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Pleitesía al dios Diego en el país del rey Pelé


2020-11-26

Naiara Galarraga Gortázar y Diogo Magri | El País

Río de Janeiro / São Paulo - Brasil, el país de Pelé, se rindió este miércoles sin matices a Diego Armando Maradona en cuanto se conoció su muerte. La histórica rivalidad con la vecina Argentina, la hostilidad entre los seguidores de estos dos magos del balón, las comparaciones, las faltas de respeto al argentino por parte de la afición brasileña fueron inmediatamente aparcadas para dar paso a sentidos homenajes al astro fallecido. La reacción de Pelé llegó en forma de tuit: “Yo pierdo a un gran amigo y el mundo pierde a una leyenda. Queda mucho por decir, pero, por ahora, que Dios dé fuerza a sus familiares. Espero que un día podamos jugar juntos a la pelota en el cielo”.

Hablar de Maradona en Brasil implicaba hasta ahora dos comparaciones inevitables. Primera con Pelé, por el título imaginario y subjetivo de “el mejor jugador de todos los tiempos”. El Rey del fútbol brasileño contra el Dios del fútbol argentino, exponentes de épocas distintas. La otra colocaba a Maradona frente al brasileño con el que realmente se midió: Zico. Dos de los mejores 10 de los años ochenta. Rivalizaron en algunos Brasil-Argentina, incluido el Mundial del 82, en España, cuando Zico marcó, Maradona fue expulsado y Brasil ganó. “Siempre fuimos rivales, pero eso fue en el campo. Fue el más grande de mi generación”, resumió Zico.

Las comparaciones en goles y títulos entre Maradona y Pelé fue sustituida por un vídeo antiguo, de cuando Maradona invitó hace 15 años a su gran antagonista dentro y fuera del césped a su programa de televisión, La noche del 10. Vestidos de calle, en un estudio de televisión, el 10 albiceleste y el 10 de la canarinha protagonizaron un momento inolvidable de pases de cabeza.

El fallecimiento prematuro de Maradona cambió súbitamente el guion de los programas deportivos del miércoles, el único día junto al domingo consagrado al fútbol en la televisión en abierto. Periodistas brasileños que confesaron haberse enamorado del fútbol con el argentino (demasiado jóvenes para ver a Pelé) olvidaron los partidos de la semana para recordar al ídolo y recuperar partidos con jugadores que no pisan el campo hace más de dos décadas, pero nunca dejaron de ser relevantes.

La noticia copó los titulares de los diarios digitales, enlutó las redes. Y por la noche abrió Jornal Nacional, el informativo televisivo más visto. “El universo del fútbol pierde a un astro de una grandeza de primera”, dijo solemne la presentadora para dar paso la imagen de un aficionado agitando una bandera albiceleste con la frase: “Dios es argentino”.


Maradona era dos décadas más joven que Pelé. Ambos cumplieron años el pasado octubre. Pelé celebró los 80 confinado en su casa por el coronavirus mientras Maradona llegó a los 60 lastrado por sus problemas de salud.

Las personalidades de ambos eran diametralmente contrapuestas, sus actitudes y posiciones fuera del campo, también, pero evidentemente sus caminos se cruzaron a menudo.

En 1979, vino a Brasil a conocer al único tricampeón del mundo. El Santos, el equipo en el que Pelé jugó toda su carrera brasileña, recordó tras fallecer el argentino que en los noventa negociaron el fichaje de Maradona con la intermediación de O Rei. No prosperó. Pedía demasiado, según el Santos. Tampoco fructificaron los intentos del São Paulo, del Palmeiras ni del Flamengo para traerse a tierras brasileñas al héroe del Boca Juniors.

Romario, que es senador desde hace varias legislaturas, lamentó la desaparición de su amigo y de la leyenda. “De los jugadores que vi en el campo, él fue el mejor”, afirmó.

El presidente Jair Bolsonaro mantuvo silencio sobre la noticia que ha conmocionado al mundo, cosa que también ha hecho ante muertes de relevantes figuras de la cultura brasileña. Justo la semana pasada un tuit suyo resucitó la eterna rivalidad futbolística (y política) entre los astros argentino y brasileño. Era una foto de un sonriente Pelé mostrando una camiseta autografiada para el mandatario.

Los expresidentes izquierdistas Lula da Silva y Dilma Rousseff alabaron, en cambio, las firmes y públicas posiciones políticas de Maradona. “Siguió jugando por el pueblo pobre en todo el mundo”, tuiteó Lula. Rousseff destacó que también debe ser recordado por su defensa de los derechos de los latinoamericanos “a la soberanía, la democracia y la justicia social”.

En los partidos de la selección brasileña nació hace años una canción de elogio a Pelé y menosprecio a su rival. “Mil goles, solo Pelé. Maradona esnifador”, en referencia a la drogodependencia del argentino. A su muerte no sonó. En cambio, el futbolista retirado y comentarista Walter Casagrande, Casão, hizo una confesión emocionado: “Soy drogadicto, estuve hospitalizado durante un año y sé lo difícil que fue. Corrí el riesgo de morir varias veces, como él. Podría haber sido yo. Sufro mucho cuando muere un drogadicto”.

El que en tan poco tiempo sus rivales de toda la vida hayan perdido a Maradona y a Quino, padre de Mafalda, tiene conmocionados a muchos brasileños.



Jamileth


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