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El memorando del censo es otro truco de Trump. No muerdas el anzuelo


2020-08-06

Por Janet Murguía | The New York Times

El mes pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le ordenó por medio de un memorando al Departamento del Comercio hacer todo lo legalmente posible para excluir a los inmigrantes indocumentados del conteo del censo de 2020, que se usa para definir los distritos del Congreso estadounidense. Y, este lunes, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, anunció que el censo, ordenado constitucionalmente, terminaría un mes antes de lo previsto.

La intención evidente de las dos estrategias, y de esfuerzos anteriores del gobierno de Trump para trastocar el censo, es desalentar la participación de las minorías que se inclinan por el Partido Demócrata y sesgar los conteos para redirigir de manera maliciosa el presupuesto federal y la representación en el Congreso hacia los estados que favorecen a su partido, el Republicano.

El presidente no tiene el poder de cambiar la decimocuarta enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que exige contar a todos, independientemente de su estatus migratorio. Sí, hay excepciones, pero son muy específicas: los turistas y empresarios no se consideran habitantes de largo plazo en el país, y, por lo tanto, no se cuentan.

Pero esta excepción no se aplica a los inmigrantes, indocumentados o no, que han echado raíces, emprendido negocios, criado familias y se han convertido en miembros legítimos de sus comunidades; muchos de ellos han sido los trabajadores esenciales que mantuvieron la economía estadounidense funcionando incluso mientras el coronavirus se expandía por el país y quienes han muerto de manera desproporcionada.

Además, hay algunas cuestiones pragmáticas que se tendrían que definir: ¿Cómo se pretende certificar quién es y quién no es indocumentado? ¿El gobierno de Trump tiene la intención de “estimar” el porcentaje de personas que deberían ser descontadas del censo? Eso sería ilegal: una decisión de la Corte Suprema de 1999 prohíbe el uso de muestreo estadístico con el propósito de distribuir escaños en el Congreso.

Trump está deformando una directiva constitucional para obtener beneficios partidistas. Pero ¿qué hay de nuevo? Según las encuestas más recientes sobre las elecciones presidenciales de 2020, Trump se está quedando atrás. Así que está tratando de animar a su base de votantes. Hablar con dureza sobre los inmigrantes indocumentados y pretender que este memorando tiene el peso de una orden ejecutiva podría parecerle impresionante a sus partidarios si no la examinan con atención. Si lo hicieran, podrían ver que es un gesto vacío imposible de poner en práctica.

Incluso si este último truco depende de la decisión de los tribunales y al final es revocado, podría causar un daño real a los estados con comunidades inmigrantes numerosas. El temor provocado por esta acción del gobierno de Trump podría resultar en que los estados que están a favor de los inmigrantes pierdan fondos federales y representación del Congreso, que es, en última instancia, el objetivo de esta gestión.

Si un inmigrante —indocumentado o no— o alguien casado con un inmigrante indocumentado no llena el formulario del censo por temor, no será contado. Esto significaría que niños y adultos que son ciudadanos estadounidenses en ese hogar podrían no ser registrados tampoco. Y, como con los votos, en el censo cada persona cuenta.

Adelantar un mes antes de lo anunciado los esfuerzos para contar a la población de Estados Unidos es una manera más de excluir a las minorías, ya que tienen más probabilidades de ser contadas en persona por los trabajadores del censo. Sin mencionar las consecuencias de largo plazo que provoca tener menos escaños en el Congreso a la hora de distribuir representantes, lo que significa menos poder.

También está la cuestión de los fondos federales. En 2017, según el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad George Washington, 316 agencias federales distribuyeron 1504 billones de dólares a gobiernos locales y estatales, al igual que a organizaciones sin fines de lucro, pequeños negocios y hogares, a partir de las cifras del censo de 2010. Una persona disuadida de participar en el censo se traduce en dinero que no va a las escuelas, hospitales y programas de salud infantil de su comunidad.

Sería un error subestimar los efectos nocivos de los alardes de Trump. La llamada regla de la “carga pública”, impulsada por Stephen Miller, hizo más difícil que los inmigrantes con documentos que reciben cupones de alimentos, vivienda pública y otros beneficios gubernamentales a los que tienen derecho sean elegibles para obtener residencia permanente.

Según el Urban Institute, muchos inmigrantes con derecho legal a recibir beneficios públicos pagados por sus impuestos no accedieron a estos programas por miedo, incluso pese a que, como la mayoría de los beneficiarios, solo necesitaban un poco de ayuda para superar una mala racha.

Pero hay una solución: simplemente no caigas en el truco. Los partidarios de Trump deben darse cuenta de que esta será otra promesa vacía del presidente que se sumará a tantas otras, como la de que México pagaría por el muro fronterizo, que sería fácil alcanzar un crecimiento económico del 6 por ciento, que los recortes de impuestos de 2017 se pagarían por sí solos y que el coronavirus “desaparecería” en el verano.

En cuanto a los inmigrantes, ¡no tengan miedo! Completen el formulario del censo, y háganlo pronto. No le permitan al presidente de Estados Unidos que les impida ser contados y contribuir a sus comunidades. No es que Trump quiera que los latinos dejen de participar en el censo porque no cuentan, al contrario, por que sí cuentan.



Jamileth


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