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¿Qué está pasando en Armenia y Azerbaiyán?


2020-11-20

Por Andrew E. Kramer | The New York Times

¿Cómo fue que un conflicto muy local atrajo a las potencias regionales? ¿Por qué incendiaron los armenios sus propios hogares?, y ¿qué perspectivas de paz hay luego del acuerdo de cese al fuego?

Una nube de humo en el distrito de Kelbajar el 13 de noviembre. Al partir, algunos armenios prendieron fuego horas antes de que Azerbaiyán tomara el control del distrito como parte de un acuerdo de paz negociado por Rusia.

Un conflicto latente durante décadas entre Armenia y Azerbaiyán en torno al enclave de Nagorno Karabaj estalló a finales de septiembre en la peor violencia que la zona ha atestiguado después de la encarnizada guerra étnica de la década de los noventa.

Durante décadas las trifulcas han sido comunes en el frente de batalla de Nagorno Karabaj –conocido a veces en español como Alto Karabaj— que internacionalmente se reconoce como parte de Azerbaiyán pero en donde los habitantes son de origen étnico armenio.

Después de tres cese al fuego fallidos, un acuerdo de paz negociado por Rusia y firmado el 9 de noviembre puso fin a una guerra de seis semanas que mató a miles. El acuerdo permitió que Azerbaiyán conservase una gran parte del territorio que había capturado y exigió a Armenia entregar otras zonas, pero dejó a la capital de la región de Nagorno Karabaj, Stepanakert, bajo control armenio, con la protección de pacificadores rusos. Los armenios de una región que debía cambiar de mano, Kelbajar, prefirieron quemar sus casas para evitar que ahí vivieran azerbaiyanos.

En los años noventa fueron los azerbaiyanos los que se fueron obligados a abandonar Kelbajar cuando terminó la primera guerra con una victoria armenia. Ahora es el turno de Armenia, una tragedia para ellos y un triunfo para sus enemigos.

Aquí tienes una guía sobre la guerra en Nagorno Karabaj, las razones que causaron su más reciente estallido y qué perspectivas hay de establecer la paz.

La región ha sido un polvorín étnico durante un siglo

Hace mucho tiempo que Nagorno Karabaj ha estado listo para un renovado conflicto local.

Una guerra entre los armenios y azerbaiyanos que comenzó hacia el final del periodo soviético preparó el terreno para el conflicto actual. En ese entonces, el enclave étnicamente armenio en Azerbaiyán declaró su independencia y casi fue arrasado en la guerra que se desató antes de que sus combatientes y el ejército de Armenia capturaron zonas de Azerbaiyán en una serie de victorias que llevaron al cese al fuego de 1994.

Pero las tensiones son incluso más antiguas, al menos datan de la Primera Guerra Mundial, durante la caída del Imperio Otomano, cuando los armenios fueron masacrados y expulsados de Turquía en lo que muchos, incluido el Congreso de Estados Unidos y los estados miembro de la Unión Europea, reconocen como genocidio. Esa historia, dicen los armenios, justifica la defensa militar que hacen de su enclave étnico.

El cese al fuego de 1994 debía ser temporal y dejó a unos 600,000 azerbaiyanos —que habían huido de Nagorno Karabaj y siete distritos cercanos capturados por los armenios— lejos de sus hogares. Una cantidad menor de armenios que habían estado viviendo en Azerbaiyán también huyeron o fueron expulsados. El resultado dejó a Nagorno Karabaj, muy alineado con Armenia, vulnerable a un ataque de Azerbaiyán, que prometió recapturar la zona.

Además está el odio entre los azerbaiyanos musulmanes y los armenios cristianos, que se acusan mutuamente de la destrucción de sitios religiosos con la intención de borrar del paisaje montañoso los vestigios históricos de la otra cultura. Los armenios reconstruyeron una iglesia, la Catedral del Santo Salvador, en la ciudad que llaman Sushi solo para ver su techo destruido este otoño. Azerbaiyán dice que el conflicto de los años noventa dejó decenas de mezquitas en ruinas.

El conflicto es antiguo, pero en esta ocasión fue distinto

Analistas y exdiplomáticos dijeron que, en esta ocasión, el conflicto fue diferente porque Turquía ofreció un apoyo más directo a Azerbaiyán, y también debido a la dimensión de los enfrentamientos. Azerbaiyán utilizó sofisticados drones de ataque y ambos bandos emplearon una poderosa artillería de cohetes de largo alcance, dijeron.

La participación directa de Turquía en apoyo de su aliado étnico turco, Azerbaiyán, en una zona de influencia tradicional rusa, convirtió una disputa local en un enfrentamiento regional.

