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Deportistas profesionales: levantemos la voz


2020-12-29

Por Naomi Osaka | The New York Times

Como a todas las personas, nos afectan los prejuicios y el racismo. ¿Por qué no habríamos de decirlo?

Punto de inflexión:

A propósito de la presión tanto de los seguidores como de los jugadores, equipos de cuatro de las principales ligas deportivas profesionales de Estados Unidos cancelaron juegos y prácticas en protesta contra el racismo y la brutalidad policial.

Este es un artículo de Turning Points, una serie especial que ensaya sobre lo que los momentos críticos de este año podrían significar para el próximo.

“Cállate y dribla”.

Eso fue lo que un presentador de noticias le aconsejó a LeBron James después que habló sobre racismo, política y las dificultades de ser una estrella negra en Estados Unidos durante una entrevista en ESPN en 2018.

No hace falta decir que LeBron no siguió su consejo.

La faceta de activista de LeBron captó mi atención por primera vez en 2012. Él y sus compañeros del Miami Heat publicaron fotos en las que llevaban hoodies (sudaderas con capucha) para protestar por el asesinato de Trayvon Martin, un adolescente negro desarmado que llevaba puesta una sudadera parecida cuando George Zimmerman, un vigilante vecinal voluntario en Florida, le disparó fatalmente. En 2014, un hombre negro llamado Eric Garner murió en Staten Island después de que unos oficiales de policía lo sujetaron con fuerza del cuello durante un arresto, una maniobra que en ese momento ya estaba prohibida para la policía y que, desde entonces, se ha vuelto ilegal en el estado de Nueva York. Poco tiempo después, durante un calentamiento previo a un juego, LeBron utilizó una camiseta con las palabras “No puedo respirar”, lo último que dijo Garner antes de morir y que fue captado en video mientras los oficiales lo estrangulaban. El resto de la liga siguió su ejemplo, pero James fue el foco de atención.

Si adelantamos el tiempo rápidamente a este verano, podemos ver que James continúa siendo el centro de atención. LeBron tiene la voz más fuerte y la plataforma más grande, y las está usando para protestar contra el racismo sistémico, la desigualdad y la brutalidad policial, todo mientras su carrera continúa floreciendo en medio de manifestaciones sin precedentes, una pandemia que está cambiando al mundo y heridas profundamente personales, incluida la muerte de nuestro amigo mutuo Kobe Bryant.

LeBron muestra una valentía feroz en su firme apoyo a la comunidad negra. Es inquebrantable, directo y apasionado. En la cancha o con un micrófono, es imparable y también es una inspiración. Es una persona dedicada a su profesión, pero de igual manera le dedica tiempo a su comunidad, al tiempo que continúa luchando contra una larga historia de silenciamiento de los atletas que dicen lo que piensan.

Los músicos componen y cantan todo el tiempo sobre movimientos sociales, activismo e igualdad. Los actores expresan sus opiniones y con frecuencia respaldan personalmente a candidatos políticos, organizando eventos y fiestas para recaudar fondos. De los ejecutivos de empresas, escritores y artistas prácticamente se espera que opinen sobre los últimos acontecimientos y defiendan de manera pública sus puntos de vista. Sin embargo, los deportistas por lo regular somos objeto de críticas por expresar nuestras opiniones.

¿La gente nos ve solo como cuerpos, como personas que podemos lograr lo que es físicamente imposible para casi todos los demás y que entretenemos a los aficionados superando incluso nuestros límites? ¿Se preguntan si ese conjunto de músculos, huesos, sangre y sudor también puede tener una opinión? ¿Deberían ser los deportes solo deportes y la política solo política?

A menudo ese es el mensaje. Batea, encesta. Cállate y dribla.

Pero cualquiera que sea el argumento, siempre se ignora un hecho fundamental: cuando no estamos jugando, vivimos en el mismo país que el resto de la gente. Y, como muchos atletas pueden confirmar en estos días, eso significa que estamos sometidos a las mismas injusticias y desigualdades que han llevado al asesinato de personas que se ven exactamente como nosotros, pero que no disfrutan de las mismas protecciones que nos proporcionan la fama, ciertos accesos y los sistemas de apoyo. Solo pregúntenle al jugador de la NBA Sterling Brown, a quien la policía le disparó con una pistola paralizante, o a mi colega tenista James Blake, a quien empujaron contra el piso y esposaron durante 15 minutos unos oficiales de policía tras encontrarlo parado afuera de un hotel en la ciudad de Nueva York (los oficiales dijeron que había sido un caso de identidad equivocada). El que seamos deportistas no significa que no nos afecte lo que pasa en Estados Unidos, y tampoco nos obliga a quedarnos callados.

Los deportes nunca han sido apolíticos y, mientras sigan siendo jugados por seres humanos, nunca lo serán.

Durante décadas, Muhammad Ali fue la voz de la justicia, incluso después de haber sido condenado a cinco años de prisión por negarse a ser reclutado debido a sus creencias religiosas. En Ciudad de México, en los Juegos Olímpicos de 1968, Tommie Smith y John Carlos fueron abucheados en el podio cuando levantaron los puños, cubiertos con guantes negros, y luego se enfrentaron a una ola de críticas, tanto del público como de los medios, cuando regresaron a Estados Unidos.

Colin Kaepernick puso en riesgo su carrera cuando se arrodilló durante el himno nacional antes de un partido de la NFL y es posible que no juegue nunca más en esa liga debido a eso. Megan Rapinoe ha sido una figura incondicional del movimiento LGTBQ y de la lucha por los sueldos equitativos, aun cuando eso significó enfrentarse al presidente de Estados Unidos y negarse a visitar la Casa Blanca. Venus Williams ha hecho más de lo que la mayoría de la gente sabe para continuar con el legado de Billie Jean King en la pelea por la igualdad en el tenis femenil. Coco Gauff, siendo tan joven, es muy activa en línea y ha hablado públicamente y con gran pasión en apoyo del movimiento Black Lives Matter.

Pero, a pesar de todos esos avances, todavía siento que los atletas tenemos mucho que recorrer.

Hoy en día, dada la cobertura televisiva que recibimos y nuestra relevancia en las redes sociales, los deportistas contamos con plataformas que son más grandes y visibles que nunca antes. Desde mi perspectiva, eso también significa que tenemos una mayor responsabilidad de decir lo que pensamos. No voy a callarme y driblar.



maria-jose


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