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¿Qué significa para las escuelas la nueva variante del coronavirus?


2021-01-18

Por Apoorva Mandavilli | The New York Times

No fue sino hasta el otoño pasado que muchos padres comenzaron a tener un respiro porque se hizo evidente que las escuelas primarias, al menos, no eran un foco de infección de coronavirus. Pero la alarmante noticia de una versión más contagiosa del virus, que se identificó por primera vez en el Reino Unido, reavivó esas inquietudes.

Los informes iniciales transmitían un dejo de preocupación de que los niños pudieran ser tan susceptibles como los adultos, lo que alimentó la especulación de que las escuelas podrían tener que cerrar de manera preventiva para limitar la propagación de la variante; sin embargo, una investigación reciente de Salud Pública de Inglaterra (PHE, por su sigla en inglés) podría disipar esos temores.

Con base en el rastreo detallado de contactos de unas 20,000 personas contagiadas con la nueva variante, entre las que se encuentran casi 3000 niños menores de 10 años, el informe mostró que los niños pequeños tenían la mitad de las probabilidades que los adultos de transmitir la variante a otras personas. Eso también se aplicaba a la anterior iteración del virus.

“Al principio hubo mucha especulación que sugería que los niños propagaban más esta variante”, señaló Muge Cevik , experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de St. Andrews en Escocia y consejera científica del gobierno británico. “Pero eso no es lo que sucede realmente”.

No obstante, la variante sí se propaga con más facilidad entre los niños, al igual que entre los adultos. El informe calculó que la nueva variante es entre un 30 y un 50 por ciento más contagiosa que las anteriores, menos del 70 por ciento de lo que los investigadores habían calculado en un inicio, pero un porcentaje lo suficientemente alto como para esperar que la variante azote a Estados Unidos y otros países, como lo hizo con el Reino Unido.

El año pasado, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, prometió hacer todo lo posible para mantener las escuelas abiertas, pero cambió su política ante el aumento de los contagios y el deterioro de los sistemas hospitalarios, y les ordenó a las escuelas y universidades que implementaran la enseñanza a distancia. Otros países europeos le dieron prioridad a la apertura de las escuelas en septiembre y han trabajado para mantenerlas abiertas, aunque la nueva variante ya ha hecho que algunos gobiernos ordenen el cierre.

En Estados Unidos, se ha detectado el virus mutante solo en un puñado de estados, pero se espera que se propague con rapidez y se convierta en la fuente predominante de contagios para marzo. Si la prevalencia en la comunidad se eleva a niveles inmanejables (una conjetura probable, dado el aumento en la mayoría de los estados) incluso las escuelas primarias podrían verse obligadas a cerrar.

No obstante, ese debería ser el último recurso, después de los cierres de restaurantes, bares, boliches y centros comerciales en espacios cerrados, según muchos expertos.

“Sigo diciendo lo que mucha gente ha dicho en los últimos meses: que las escuelas deberían ser las últimas en cerrar”, afirmó Helen Jenkins, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Boston. Mantener las escuelas abiertas conlleva cierto riesgo, pero “creo que se puede reducir sustancialmente con todas las medidas de mitigación”, dijo.

Los informes de la nueva variante aparecieron por primera vez a principios de diciembre y algunos investigadores sugirieron al principio que, a diferencia de las versiones anteriores del virus, los niños podrían ser tan susceptibles a la nueva variante como los adultos.

Los investigadores de PHE observaron la eficacia con la que personas de varias edades transmitían la variante. Descubrieron que los niños menores de 10 años tenían aproximadamente la mitad de las probabilidades que los adultos de propagar la nueva versión del virus.

Los adolescentes y los jóvenes de entre 10 y 19 años eran más propensos que los niños más pequeños a propagar la variante, pero no tanto como los adultos. (El rango para el grupo de mayor edad en el estudio es demasiado amplio como para poder sacar conclusiones, afirmó Cevik. Biológicamente, un niño de 10 años es muy distinto de un joven de 19).

En general, la variante fue más contagiosa que las versiones anteriores del virus en cada grupo etario. Los expertos señalaron que el virus mutante dará como resultado más contagios en los niños, a no ser que las escuelas refuercen sus precauciones.

“La variante no necesariamente afecta a los niños en particular, pero sabemos que aumenta la transmisibilidad en todos los grupos etarios”, aseguró Cevik. “Necesitamos encontrar maneras de lograr que estos niños vuelvan a la escuela lo antes posible; necesitamos usar este periodo para prepararnos”.

En Alemania, la canciller Angela Merkel había prometido que las escuelas serían lo último en clausurar durante el segundo cierre que comenzó en noviembre. Las escuelas se esforzaron mucho por mantener las clases presenciales, exigiéndoles a los niños que llevaran cubrebocas y abriendo las ventanas para garantizar una mejor ventilación aunque las temperaturas iban en picada.

