gerenta de una gran tienda en el sur de Florida, ahora tenía que instruir a su personal sobre cómo apaciguar las situaciones tensas, además de trabajar durante largos turnos y tener que desinfectar las instalaciones.

“Ni en un millón de años me habría imaginado que trabajar en una tienda de comestibles se convertiría en un trabajo de alto riesgo”, dijo. “Eso me rompe el corazón”.

La madre de Robinson, que pidió mantener su anonimato por miedo a perder su trabajo, dijo que en las últimas dos o tres semanas, las peleas a causa de los cubrebocas se habían vuelto asombrosamente frecuentes. Dijo que no era inusual tener que llamar a la policía tres o cuatro veces al día.

“Hemos tenido compradores que comienzan a perseguirse”, dijo. “Comienzan a empujarse, chocan sus carritos, se pisan los pies y los tobillos”.

También afirma que muchos de los miembros del personal que supervisa ya trabajan entre 12 y 14 horas diarias y lo habían estado haciendo desde marzo. (También se han presentado agresiones físicas por parte de los compradores; la madre de Robinson dijo que un cliente le pegó en la nuca porque la tienda se había quedado sin papel higiénico).

Incluso ofrecer cubrebocas a los clientes no funcionó, dijo: “Lo rechazan por completo o te mostrarán una tarjeta falsificada que dice: ‘No puedes pedirme que haga esto’”.

La pelea entre los clientes crea una tensión que no se disipa una vez que el altercado ha terminado, dice. Ya no se siente cómoda al caminar sola a su automóvil después de que cierra la tienda, preocupada de que un cliente molesto la esté esperando allí.

“Ahora nos vamos de dos o tres empleados a la vez”, dijo.

En Florida, donde los casos del virus han aumentado rápidamente, las autoridades estatales no habían emitido ninguna regla oficial sobre el uso de las mascarillas hasta el martes por la mañana, y han dejado esa decisión en manos de los condados, las localidades y las pequeñas empresas. (El departamento de salud del estado emitió un aviso público el 20 de junio recomendando las mascarillas).

Chris McArthur dirige Black and Brew Coffee en Lakeland, Florida, que es un condado donde Trump ganó el 55 por ciento de los votos en 2016. McArthur decidió el lunes comenzar a exigir a los clientes que usen cubrebocas en los dos locales de la empresa.

“De hecho estuvimos dándole vueltas durante un par de semanas”, dijo. “Esperábamos que nuestro concejo aprobara una ordenanza que lo exigiera localmente. Nuestro temor era que si nos arriesgábamos, porque no era la norma, íbamos a recibir una gran reacción negativa de nuestros clientes”.

Aún así, McArthur tomó la decisión. “Sentimos que si lo hacíamos, quizás otros negocios podrían seguir nuestro ejemplo y nuestros clientes apreciarían las medidas de precaución adicionales que estábamos tomando”.

Dijo que esperaba que no surgieran conflictos. Pero los tiene previstos y ha entrenado a su personal sobre cómo responder. Si un cliente se vuelve beligerante, dice: “Tendríamos que llamar a la línea de ayuda y esperar que la policía esté disponible para socorrernos”.



Jamileth


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