Formato de impresión


El experto militar en desinformación que formó parte de la turba del Capitolio


2021-01-28

Por Dave Philipps | The New York Times

En las semanas transcurridas desde que Adam Newbold, exmiembro de la unidad Seal de la Armada, fue identificado como parte de la multitud enfurecida que asaltó el Capitolio el 6 de enero, ha sido entrevistado por el FBI y renunció, bajo presión, a sus puestos de trabajo como mentor y como entrenador de lucha libre voluntario. Cree que su negocio perderá importantes clientes por sus acciones.

Pero nada de esto lo ha hecho cambiar su creencia, contra toda evidencia, de que las elecciones presidenciales de Estados Unidos fueron robadas y que gente como él tuvo razones para rebelarse.

Es sorprendente porque los antecedentes de Newbold parecen blindarle mejor que a la mayoría contra el atractivo de las teorías de conspiración sin fundamento. En la Marina fue entrenado como experto para determinar lo que era información y detectar la desinformación, además formó parte de un comando clandestino que pasó años trabajando en inteligencia a la par de la CIA, y una vez se burló de la idea de los oscuros complots antidemocráticos.

Sin embargo, al igual que otros miles de personas que acudieron a Washington este mes para apoyar al presidente Donald Trump, Newbold se creyó la teoría inventada de que las elecciones fueron amañadas por una oscura camarilla de poderosos liberales que llevaron a la nación al borde de la guerra civil. Nadie pudo convencerlo de lo contrario.

Las fotos del Capitolio muestran a Newbold con una camiseta negra que tenía la frase “Nosotros, el pueblo” y a horcajadas sobre una motocicleta de la policía del Capitolio, a pocos pasos de donde los agentes se enfrentaban a los alborotadores.

Newbold ha dicho que no entró en el Capitolio y que no ha sido acusado de ningún delito. Pero su presencia allí refleja el volátil brebaje de la política partidista y la desinformación viral que ayudó a provocar el asalto.

Su visión del mundo queda clara en su cuenta de Facebook. En un video combativo lleno de improperios que publicó una semana antes de los disturbios, repitió afirmaciones desacreditadas pero que circularon ampliamente sobre las elecciones, diciendo que “es absolutamente increíble, existen montañas de pruebas sobre el fraude electoral y el fraude en la votación y las máquinas y las personas que votaron, hay muertos que votaron”. Cuando los comentaristas lo desafiaron, respondió con improperios y réplicas como “sí, sigue riendo, te vas a reír cuando te pisoteen”.

Un aspecto sorprendente de la multitud iracunda que asaltó el Capitolio es que muchos de sus miembros no provenían de los márgenes de la sociedad estadounidense, sino de entornos de la clase media —como bomberos y agentes de bienes raíces, un ejecutivo de mercadeo y un miembro del Ayuntamiento— se trata de personas que fueron cautivadas por extrañas teorías de la conspiración. La presencia de Newbold mostró cuán persuasiva se había vuelto la historia de las elecciones amañadas.

En teoría, su experiencia laboral debía convertirlo en un hombre difícil de engañar. Unos años antes, cuando ayudó a organizar un ejercicio de entrenamiento militar conocido como Jade Helm 15, estaba en el otro extremo de ese fervor infundado y potencialmente peligroso sobre un supuesto complot siniestro del gobierno, y se reía de eso.

Sin embargo, después de los disturbios en el Capitolio expresó que no se había dejado engañar por las elecciones.

“He estado en países de todo el mundo que están adoctrinados por la propaganda”, dijo Newbold en una larga entrevista telefónica la semana pasada, y agregó que sabía cómo se puede usar la desinformación para manipular a las masas. “No tengo dudas. Estoy convencido de que las elecciones no fueron libres y justas”.

Dijo que creía que las élites anónimas habían logrado ejecutar un golpe manipulando el software electoral, y advirtió que el país todavía estaba al borde de la guerra.

Newbold, de 45 años, vive en las colinas rurales del este de Ohio, y es uno de los tres hermanos de su familia que se convirtieron en comandos de las fuerzas especiales SEAL de la Marina. Pasó 23 años en la fuerza de élite, según los registros de la Marina, incluyendo siete en la Reserva Naval, antes de retirarse como suboficial mayor en 2017. Recibió dos medallas de Elogio de la Marina por su valor en los despliegues de combate y varias por buena conducta.

Un antiguo marine que sirvió con él en la Base Expedicionaria Conjunta Little Creek, en Virginia, dijo que Newbold era inteligente y tenía una buena reputación en los equipos SEAL, y que había trabajado con la CIA en tareas de recopilación de información.

Tras su carrera en la Marina, Newbold se trasladó a la pequeña ciudad de Lisbon (Ohio), abrió una cafetería y fundó una empresa llamada Advanced Training Group que enseña tácticas al estilo de las fuerzas SEAL a miembros del ejército y de la policía, y mantiene un gimnasio y un club de tiro para los lugareños.