No obstante, el temor a la propagación de esta variante hizo que Merkel mantuviera las escuelas cerradas después del periodo vacacional, al menos hasta finales de enero.

En Francia, donde la nueva variante no ha dado lugar a una oleada de contagios hasta ahora, las escuelas volvieron a abrir a principios de este mes después de las vacaciones de invierno. Francia no se estaba enfrentando a una epidemia particularmente difícil y los protocolos sanitarios establecidos el pasado mes de septiembre limitaron la transmisión en las escuelas, según ha declarado Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación de Francia.

El gobierno italiano también ha permitido no solo la apertura de las escuelas primarias, sino también de las escuelas secundarias, aunque a la mitad de su capacidad. Aun así, los dirigentes locales han implementado restricciones más estrictas y algunas escuelas secundarias permanecerán cerradas hasta fin de mes.

En Estados Unidos, la variante todavía representa menos del 0,5 por ciento de los contagios. Las escuelas siguen abiertas en la ciudad de Nueva York y en muchas otras partes del país, pero algunas han tenido que cerrar debido al aumento de los contagios por el virus en la comunidad.

“Evidentemente, no queremos llegar a un punto en el que parezca que cerramos las escuelas demasiado tarde”, dijo Uché Blackstock, médica de urgencias en Brooklyn y fundadora de Advancing Health Equity, un grupo de defensa de la atención médica. “Pero al mismo tiempo, creo que deberíamos tratar de mantener a nuestros niños pequeños en la escuela el mayor tiempo posible para el aprendizaje presencial”.

Durante meses ha estado claro cuáles medidas son necesarias, dijeron Blackstock y otros expertos: exigir mascarillas para todos los niños y el personal; asegurar una ventilación adecuada en las escuelas, aunque solo sea abriendo ventanas o enseñando al aire libre; mantener la distancia entre los estudiantes, quizás adoptando horarios híbridos; y seguir siendo rigurosos con la higiene de manos.

La nueva variante, aunque más contagiosa, todavía se ve frustrada por estas medidas. Pero solo unas pocas escuelas en el Reino Unido las implementaron.

“Cuando vemos lo que sucedió en el Reino Unido y pensamos en esta nueva variante, y observamos que los números de casos aumentan, tenemos que recordarlo en el contexto de que las escuelas siguen abiertas, prácticamente sin ninguna modificación”, dijo Jenkins. “Me gustaría ver un ejemplo de la vida real de ese tipo de país, estado o ubicación, que ha logrado controlar las cosas en las escuelas”.

Hay algunos ejemplos en Estados Unidos.

Erin Bromage, inmunóloga de la Universidad de Massachusetts Dartmouth, asesoró al gobernador de Rhode Island, así como a las escuelas del sur de Massachusetts, sobre las medidas preventivas para mantener controlado el coronavirus. Las escuelas que implementaron esas pautas no han registrado muchas infecciones, incluso cuando el virus estaba circulando a niveles altos en la comunidad, dijo Bromage.

“Cuando el sistema está diseñado correctamente, y llevamos a los niños a la escuela, están tan seguros —si no es que más seguros— de lo que estarían en un sistema híbrido o remoto”, dijo.

La escuela a la que asisten los hijos de Bromage tomó precauciones adicionales. Por ejemplo, los administradores cerraron las instalaciones unos días antes del Día de Acción de Gracias para reducir el riesgo en las reuniones familiares y operaron de manera remota la semana siguiente al feriado.

Los funcionarios evaluaron a los casi 300 estudiantes y miembros del personal al final de esa semana, y solo detectaron dos casos por lo que decidieron reabrir.

“Eso nos dio la confianza de que nuestra población no era representativa de lo que estábamos viendo en la comunidad en general”, dijo. “Estábamos usando datos para determinar la posibilidad de volver a estar juntos”.

Las pruebas cuestan 61 dólares por niño, pero las escuelas que no pueden pagarlas podrían considerar evaluar solo a los maestros, agregó, porque los datos sugieren que es más probable que el virus pase de un maestro a otro que de un estudiante a otro.

En la ciudad de Nueva York, los estudiantes y maestros son evaluados aleatoriamente y, hasta ahora, han mostrado tasas de transmisión notablemente bajas dentro de las escuelas.

Blackstock tiene dos hijos que estudian en una escuela primaria en Brooklyn y dijo que sus hijos no han sido examinados en todo el año. Incluso si la nueva variante trae un aumento en los casos, la política de la ciudad de cerrar una escuela si tiene dos infecciones no relacionadas es “demasiado conservadora”, dijo.

Si el número de casos se dispara y las escuelas cierran con más frecuencia, “entonces probablemente diría: ‘Esto no se siente bien, dejémoslos en casa’”, afirma. “Pero van a ir a la escuela mientras sea posible”.



Jamileth


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