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La ambición y la codicia
José Manuel Rodríguez Solar Frente a la sociedad injusta, asentada en el dinero y la riqueza, Jesús propone un modelo de vida "Saben de todo pero ignoran lo principal: a Dios" El dinero se ha vuelto para muchos el dios de su existencia, el becerro de oro que adoran, y por él se arrodillan y se pierden, cambian al verdadero Dios por cualquier tipo de riqueza material. Finalmente resulta la perdición para muchos. Es el causante de la corrupción. Es el amo de quien lo desea en exceso. La Biblia enseña que el origen de todos los problemas que padecemos se encuentra en la depravación y corrupción de la naturaleza caída del ser humano. La corrupción proviene del amor al dinero. De ese apego al dinero, primero que a Dios, se derivan nuestros grandes pesares; una vez que lo tenemos queremos más, y más, hasta volvernos insaciables e insatisfechos, y damos a cambio de él nuestra vida misma. De allí provienen tantas desgracias, catástrofes y calamidades que estamos viviendo. Bien dicho y sabido está que el dinero puede comprarlo todo, menos la felicidad, ni tampoco el amor ni la salud. Para muchos ha sido el camino de su perdición e infelicidad. Grande debe ser el enojo de Dios al ver como destruimos la tierra para convertirla en dinero. La que antes fue un paraíso la hemos hecho un infierno. Nos peleamos y matamos entre hermanos por nuestras ambiciones y codicia. No aprendimos nada de la predicación de Jesucristo ni apreciamos el testimonio que nos dio con su vida. En el tiempo en que Jesús estuvo en la tierra habló sobre muchos temas y usó diversas formas para llevar a cabo sus enseñanzas. "Y todos daban buen testimonio de Él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca" (LUCAS 4:22) Estas son algunas de sus reflexiones sobre el dinero y las riquezas: MATEO 6:19-21 -"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón". MATEO 6:24 - "Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." MARCOS 4:19 - "pero los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y la hacen infructuosa". MARCOS 10:23-25 - Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. El rico insensato (Lucas 12:13-21) 14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Acorde con estas consideraciones encontré la siguiente reflexión: "Jesús, el dinero y la riqueza", del autor Fernando Camacho Acosta, Profesor del C.E.T. de Sevilla, España, una meditación que resulta breve, precisa y concreta. Como anillo al dedo para cerrar estas reflexiones. "El mensaje de Jesús plantea una alternativa al poder que en este mundo ejerce la riqueza y el dinero." "Allí donde éstos se erigen en valores supremos, todo queda supeditado a ellos: el rasero por el que se miden los seres humanos es su capacidad adquisitiva, no su propia dignidad; lo que cuenta es el lucro y la ganancia, no el bien del hombre; el súmmum de la felicidad está en poseer sin freno ni medida, alcanzar el máximo poder y subir socialmente lo más alto posible; y las relaciones humanas se tornan opresivas y competitivas. Donde reina el dinero y la riqueza, reina la inhumanidad y la injusticia." "En cambio, donde se asume y se vive el mensaje de Jesús, se produce el efecto contrario: el valor supremo es el hombre, a cuyo bien se supedita todo; lo que cuenta es la dignidad humana, no el dinero o los bienes materiales que se poseen; lo que hace feliz es el amor, que se traduce en generosidad, solidaridad y entrega; y las relaciones humanas se vuelven cordiales, respetuosas, justas y fraternas. Donde reina el mensaje de Jesús, reina Dios, y con él la libertad, la justicia y la paz." "Frente a la sociedad injusta, asentada en el dinero y la riqueza, Jesús propone un modo de vida distinto y alternativo, cimentado sobre los valores que Dios encarna y promueve, y que los evangelios llaman reino o reinado de Dios. Teológicamente hablando ese modo de vida es el propio de los que sintonizan con el Dios de Jesús y están movidos por su Espíritu, la fuerza del amor y de la vida. En lenguaje secular, es el modo de vida de los hombres que apuestan por la austeridad solidaria, la generosidad y la justicia, procuran ser coherentes con esos principios y se afanan porque los individuos y la sociedad se vayan transformando de acuerdo con ellos. Esos hombres, creyentes o no, son los únicos capaces de ir abriendo caminos nuevos en la historia de la humanidad y de ir creando una nueva sociedad." regina |
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