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Bolivia está bloqueada, los manifestantes obstruyen el acceso a las ciudades


2020-08-07

Anatoly Kurmanaev, The New York Times

Seis millones de personas han quedado aisladas por 70 bloqueos instalados en protesta por la respuesta del gobierno al coronavirus y el aplazamiento de las elecciones generales del país.

Manifestantes antigubernamentales en Bolivia bloquearon algunas de las principales carreteras del país esta semana para oponerse al retraso de las elecciones generales y criticar la respuesta fallida del gobierno a la pandemia de coronavirus.

Los manifestantes —que apoyan al ex presidente Evo Morales— dicen que establecieron 70 bloqueos de carreteras, atrapando a unos seis millones de residentes de tres regiones montañosas, incluida la metrópolis más importante del país, La Paz. El bloqueo ya ha suscitado el temor de que haya escasez de alimentos y gasolina, lo que ha empujado a multitudes de habitantes en La Paz a las calles para hacer fila frente a los mercados y las estaciones de gasolina.

Los disturbios en Bolivia podrían ser un presagio de lo que vendrá en otras partes de América Latina, donde los ciudadanos están perdiendo la fe en la capacidad de sus gobiernos para contener la pandemia y mitigar la crisis económica causada por las medidas de combate al virus.

La pandemia ha matado a más de 210,000 personas en América Latina y ha sumido a su economía en la recesión más profunda en, al menos, un siglo, según las Naciones Unidas. Bolivia, si se ajusta en función de la población, sufre uno de los mayores brotes de la región; el virus ha matado a 3000 personas, enfermado a altos funcionarios del gobierno y desbordado a los hospitales.

El jueves, el gobierno dijo que rompería los bloqueos a la fuerza si no podía llegar a un acuerdo con los organizadores. La amenaza revivió los temores de un regreso a la violencia política del año pasado, cuando dos decenas de partidarios de Evo Morales murieron durante enfrentamientos con las fuerzas de seguridad bolivianas.

Los organizadores de la protesta dijeron que estaban permitiendo que los trabajadores y proveedores médicos y el combustible pasaran a través de los bloqueos. Pero los funcionarios de salud del gobierno dijeron que los bloqueos han reducido el suministro de oxígeno y otros materiales para el tratamiento del coronavirus, lo que ha causado muertes.

Aunque no hay cifras oficiales, los médicos en los hospitales locales dijeron que al menos ocho pacientes han muerto en las ciudades de Oruro y El Alto, en las afueras de La Paz, debido a la escasez de oxígeno de esta semana.

Los manifestantes “no dejan pasar ambulancias, las apedrean, amenazan con quemarlas”, dijo Antonio Viruez, jefe de emergencias del Hospital del Norte de El Alto, el más grande de la ciudad. “La situación es justamente crítica porque no existe la llegada de medicamentos ni insumos”.

Las protestas de esta semana fueron provocadas por la decisión que tomó el mes pasado el Tribunal Supremo Electoral de retrasar las elecciones generales por segunda vez este año, citando preocupaciones de salud. Se suponía que se llevaran a cabo el 6 de septiembre, pero ahora se han pospuesto para octubre.

Los opositores al gobierno en la clase trabajadora y las zonas rurales de Bolivia han acusado a la presidenta interina del país, Jeanine Añez, de utilizar las demoras para salvar una campaña electoral que naufraga y redoblar la persecución a los opositores.

Los manifestantes han pedido al tribunal electoral que restablezca la fecha anterior de la elección o, al menos, garantice que no habrá más demoras.

“La gente está muy molesta y muy comprometida”, dijo Lander Marca, trabajador de una radio local en la región boliviana de cultivo de hoja de coca de Chapare, un hervidero antigubernamental cuyos residentes han bloqueado la principal carretera este-oeste del país. “Ellos quieren que sus derechos políticos se respeten”.

Al igual que decenas de otros activistas, funcionarios y periodistas antigubernamentales, Marca fue recientemente detenido y acusado por las fuerzas de seguridad de cargos relacionados con la violación del orden público. No ha comparecido ante el juzgado y permanece bajo arresto domiciliario casi cuatro meses después de su detención.

Los disturbios brindarían un bienvenido respiro a la asediada Añez pues le permiten culpar a los manifestantes de su débil respuesta a la pandemia, dijo Diego von Vacano, un politólogo boliviano de la Universidad Texas A&M.

Los bloqueos de carreteras son una forma común de protesta en Bolivia, que la clase trabajadora emplea porque siente que no tiene otra forma de expresarse, dijo Von Vacano. “Pero durante la pandemia esto es una arma de doble filo que muchos van a ver como una amenaza a su salud.”

La geografía montañosa del país implica que, bien posicionados, unos pocos bloqueos de carreteras pueden aislar a las principales ciudades y paralizar el país, una vulnerabilidad que ya fue aprovechada por los partidarios rurales de Morales con éxito en el pasado.

Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, fue derrocado en noviembre después de una tensa postulación a un cuarto mandato.

Exiliado en Argentina, Morales sigue demostrando que cuenta con una intensa lealtad entre muchos miembros de la mayoría indígena de Bolivia, quienes lo ven como un líder transformador que les dio voz política por primera vez en los casi 200 años de historia independiente de la nación.

Luis Arce, el candidato presidencial del partido de Evo Morales, encabeza las encuestas. Esto ha suscitado temores entre los opositores del expresidente de que regrese al poder después de octubre y cobre venganza contra quienes lo depusieron.

Al proseguir con las protestas, los simpatizantes de Morales hacen una costosa apuesta que busca desestabilizar al gobierno de Añez y provocar una respuesta militar violenta que debilite más la popularidad de la presidenta interina dijo Filipe Carvalho, analista para América del Sur de Eurasia Group, una consultora política con sede en Washington.

“Ambas partes están jugando con la pandemia para obtener beneficio electoral, lo que añade un nuevo nivel de tensiones”, dijo Carvalho. Quien gane, tomará el control de un país muy dividido en profunda recesión y pocas opciones para reactivar el crecimiento económico, dijo.



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