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II Informe, quiebra económica


2020-09-01

Alejo Sánchez Cano | El Financiero

Se acabaron el dinero de este sexenio (2018-2024).

Para empezar, en poco menos de dos años, el gobierno de López Obrador terminó con los ahorros que hicieron las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto constituidos en fondos de prevención. El propio secretario de SHCP, Arturo Herrera, acaba de declarar que para cubrir los costos de la contingencia sanitaria se tomaron los fondos de estabilización de los Ingresos Presupuestales y el de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, así como la mayor parte de los 'guardaditos'.

Luego, el gobierno de la 4T comprometió los recursos económicos que entrarán a las arcas de Hacienda en los próximos cuatro años; en pago de deuda, intereses, programas político-asistenciales, coberturas de riesgo y 'rescate' de Pemex, obras de Dos Bocas y Santa Lucía, entre otros.

Las decisiones que ha tomado AMLO desde el inicio de su sexenio, como la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, que ha costado a la fecha más de 120 mil millones de pesos, amén de apostarle a proyectos que no representan ningún beneficio y se han convertido en barriles sin fondo, como el aeropuerto de Santa Lucía (175 mil millones de pesos), y la refinería de dos Bocas (200 mil millones de pesos), obras que cuando estén terminadas no servirán para los propósitos que fueron creados. Santa Lucía no remediará la insuficiencia aeroportuaria del centro del país y la apuesta a los combustibles fósiles significa una pérdida segura en un mundo que se dirige rápidamente hacia las energías renovables o limpias.

A partir de estas decisiones se desencadenan otras, como la visión retrógrada de revertir la reforma energética de Peña Nieto y con ello volver a poner a Pemex en una situación irremediable de quiebra. Petróleos Mexicanos ha tenido la peor producción desde 1979, con 1 millón 595 mil barriles diarios y enormes pérdidas, 606 mil millones de pesos en los primeros seis meses de este año, coloca a la Empresa Productiva del Estado en un grado de altísima vulnerabilidad y con ello al mismo país.

La deuda externa se ha incrementado con AMLO en 16 billones de pesos y con ello, aumentó en año y medio, lo que subió con Peña Nieto en seis años. El pago de los intereses ha aumentado a niveles de 60 por ciento del PIB.

El gobierno está en quiebra y ello implica que, en lo que resta del sexenio, no habrá recursos extraordinarios, salvo que aumenten los impuestos mediante una reforma fiscal que castigue a la planta productiva del país o que se siga en el ritmo galopante de endeudamiento.

Desde luego, la pandemia ha incidido en esta crisis, pero también la impericia, la inexperiencia y la ineptitud que han llevado al país a una recesión económica sin precedentes con un decremento del PIB para el primer semestre de este año, de menos 18.9 por ciento

Los programas políticos asistenciales y siervos de la nación representan la estulticia de la compra de votos y el dispendio de recursos públicos para garantizar un resultado electoral.

Cuando en otros países los beneficiarios de los programas asistenciales no pueden votar, en el gobierno actual se hace lo contrario, al incentivar que más mexicanos reciban estas limosnas a cambio de apoyar el proyecto político del presidente de México hacia el futuro, incluso más allá de 2024, año en que termina el actual sexenio.

El Segundo Informe del presidente refleja una realidad: la quiebra del país; que contrasta con la que se teje todos los días desde Palacio Nacional, con base en mentiras, medias verdades y datos sesgados. 


 



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