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“Estamos en guerra con la naturaleza y hay que hacer las paces”: António Guterres
Por Manuel Planelles | El País 2020 debía ser el punto de inflexión en la lucha internacional contra el cambio climático. Pero la pandemia obligó a posponer un año la cumbre del clima que se iba a celebrar en Glasgow (Reino Unido). Y los compromisos de una mayor ambición contra el calentamiento que iban a presentar los países en esa cita se han quedado en el aire. António Guterres (Lisboa, 1949), secretario general de la ONU, fija ahora en el calendario 2021 como el año en el que se debe constituir “una coalición global” para lograr la neutralidad de carbono en 2050 —es decir, que la cantidad de dióxido de carbono que emitirán las actividades humanas a mediados de siglo sea igual a la que absorben los sumideros, por ejemplo, los bosques—. Ese es el camino para conseguir que el incremento medio de la temperatura del planeta no supere los 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París. El 12 de diciembre se cumplen cinco años de la firma de aquel pacto en la capital francesa y la ONU ha impulsado una cumbre virtual para conmemorarlo e intentar relanzar la lucha contra el calentamiento global. “Hay tantas áreas en las que debemos cambiar de rumbo si queremos un planeta en el que podamos vivir”, sostiene Guterres desde Nueva York en esta entrevista realizada por videoconferencia dentro del proyecto Covering Climate Now, un consorcio de medios de comunicación internacionales creado para impulsar la información sobre cambio climático. Pregunta. ¿Estamos en una emergencia climática? Respuesta. Sí, estamos en una emergencia climática, no solo estamos en medio de la crisis de la pandemia de la covid. Vemos que estamos en una emergencia cuando miramos lo que pasa con el incremento de la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera o el incremento de las temperaturas —este año es uno de los tres más calientes registrados—. También, si miramos a lo que pasa con los glaciares, si miramos lo que pasa con Groenlandia o la Antártida, si miramos lo que pasa con el nivel del mar, si miramos lo que pasa con los huracanes y otras tormentas en distintas partes del mundo, si miramos que nueve millones de personas mueren cada año por la polución del aire y el agua originada por los mismos factores que crean la crisis climática… Estamos afrontando una emergencia climática. Pero no es una emergencia para un año o dos, será el reto esencial de este siglo. Esta emergencia nos obliga a una movilización para combatirla. Para nosotros es muy importante que 2021 sea el año de la creación de una coalición global para la neutralidad de carbono. Europa ya se ha comprometido con lograr una huella de carbono cero en 2050 y tenemos también a Japón y a Corea del Sur. La nueva Administración de Estados Unidos lo ha anunciado y China ha prometido la neutralidad de carbono antes de 2060… Pero necesitamos ahora una coalición global y queremos que cada empresa, cada ciudad, cada banco y cada país proponga su plan de transición para la neutralidad de carbono. Queremos que se tomen medidas para que a final de 2021 cada país plantee las contribuciones nacionales determinadas [los planes de recorte de emisiones para esta década, conocidos por sus siglas en inglés NDC] en línea con el objetivo del Acuerdo de París, en línea con el objetivo de dejar en 1,5 grados el aumento de la temperatura a final del siglo. P. ¿Teme que la crisis económica derivada de la pandemia pueda frenar la lucha contra el cambio climático en el mundo? R. Creo que hay que hacer exactamente lo contrario. Desafortunadamente, estamos viendo hoy que los países del G20 en las medidas de recuperación de sus economías están invirtiendo un 50% más en actividades relacionadas con los combustibles fósiles que en las energías renovables y en la economía verde. Esto es inaceptable, porque los miles de millones de dólares y euros que se están gastando para la recuperación y el mantenimiento de las economías son préstamos que heredarán las generaciones