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¿Sillón o cubículo? La vacuna podría no traer de vuelta a los estadounidenses a las oficinas


2020-12-14

Por Howard Schneider | Reuters

Meses después de una pandemia que ha cambiado el equilibrio entre trabajo y vida laboral, en que como en los dibujos de M.C. Escher el final de uno y el inicio del otro son indistinguibles, los estadounidenses dicen que se han adaptado bien a las oficinas en casa y a los escritorios en el comedor, y la mayoría quiere seguir trabajando cuando todo acabe.

El resultado de nuevas encuestas publicadas por el Centro de Investigación Pew y el Instituto Becker Friedman de la Universidad de Chicago tiene implicaciones posiblemente nefastas para las microeconomías de los distritos comerciales anteriores al COVID-19 que habían prosperado gracias a las multitudes de oficinistas que iban a la hora feliz del bar o dejaban la ropa de la tintorería a una cuadra del trabajo.

La encuesta Pew a 5,800 adultos que trabajaban a mediados de octubre encontró que la transición ha sido fácil para la mayoría. Les ha permitido seguir siendo productivos y ha dado a la gente más control sobre cómo usan su tiempo, en contra de la creencia general de que las oficinas en casa son un laberinto de problemas técnicos y distracciones familiares.

No todo el mundo está entusiasmado, por supuesto. Más trabajadores jóvenes informaron de problemas para mantenerse motivados y a los padres les resultaba más difícil trabajar sin interrupciones.

Pero “aunque no es perfecta, la transición al teletrabajo ha sido relativamente fácil para muchos adultos con empleo”, encontró Pew en su encuesta.

El hecho de que a la gente no sólo le gusta sino que parece funcionar bien en sus trabajos en un entorno hogareño “puede presagiar un cambio significativo en la forma en que una gran parte de la fuerza de trabajo funcionará en el futuro”, escribieron los investigadores de Pew Kim Parker, Juliana Horowitz y Rachel Minkin.

El lanzamiento de una vacuna obligará a las empresas de todo el país a decidir si mantienen el alquiler de oficinas, dejan que la gente trabaje donde quiera o adoptan algún tipo de acuerdo híbrido.

También servirá para responder a la larga lista de preguntas sobre si los cambios de comportamiento provocados por la pandemia son permanentes o desaparecen una vez que el riesgo de salir haya disminuido.

LLEGÓ PARA QUEDARSE

El estudio publicado por el Instituto Becker Friedman también concluyó que el trabajo remoto “probablemente se mantendrá”, y estimó que quizás el 22% de todos los días laborales serán “cubiertos desde casa” después de la pandemia.

Es un cambio importante, con implicaciones en el futuro para los propietarios de edificios de oficinas, así como para el café de la esquina.

Los autores Nick Bloom de la Universidad de Stanford, Steven Davis de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago y José Barrero del Instituto Tecnológico Autónomo de México, dijeron que el “experimento social masivo” de la pandemia recortará el gasto en los principales centros urbanos hasta en un 10% de forma permanente.

¿Por qué permanente?

El estigma de “haraganear en casa” ha desaparecido, la tecnología ha mejorado rápidamente, y las empresas y los empleados se han adaptado, concluyó la investigación. Las compañías han cambiado su infraestructura tecnológica y el trabajador promedio, según el estudio, ha gastado unos 660 dólares en equipar su hogar.

La gran mayoría en la encuesta a 15,000 personas, entre mayo y octubre, dijo que eran al menos tan productivos desde su hogar, si no más, que en su oficina, y que les gustaría seguir trabajando desde casa al menos dos días a la semana en el futuro.

El valor en dólares de eso es significativo. Casi la mitad de los trabajadores dijeron que la flexibilidad de quedarse en casa dos o tres días a la semana valía hasta el 15% de su salario.

Los dos estudios compartieron otras conclusiones comunes, incluyendo el hecho de que los beneficios de trabajar desde casa no son universalmente compartidos.

Según el grupo de la Universidad de Chicago, “es una ventaja, pero los hombres, los que ganan más dinero y los trabajadores con un alto nivel de educación llegarán a disfrutarla de manera desproporcionada”.



maria-jose


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