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“Ejército” de Trump observa la votación en clima de tensión


2020-11-03

Por MICHAEL BIESACKER y GARANCE BURKE

WASHINGTON (AP) — Un veterano activista republicano que se inició en la política ayudando a convencer a un juez de que descarte cientos de miles de votos por correo organizó un “ejército” de voluntarios para que lleven a la práctica el pedido de Donald Trump de vigilar el desarrollo de las elecciones en zonas dominadas por los demócratas.

Mike Roman, director de las Operaciones del Día de las Elecciones de la campaña de Trump, es un exempleado de la Casa Blanca que en 1993 recogió denuncias de fraude electoral y consiguió que un tribunal cambiase el resultado de la votación y que su candidato ocupase una banca en el Senado estatal de Pensilvania.

Es una estrategia que el presidente Trump he venido promoviendo en sus presentaciones.

Desde hace meses que Trump viene tratando de poner en duda la validez del voto por correo, un viejo método para votar que este año está siendo mucho más usado por la pandemia del coronavirus. En la última semana Trump también sostuvo que los votos contados después del 3 de noviembre, el día de la votación, serán sospechosos, pero su campaña se negó a aceptar que el recuento de votos empiece antes, como propusieron funcionarios electorales.

Roman cuenta con 50,000 personas listas para vigilar la votación, según la gente de Trump. Muchas se apuntaron a través del portal “Army For Trump” (El ejército de Trump). La iniciativa cuenta asimismo con empleados a tiempo completo en al menos 11 estados disputados, incluidos muchos abogados jóvenes.

“Nuestra Operación del Día de las Elecciones está pensada para garantizar que todo el que está habilitado para votar tenga la oportunidad de votar, una vez”, expresó Erin Perrine, directora de comunicaciones de prensa de Trump 2020, en un video para reclutar voluntarios. “Todos sabemos que los demócratas van a apelar a sus viejos trucos para que el presidente Trump no gane. No podemos permitirlo”.

La campaña de Trump dice que las Operaciones del Día de las Elecciones son una iniciativa tradicional que ambos partidos han implementado en el pasado. Pero los demócratas y algunos republicanos conocedores de la trayectoria de Roman temen que el equipo de Trump esté más interesado en generar dudas acerca de la votación que en garantizar su normal desarrollo.

“Mike Roman ha hecho muchas denuncias injustificadas de fraudes y arreglos. Tiene fama de ser alguien que agita el avispero, por lo que su presencia en cualquier tema relacionado con la votación me preocupa”, declaró Rick Hasen, profesor de derecho de la Universidad de California de Irvine que estudia las leyes electorales.

La portavoz de Trump 2020 Thea McDonald dijo que esas sospechas son “risibles” y que los voluntarios son personas que acatan las leyes y que simplemente tratan de “garantizar una elección justa”.

Las dos campañas prestan particular atención a Pensilvania, un estado que podría decidir la elección. Trump dijo el domingo que apenas concluya la votación en ese estado, “enviaremos a nuestros abogados”.

“No creo que sea justo que tengamos que esperar mucho tiempo” los resultados, afirmó.

Roman, quien declinó ser entrevistado, tiene experiencia en este tipo de situaciones.

Bruce Marks, político republicano para el que trabajó Roman en 1993, dice que por ser de una familia humilde, Roman sabe bien cómo funciona la dinámica de la votación.

“No es un Ivy Leaguer (un privilegiado) con corbata de moño, sabe cómo funciona el fraude electoral en la calle”, afirmó.

Roman trabajó para la campaña de Trump en el 2016 y tras la victoria fue contratado por el consejero de la Casa Blanca Don McGahn como director de proyectos especiales e investigaciones, aunque no está claro en qué consistió ese cargo.

Se fue de la Casa Blanca en el 2018 y al poco tiempo ya estaba trabajando de nuevo para la campaña de Trump.

Los cuesetionamientos de la votación empezaron hace rato. Las denuncias de supuestas irregularidades en Pensilvania parecen ser parte de una estrategia nacional de Trump y sus aliados de poner en duda la legitimidad del voto en áreas con muchos demócratas inscritos para votar.

En Texas los republicanos trataron de anular casi 127,000 votos en el condado de Harris, que incluye a Houston. Pero tanto la Corte Suprema estatal, controlada por los republicanos, como un juez federal designado por George W. Bush hijo rechazaron el reclamo.

Algunos demócratas y observadores electorales temen que los aliados de Trump traten de intimidar a los votantes que acuden a las urnas.

El jefe de la policía de Minneapolis envió la semana pasada a sus agentes un correo electrónico buscando 20 o 30 policías jubilados para que “vigilen” la votación en zonas “problemáticas”. El mensaje estaba firmado por William Willingham, quien se identificaba como asesor legal y director de operaciones del día de las elecciones de la campaña de Trump.

“Los observadores de la votación no detienen a nadie, sino que nos informan de fraudes”, decía el email, una copia del cual fue conseguida por el Minneapolis Star Tribune. “No queremos necesariamente que nuestros observadores luzcan intimidantes y no pueden portar armas por las leyes estatales... Solo queremos gente que no tenga miedo de ir a barrios pesados o enfrentar situaciones intimidatorias”.

La campaña de Trump tomó distancia del pedido de policías jubilados, pero el email aumentó el temor de quienes sospechan que la campaña de Trump puede apelar a viejas tácticas para evitar el voto de ciertos sectores.

En agosto, el propio Trump planteó la posibilidad de enviar policías a los centros de votación.

“Vamos a mandar alguaciles, policías, fiscales... Va a intervenir todo el mundo, incluso procuradores generales”, dijo Trump en una entrevista con Sean Hannity de Fox News.

Las leyes federales prohíben la intimidación de votantes en las urnas y el envío de soldados o personas armadas por parte del gobierno, a menos que sea para “reprimir enemigos armados de Estados Unidos”. Hay quienes piensan que este tipo de declaraciones de Trump pueden hacer que partidarios suyos decidan por su cuenta presentarse en los centros de votación con uniformes militares y armas semiautomáticas.

Reed Galen, veterano consultor político que trabajó para la campaña presidencial de John McCain antes de renunciar al partido Republicano tras la nominación de Trump, dice que le preocupa la presencia de Roman.

“Tenemos este Ejército de Trump reclutando gente mediante mensajes de texto, pero puede haber decenas de miles de personas que actúan por cuenta propia” e incluso apelen a la violencia, manifestó Galen.

“Eso es lo que hace este tipo. Su presencia no es buena”, agregó.



Jamileth


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