futuras. No es aceptable que las generaciones futuras reciban un montón de deuda y que esa deuda se haya utilizado para destruir el planeta. Está claro que hay una responsabilidad moral. Lo que estamos gastando para recuperarnos de la covid debe tener al mismo tiempo como clara prioridad la inclusión, combatiendo las desigualdades, y la sostenibilidad, combatiendo el cambio climático. Si no lo hacemos estaremos cometiendo un grave crimen en nuestra relación con nuestros hijos y nietos. P. Más de 100 países han anunciado hasta ahora compromisos para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, pero casi ninguno ha presentado sus nuevos planes para 2030, las NDC. ¿Teme que las promesas para 2050 se usen como excusa para no actualizar los planes a corto plazo? R. No, no. Hay que hacer las dos cosas. El objetivo central de la ONU para 2021 es constituir una coalición global para la neutralidad de carbono. Y una coalición en la que todos los Estados del G20 estén y que dé garantías de que el objetivo de 1,5 grados se consiga. Pero esa es solo la primera parte de nuestro objetivo. La segunda es garantizar que todos los Estados planteen de aquí a final de 2021, de aquí a la cumbre de Glasgow, la COP26, NDC que garanticen una reducción media de las emisiones del 45% hasta el final de la década; el objetivo para Europa debe ser del 55%. Al mismo tiempo, se deben plantear medidas concretas para llegar a la neutralidad de carbono en 2050. Y eso tiene consecuencias prácticas: hay que acabar con los subsidios a los combustibles fósiles; no se debe construir ninguna central de carbón más en el mundo y debe darse un abandono progresivo de las centrales en funcionamiento; hay que cambiar la fiscalidad; hay que instar a las instituciones financieras internacionales y a los bancos de desarrollo a que asuman compromisos para movilizar fondos privados en materia de cambio climático para los países en desarrollo. P. Hasta la llegada de la pandemia, 2020 estaba llamado a ser precisamente el año clave para todo lo que usted dice. ¿El mundo se puede permitir perder otro año más? R. No. Por eso 2021 es el año de la verdad en materia de cambio climático, pero también en materia de biodiversidad, porque tenemos la reunión de Kunming (China). Estamos acabando con un millón de especies en el mundo. Es inaceptable. Sobre todo cuando sabemos hoy que el 70% de las enfermedades transmisibles son de origen zoonótico. Lo que le estamos haciendo a la naturaleza está poniendo en peligro nuestra salud. Tiene que ser el año de los océanos, para acabar con la sobreexplotación de la pesca, aumentar las áreas protegidas, garantizar una reducción drástica de la contaminación química y de los plásticos, que tienen un impacto absolutamente devastador en los océanos y en nuestra salud con los microplásticos que penetran en todos los lados. 2021 tiene que ser el año de la reconciliación con la naturaleza. Nosotros estamos en guerra con la naturaleza y es una guerra suicida porque la naturaleza siempre responde y lo hace con una violencia creciente. Hay que hacer las paces entre la humanidad y la naturaleza y 2021 es el año de la verdad para hacerlo. Cambio climático, biodiversidad, océanos y los aspectos relacionados con los bosques, la degradación del suelo… Hay tantas áreas en las que debemos cambiar de rumbo si queremos un planeta en el que podamos vivir. P. El IPCC, los científicos que asesoran a la ONU, publicó su primer informe hace 30 años y ya indicaba la relación clara entre cambio climático y gases de efecto invernadero. Pero desde 1990 la emisión de estos gases ha aumentado más de un 60%. ¿Por qué los Gobiernos ignoran a la ciencia? R. Creo que solo ahora estamos viendo una movilización global de la sociedad civil, y de la juventud sobre todo, con un liderazgo extraordinario. Pero también del sector privado. Hoy vemos que el sector privado está muchas veces yendo por delante de los Gobiernos y comprendiendo que si sus actividades no son sostenibles, no tienen futuro. Y entonces hay una presión creciente de la sociedad civil, del sector privado y de la juventud