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Histórica reconversión de Santa Sofía en mezquita


2020-07-23

Por SUZAN FRASER | AP

ANKARA, Turquía (AP) — El presidente Recep Tayyip Erdogan planea sumarse a cientos de fieles el viernes en los primeros servicios musulmanes que se ofrecen en Santa Sofía en 86 años, tras un polémico fallo judicial que despejó el camino para que el histórico edificio vuelva a funcionar como una mezquita.

Un decreto del gobierno habilitó la joya del Imperio Bizantino para que se reanuden los servicios musulmanes y abolió su status como museo. La conversión de lo que fuera alguna vez la iglesia más importante del cristianismo ha generado conmoción en todo el mundo.

El edificio del siglo 6, que sigue dominando la silueta de Estambul, tiene un fuerte simbolismo.

LA ERA BIZANTINA

Santa Sofía, o la Iglesia de la Santa Sabiduría, fue construida por el emperador bizantino Justiniano I en el lugar que ocupaba una basílica destruida del mismo nombre. Completada en el 537, es una de las estructuras con techo en forma de domo más grandes del mundo y funcionó como la iglesia cristiana ortodoxa más prominente del mundo durante unos 900 años. Allí se llevaron a cabo ceremonias imperiales, incluidas las coronaciones de emperadores. Los mosaicos multicolores con imágenes de la Virgen María, el niño Jesús, ángeles y otros símbolos cristianos, junto con los de emperadores y sus familias que los gobernantes añadieron a lo largo de los siglos contribuyen a su fama de joya arquitectónica.

LA CONQUISTA OTOMANA

El sultán otomano Mehmet el Conquistador derrotó al Imperio Bizantino y capturó Estambul, por entonces conocida como Constantinopla, en 1453. Mehmet, quien tenía 21 años, de inmediato convirtió la majestuosa iglesia en una mezquita como símbolo del triunfo musulmán. La estructura pasó a ser una mezquita imperial a la que una serie de sultanes le agregaron minaretes, una escuela, una biblioteca y una fuente, completando su transformación. Los mosaicos fueron cubiertos con revoques, de acuerdo con la tradición iconoclasta que prohíbe la representación de imágenes.

EL MUSEO DE UNA TURQUÍA SECULAR

Mustafá Kemal Ataturk, el héroe de guerra que fundó la República de Turquía tras la caída del Imperio Otomano en 1923, convirtió la mezquita en un museo en 1934 como parte de su campaña para crear un país secular. Retiró los revoques y dio nueva vida a los mosaicos, y la estructura fue por años un símbolo del pasado multicultural y de la convivencia de muchas creencias en Estambul.

Fue incluida en la lista de patrimonios de la humanidad de la UNESCO y pasó a ser uno de los monumentos más visitados de Turquía, atrayendo millones de turistas todos los años. La decisión de Ataturk de no seguir usando la estructura como una mezquita, no obstante, no le cayó nada bien a sectores religiosos y nacionalistas, que por años han venido pidiendo que se “rompiesen las cadenas” del edificio y fuese convertido nuevamente en un sitio de adoración musulmán.

OTRA VEZ UNA MEZQUITA

Erdogan firmó el 10 de julio un decreto que satisface esos deseos, después de que el principal tribunal administrativo de Turquía dictaminase que el conquistador de Estambul había dejado como legado una mezquita y que su conversión en museo había sido ilegal. Su gobierno se comprometió a proteger los artefactos cristianos de Santa Sofía y a permitir el ingreso de turistas cuando no hay servicios.

El puesto de venta de entradas fue retirado y los pisos de mármol del interior fueron cubiertos con una alfombra azul elegida por el propio presidente con miras al servicio del viernes. Fueron invitadas unas 500 personas que deberán guardar distancia por el brote de coronavirus. Los mosaicos estarán tapados por cortinas durante las oraciones, según se informó.

EL SUEÑO ISLAMISTA SE HACE REALIDAD

Para Erdogan, un musulmán devoto cuyo partido tiene sus raíces en el movimiento islámico turco, el servicio del viernes en Santa Sofía es un sueño hecho realidad. Dice que la decisión de Ataturk de convertir el edificio en un museo fue un “error” que está siendo corregido.

La oposición dice que su decisión es una maniobra para distraer la atención de los problemas económicos, exacerbados por el coronavirus, y busca mejorar su imagen entre su base de religiosos y conservadores. La iniciativa es vista asimismo como parte de una campaña para acentuar la identidad musulmana de Turquía y borrar el legado secular de su predecesor.



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