Formato de impresión


Filosofar en la vida


2020-07-24

Por: P. Fernando Pascual, LC

La filosofía ordena, estructura, demuestra, denuncia.

Filosofía y vida se unen cuando reciben una iluminación mutua.

La filosofía queda enriquecida, pues no habla de fórmulas incomprensibles, sino de temas tan concretos como el nacimiento, la muerte, el bien, el mal, la justicia, la verdad, el error.

La vida queda también complementada e iluminada por las muchas aportaciones de filósofos que tocan temas importantes, que ponen orden en las reflexiones, que abren horizontes para ver los problemas más esenciales.

Por eso, la filosofía bien llevada nos interesa, nos ayuda, nos acompaña en tantos cruces de camino y en la monotonía que tiene sentido en una visión completa sobre el mundo.

Hoy quizá tendré tiempo para discutir sobre el sentido de nuestra existencia terrena. Descubriré que lo eterno se asoma como una posibilidad enriquecedora. Intentaré relacionar lo que pasa con lo que dura para siempre. Preguntaré si mi alma vive tras la muerte.

O quizá en este día sufriré ante una nueva mentira, ante un engaño más o menos generalizado. Con argumentos, con paciencia, con escucha respetuosa, seré capaz de señalar la raíz de un error y el camino que permita superarlo.

O llegue a esa encrucijada donde las opciones aparecen ante mí llenas de terribles consecuencias y tocadas por ese misterio del mal que quisiera no llegase a mi existencia pero que sigue ahí, como una posibilidad terrible y dañina.

La lista es mucho más larga. La filosofía ordena, estructura, demuestra, denuncia, desde el uso sencillo, paciente, correcto, de razonamientos que desmontan sofismas, que apartan de errores, que orientan a verdades, que señalan dónde encontrar el bien que anhela nuestro corazón.

Con una filosofía que trabaja en la vida, que acompaña las opciones más relevantes y también las más sencillas, podré hoy abrirme más a lo que tiene un valor verdadero, al encuentro con el Dios que da el sentido último de la historia. Y acogeré todo aquello que promueve un uso bello de esos dos grandes dones que nos caracterizan: el de pensar con rigor, y el de poder amar libremente.



regina


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com