Un buen ejemplo que lo ilustra es el acuerdo de cese al fuego del 9 de noviembre: el acuerdo fue negociado por Rusia y al día siguiente los pacificadores rusos empezaron a desplegarse en la zona de conflicto para custodiar un camino de acceso y supervisar la entrega de territorio. Azerbaiyán ha insistido en que tiene derecho a invitar a pacificadores turcos, lo que genera la posibilidad de que los soldados de dos países operen en estrecha cercanía en un frente bastante tenso.

Antes del cese al fuego, los ataques se propagaron mucho más allá del frente. Ciudades en Azerbaiyán, Nagorno Karabaj y Armenia han sido impactadas por arsenales de largo alcance disparados por combatientes en ambos bandos. La capital de Nagorno Karabaj, Stepanakarnet, ha sido bombardeada en repetidas ocasiones.

Azerbaiyán acusó a Armenia de lanzar cohetes a la ciudad más grande del país, Ganja, y a una estación hidroeléctrica, lo que sugiere que hay un esfuerzo para destruir infraestructura civil, lo que crea el riesgo de una escalación a un conflicto directo entre los países fuera de la región separatista de Nagorno Karabaj.

Un enfrentamiento local atrajo a las potencias regionales

Rusia y Turquía se habían coordinado en otras ocasiones para calmar las tensiones entre Azerbaiyán y Armenia.

Pero la tensa cooperación entre Turquía y Rusia, aliado de Armenia, sucede cuando ambos países han empezado a volverse más asertivos en el Medio Oriente y Estados Unidos da un paso atrás. La relación entre los tres países ahora es más complicada.

Turquía ha alienado a Estados Unidos al comprar misiles antiaéreos de Rusia y al eliminar un acuerdo sobre un gasoducto que es visto como poco favorable para Ucrania. Al mismo tiempo, batalla guerras ajenas contra Moscú en Siria y Libia.

Luego de los ataques aéreos rusos en Siria que mataron a soldados turcos a principios de este año, Turquía pronto apareció en otros campos de batalla donde Rusia era vulnerable. En mayo, Turquía desplegó asesores militares, drones armados y combatientes sirios en Libia para apuntalar al gobierno respaldado por la ONU y desplazar a una facción rival que Rusia apoya en esa guerra. En julio y agosto, envió tropas y equipo a Azerbaiyán para realizar ejercicios militares.

Armenia ha dicho que Turquía estuvo directamente involucrada en la lucha en y alrededor de Nagorno Karabaj y que un caza turco F-16 derribó un jet de Armenia. Turquía negó dichas acusaciones.

Luego de que imágenes de satélite revelaron que había F-16 en el estacionamiento de un campo aéreo azerbayano, el presidente de Azerbaiyán reconoció que había aviones turcos en su país pero comentó que no habían volado en combate.

Tanto Rusia como Francia han respaldado la denuncia de Armenia de que Turquía desplegó militantes sirios a Nagorno Karabaj del mismo modo que hicieron en Libia. Estados Unidos, liado con su elección presidencial, solo tuvo un rol limitado en la diplomacia del asunto.

Por ahora prevalece una paz precaria

Hacia principios de noviembre, los combates se había vuelto contra Armenia. Fuerzas de Azerbaiyán capturaron la segunda ciudad más grande de la región de Nagorno Karabaj y cortaron acceso a un camino necesario para hacer llegar pertrechos militares al enclave montañoso, lo que robó a sus defensores la esperanza de resistir.

El cese al fuego, firmado por el presidente Vladimir V. Putin de Rusia, el presidente Ilham Aliev de Azerbaiyán y el primer ministro Nikol Pashinián de Armenia pidió al ejército armenio que se retirara de Nagorno Karabaj y fuera reemplazado por pacificadores rusos.

El acuerdo le otorgó a Azerbaiyán gran parte de lo que el país ha buscado en años de negociaciones. Además de retirar a su ejército de la zona, Armenia acordó abrir un corredor de transporte para Azerbaiyán a través de Armenia hacia la región de Nakhichevan en Azerbaiyán.

El acuerdo selló el papel regional de una Turquía cada vez más asertiva. También dejó a Armenia profundamente dependiente de Rusia en materia de seguridad, lo que debilita potencialmente la independencia de Armenia. Durante gran parte de la era postsoviética, el apoyo de la diáspora armenia del sur de California y de otros lugares en Estados Unidos y Francia ayudaron a equilibrar la influencia rusa en el país.

De inmediato se desataron protestas en Armenia, en una muestra de indignación ante el acuerdo y cuestionamientos de que el gobierno de Pashinián, que negoció los términos, pudiera mantenerse en el poder para asegurar su cumplimiento.

Y la profunda animadversión ha prevalecido. El 15 de noviembre, mientras los armenios huyeron de sus hogares en Kelbajar bajo el acuerdo negociado por Rusia, muchos prendieron fuego a sus casas. Cerca de algunas de las viviendas en llamas había ruinas más antiguas: las de los hogares abandonados hace un cuarto de siglo, cuando los azerbaiyanos se fueron y los armenios se mudaron a la región.



maria-jose


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