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Joe Biden rompe su aislamiento y pone a prueba su mensaje de unidad en Kenosha


2020-09-03

Por PABLO GUIMÓN | El País

La tensión del momento político que atraviesa Estados Unidos, a dos meses de las elecciones presidenciales, ha obligado al demócrata Joe Biden a cambiar sus planes, trastocados por la pandemia, y retomar la campaña presencial. Primera parada: Kenosha, la ciudad agitada por los disturbios raciales que el presidente Trump visitó el martes. El viaje este jueves de Biden, que se ha reunido con los familiares de la última víctima de la violencia policial, pone a prueba su capacidad de proyectarse, en contraste con Trump, como un líder capaz de unir a un país herido.

“Siempre he creído que damos lo mejor de nosotros cuando actuamos como un solo país. Es hora de unirnos, impulsar a nuestra nación más allá de este umbral turbulento, y construir un mejor futuro para todos”, tuiteó Biden poco antes de aterrizar en Wisconsin, uno de los Estados del Medio Oeste que pueden ser decisivos en noviembre. Joe Biden y su esposa, Jill, se han reunido en privado durante más de una hora con familiares de Jacob Blake, que sigue hospitalizado desde que un agente de policía le disparara siete veces por la espalda mientras trataba de arrestarlo, dando lugar a las protestas de la semana pasada. El candidato ha hablado incluso por teléfono con el propio Blake. “La familia está muy agradecida por la reunión y muy impresionada de que los Biden estuvieran tan comprometidos y dispuestos a escuchar”, ha dicho el abogado de la familia. Después, Biden ha celebrado una reunión en una iglesia de Kenosha con diversos líderes comunitarios y propietarios de negocios locales.

El viaje estaba diseñado para contrastar con la visita de Trump el martes, que llevó a la ciudad de 100,000 habitantes su mensaje de ley y orden y se dedicó a atacar a los demócratas, sin mencionar siquiera el latente conflicto racial, agitando la división como arma política. “No hay actos de protesta pacífica, sino, en realidad, terrorismo doméstico”, dijo el presidente tras visitar negocios afectados por los disturbios, en su estrategia de seducir a los votantes moderados presentando a los demócratas como radicales que permitirían que el caos se apodere de las ciudades. Trump no se reunió con la familia de Blake.

Biden, aupado a la victoria en las primarias demócratas por el voto afroamericano, ha abrazado la conversación nacional sobre el racismo sistémico, en un verano de protestas tras la muerte del afroamericano George Floyd en Minneapolis. Ha condenado los actos violentos en los disturbios, pero ha defendido reformas en la policía para acabar con la desproporcionada violencia contra las personas de color. El clamor por la justicia racial fue uno de los argumentos que pesó a la hora de elegir a Kamala Harris como la primera mujer negra candidata a vicepresidenta por uno de los dos grandes partidos.

Pero su campaña se ha dado cuenta de que un discurso matizado como el de Biden, frente a un presidente que repite machaconamente un mensaje sin aristas, necesita ser articulado en las distancias cortas. Las últimas encuestas reflejaban un ligero acortamiento de la distancia que el demócrata saca a Trump, y eran muchos los que en el entorno de Biden insistían en que debía acudir a hablar con los votantes en Estados donde unos pocos votos pueden marcar la diferencia. Es en ese terreno, el de las distancias cortas, donde Biden se desenvuelve mejor, y aún pesa en el partido la negativa de Hillary Clinton a visitar hace cuatro años Estados como Wisconsin, decisión que contribuyó a la victoria de Trump.

Desde que la pandemia del coronavirus irrumpió en la campaña, Biden apenas se ha alejado de Delaware, el Estado donde reside en la costa este. Por eso también el viaje de este jueves al Medio Oeste revestía importancia. El entorno de Biden confía en que la negativa de Trump a condenar la violencia de sus seguidores (sugirió que el joven de 17 años acusado de matar a dos personas con un fusil de asalto actuó en legítima defensa) y su incapacidad de actuar como un presidente unificador acaben produciendo un efecto negativo en su carrera a la reelección. Viajes como el de este jueves, defienden los demócratas, permitirán a Biden ofrecer un contrapunto, y un mensaje de esperanza ante la posibilidad de cerrar las heridas de un país que se enfrenta a unos desafíos colosales.

La campaña de Trump, por su parte, ha criticado la visita de Biden a Kenosha. “El presidente estuvo allí esta semana como presidente de Estados Unidos”, defendió en Fox News Bill Stepien, director de la campaña de Trump. “Este no es el momento de inyectar política en una situación realmente grave que el presidente contribuyó a resolver. Creo que señala muy claramente el contraste entre el liderazgo del presidente y la gente en el partido de Biden que anima la violencia en las calles”.

Trump viaja este jueves a Pensilvania, otro de los Estados clave en las elecciones, donde hace cuatro años el republicano se impuso a Hillary Clinton por menos de un punto. Un sondeo publicado el miércoles indica que Biden sigue ocho puntos por delante de Trump en Wisconsin, pero otro revela que el presidente acorta distancias en Pensilvania. Trump tiene previsto pronunciar un discurso por la noche en el aeropuerto de Pittsburgh.

El miércoles el presidente estuvo en Carolina del Norte, un Estado que se llevó en 2016 y donde un reciente sondeo coloca hoy a ambos candidatos en un empate virtual. Allí, Trump volvió a generar polémica, al invitar a los electores a votar dos voces, una por correo y otra en persona, para poner a prueba la eficacia del sistema. Una incitación al delito que la Casa Blanca se apresuró a corregir y que este jueves, en una serie de tuits, el propio presidente ha tratado de matizar.



regina


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