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La ola de tiroteos en grandes ciudades abre un frente entre Trump y los alcaldes demócratas


2020-07-20

Por ANTONIA LABORDE | El País

Estados Unidos experimenta un brote de tiroteos. En medio de una pandemia, con la economía paralizada y una ola de manifestaciones contra el racismo, nueve de las diez ciudades más pobladas del país han registrado más asesinatos en la primera mitad del año respecto al mismo periodo de 2019, según los datos recopilados por The New York Times. Casi todas estas urbes están gobernadas por demócratas, lo que ha servido en bandeja un nuevo pulso entre Donald Trump y la oposición. El presidente, que ha hecho del discurso de la “ley y el orden” uno de sus argumentos electorales, acusó este domingo a los alcaldes de manejar con “estupidez” la situación. El mandatario envió a la fuerza de seguridad nacional a Portland y otras se preparan para ir a Chicago, cuando amenza con desplegar otros agentes federales en grandes ciudades.

“Los alcaldes de extrema izquierda están intensificando la cruzada contra los policías, y el crimen violento está en espiral en sus ciudades. Son todas las ciudades de extrema izquierda donde no entienden lo que hay que hacer. No tienen ni idea”, sostuvo Trump la semana pasada en acto en la Casa Blanca para homenajear a la policía. El mandatario republicano también acusó —sin pruebas— a su rival en las presidenciales de noviembre, el demócrata Joe Biden, de querer recortar los fondos a la policía.

El clima enrarecido ha llevado a los estadounidenses a comprar más armas. Entre marzo y junio pasado adquirieron tres millones más que en el mismo periodo del año anterior, el salto más grande en la última década, según un estudio del think tank Brookings Institution. La investigación arroja que casi la mitad se adquirieron en junio, cuando EE UU fue testigo de la mayor ola de protestas en medio siglo, por la muerte del afroamericano George Floyd.

En un año atípico como este 2020, las cifras de criminalidad también lo son. Mientras los delitos en general disminuyeron un 5,3% en las 25 mayores ciudades durante los primeros cinco meses del año, los asesinatos aumentaron un 16,1%. El recuento no incluye junio ni lo que va de julio, una época en la que suelen aumentar los tiroteos. Pero sí incorporan el día más violento en Chicago en las últimas seis décadas, el 31 de mayo, en el que 18 personas fueron asesinadas. “Es peor que Afganistán”, ha llegado a decir Trump sobre vivir en la ciudad más poblada de Illinois, que registra una escalada en los asesinatos cercana al 34%. El Departamento de Seguridad Nacional planea enviar 150 agentes federales para reforzar la policía de la ciudad, según ha adelantado este lunes The Chicago Tribune.

Los expertos son cautelosos a la hora de enumerar las causas del aumento de la violencia, pero entre los factores que mencionan, además del estrés por el coronavirus y los disturbios tras la muerte de Floyd, destacan el alza de la violencia machista en los hogares —aunque no hay cifras oficiales— y la posible tensión en el mercado de la droga por las medidas de confinamiento. El sindicato de la policía de Atlanta, capital de Georgia, ha reconocido que han bajado la guardia por el sentimiento antipolicial que reina en las calles después de la muerte del aforamericano Rayshard Brooks por un agente blanco el 12 de junio. En el último mes las personas heridas producto de un tiroteo han aumentado un 40%. La semana pasada, el gobernador republicano Brian Kemp extendió hasta final de mes el estado de emergencia, con 1,000 tropas de la Guardia Nacional desplegadas en Georgia.

Nueve de las 10 ciudades más pobladas y en las que han aumentado los asesinatos están gobernadas por demócratas. “Nueva York y Chicago juegan la carta de la ciudad santuario, donde los delincuentes están protegidos. Quizás tengan que comenzar a cambiar la manera [en que hacen las cosas] (¡y pensar!)”, escribió Trump después de que ambas ciudades viviesen a principios de mes “uno de los fines de semana más violentos en la historia reciente”, según el jefe de Departamento de la Policía de Nueva York, Terence Monahan. El término ciudad santuario cambia según el lugar. A grandes rasgos, se refiere a que el Gobierno local no destina recursos de seguridad pública a ayudar a detener inmigrantes.

El número de víctimas por disparos en Nueva York aumentó un 63,3% hasta el pasado día 5 en comparación con el mismo periodo del año pasado. Y los tiroteos van al alza a medida que la ciudad se ha ido reabriendo: en junio se dispararon un 130%. Las autoridades creen que puede deberse en parte a la ley de reforma de fianzas, que permitió que más delincuentes fueran liberados en el marco de una medida para prevenir la propagación del coronavirus en las cárceles. En medio del escrutinio por la brutalidad policial contra los afroamericanos, los arrestos se han desplomado. En casi todo junio, las detenciones cayeron un 62% respecto al mismo mes en 2019. A mediados de ese mes la policía desmanteló la unidad anticrimen integrada por 600 agentes vestidos de civil, criticada por su mano dura con las minorías.

Cuando ya había pasado poco más de un mes y medio desde la muerte de Floyd, Trump firmó una reforma al protocolo policial, que incluye prohibir las inmovilizaciones por el cuello (salvo cuando la vida de un policía corra peligro) y crear una base de datos de policías con historial violento. En la antesala de esta acción, y en lo que ha venido después, su discurso ha estado centrado en condenar la violencia, amenazar con desplegar al Ejército y hablar de “actos de terrorismo nacional”. Su retórica incendiaria aparentemente no ha contribuido a calmar a una sociedad que lucha para sobrellevar una pandemia mientras compra más armas y aumentan los muertos por tiroteos.



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