a los Gobiernos. Y desafortunadamente sabemos que los Gobiernos normalmente solo actúan cuando son presionados. Esta presión está creciendo y ganando una dimensión enorme. Soy muy optimista sobre la conciencia creciente de la humanidad y los Gobiernos no tienen otra alternativa que corresponder con una acción concreta en línea con lo que la comunidad científica nos pide. P. La Unión Europea está ahora debatiendo su nuevo objetivo para 2030, su NDC, pero hay problemas con algunos países. ¿Por qué es importante que la UE presente el 12 de diciembre su nuevo objetivo? R. El liderazgo de Europa es esencial hoy. Afortunadamente fue Europa la primera gran economía, porque muchas pequeñas economías lo hicieron antes, que adoptó el compromiso con la huella de carbono cero para 2050. Después tuvimos a Japón, a Corea del Sur, a China con un horizonte de antes de 2060, ahora tenemos a la nueva Administración de EE UU… El liderazgo de Europa es claro. Y ahora es igualmente importante para trasladar ese objetivo de 2050 a las medidas concretas e inmediatas. Para eso el compromiso europeo para reducir sus emisiones en un 55% hasta 2030 es esencial. Es un compromiso de responsabilidad de un continente que ha contribuido mucho al cambio climático pero que hoy está dispuesto a asumir el liderazgo de esta lucha. Europa tiene aquí un destino histórico y tiene que corresponder a ese destino histórico. Espero que algunos países que están poniendo algunos obstáculos comprendan que están en el lado equivocado de la historia y que se pasen al lado correcto. P. Sostiene que Europa debe tener un objetivo de reducción de emisiones del 55% en 2030. ¿Qué objetivo debe fijarse la nueva Administración de EE UU? R. La nueva Administración ya anunció el compromiso con la neutralidad de carbono en 2050. Espero que ese compromiso se transforme en primer lugar en la reentrada en el Acuerdo de París y en segundo lugar en la presentación de unas NDC en línea con el objetivo de la neutralidad a 2050. Tengo una gran esperanza. Las declaraciones hechas por el nuevo coordinador responsable de la acción climática, John Kerry, son muy importantes y dan una señal muy clara: EE UU quiere reasumir un liderazgo que ya tuvo en la acción climática. P. Pero EE UU, el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero, se ha movido en los últimos años en la dirección contraria. ¿Cómo ha afectado a la acción climática esta postura? R. Es importante reconocer que en la sociedad americana, en las ciudades, en varios Estados y en las empresas ha habido un progreso importante. Por ejemplo, el nivel de emisiones de los EE UU incluso se ha reducido durante los últimos cuatro años. Sigue siendo alto, pero se ha reducido. Creo que con un Gobierno [federal] fuerte ahora la sociedad estadounidense será capaz de responder. Porque sin EE UU será imposible lograr nuestros objetivos de limitar el crecimiento de la temperatura a finales de siglo en 1,5 grados centígrados. P. ¿Ha contactado ya con el presidente electo Joe Biden o con John Kerry? R. Por supuesto, esos contactos están teniendo lugar. Y, por supuesto, estamos totalmente a disposición de cualquier Administración entrante para asegurarnos de apoyar plenamente los objetivos de emisiones netas cero en 2050. P. Quedaría el otro gran actor: China. ¿Es suficiente que se comprometa a la neutralidad de carbono en 2060 o se necesita que llegue a ese objetivo antes? R. China ha afirmado que va a conseguir la neutralidad de carbono antes de 2060. Y lo que nosotros pedimos es que sea lo más pronto posible. Hay que comprender que la economía china es una economía con un nivel de desarrollo distinto del de las europeas y norteamericana. Y el principio del Acuerdo de París es de responsabilidades comunes aunque diferenciadas. Pero es esencial que China, como India y otros países que son hoy grandes emisores, asuman una corresponsabilidad con la neutralidad de carbono y que eso se haga en una forma que permita que globalmente lleguemos a 2050 con ese objetivo de neutralidad. maria-jose |
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