A través de su empresa, se involucró en el diseño y la ejecución de Jade Helm 15, un ejercicio de entrenamiento militar de ocho semanas en Texas y otros estados del suroeste en el verano de 2015, que incluyó a más de mil tropas de operaciones especiales y convencionales que practicaban misiones simuladas, incluyendo el reconocimiento encubierto y las incursiones nocturnas.

Cuando se filtró una diapositiva de PowerPoint que resumía el ejercicio, fue aprovechada por grupos marginales de Facebook y promotores profesionales de teorías conspirativas como Alex Jones, que comenzaron a afirmar que Jade Helm era un complot encubierto para que las tropas federales invadieran Texas, confiscaran las armas de los ciudadanos e impusieran la ley marcial. Circularon rumores infundados sobre “helicópteros negros” y tiendas Walmart que supuestamente se habían convertido en campos de detención.

La tormenta de paranoia política suscitada por un simple ejercicio militar llegó a ser tan feroz que algunos miembros del Congreso empezaron a exigir respuestas, y el gobernador Greg Abbott ordenó a la Guardia Nacional de Texas que se mantuviera alerta.

Al final, el ejercicio se desarrolló sin problemas. Newbold dijo que él y los otros exmiembros de las fuerzas de operaciones especiales que planearon el ejercicio de entrenamiento se rieron de la paranoia, e incluso hicieron camisetas que decían: “Fui a Jade Helm y lo único que obtuve fue este sombrero de papel de aluminio”.

La semana pasada, reconoció que el frenesí de desinformación que rodea a Jade Helm podría haber sido letal. Los residentes locales en Texas habían estado asustados hasta el borde de la violencia. Tres hombres fueron arrestados después de planear atacar el ejercicio con bombas caseras.

“De hecho, algunos agricultores y terratenientes amenazaron con disparar si alguien entraba en sus tierras, por lo que había preocupaciones reales”, dijo Newbold. “Es gracioso, pero es algo que debemos tomar en serio”.

En ese momento, desestimó esa situación como desvaríos marginales, sin saber que era un precursor de las fantasías que llegaron a absorber a muchos más estadounidenses incluyendo a soldados, oficiales de policía, miembros del Congreso y un presidente en funciones, sin mencionar al mismo Newbold.

Newbold es un republicano registrado desde hace tiempo que dijo haber votado por Trump. En los últimos cuatro años, a medida que la cobertura sobre el presidente por parte de los principales medios de comunicación se hizo más rigurosa, y el apoyo a veces estridente de Newbold en Facebook atrajo más reproches, emigró a fuentes de noticias y salas de chat que compartían sus puntos de vista.

Para fines del otoño de 2020, pasaba tiempo en páginas privadas de Facebook donde proliferaban las charlas de extrema derecha. Publicaba largos videos, a menudo furiosos, sobre cómo se estaban robando al país. Parecía estar cada vez más convencido de que la gente estaba conspirando no solo en contra de Trump sino también en contra de la Constitución, y como veterano era su deber defenderla.

Newbold comenzó a celebrar reuniones privadas en su club de tiro con otros miembros de ideas afines, según un exmiembro que dijo que dejó de asistir porque se sintió alarmado ante el creciente extremismo.

“Se convirtió en algo muy parecido a una secta”, dijo el exmiembro, que habló con la condición de mantener su anonimato por temor a represalias. “Intenté razonar con él, mostrarle los hechos, y estalló como un loco”.

Después de las elecciones de noviembre sus publicaciones de Facebook que pronosticaban una guerra preocuparon a algunas personas en Lisbon, al punto de que al menos una dijo que alertó al FBI.

La semana pasada, cuando habló sobre sus convicciones, Newbold desestimó las docenas de decisiones judiciales que rechazan las impugnaciones a los resultados de las elecciones y se encogió de hombros ante los obstáculos logísticos para manipular una elección realizada por funcionarios independientes en más de 3000 condados. Sin citar ninguna prueba, sugirió que era ingenuo asumir que los resultados no habían sido manipulados.

En un largo video publicado a finales de diciembre, el exmiembro de los Seal predijo una toma del poder por parte de los comunistas si la gente no se levantaba para detenerla. “Cuando las cosas empiezan a ponerse violentas, entonces estoy en mi elemento”, dijo en el video. “Y defenderé este país. Y hay muchas otras personas que también lo harán”.

Una semana después, Newbold organizó a un grupo de empleados de su empresa, miembros del club y simpatizantes para viajar en caravana a Washington, y se unió a la multitud que ondeaba banderas camino al Capitolio el 6 de enero.

En un video publicado esa noche, dijo que los miembros de su grupo habían estado en la “primera línea” de los disturbios. “Chicos, estarían orgullosos”, narró Newbold para sus espectadores. “No sé cuándo fue la última vez que asaltaron el Capitolio. Pero eso es lo que ocurrió. Fue histórico, fue necesario”. Añadió que los miembros del Congreso estaban “temblando de miedo”.

En la entrevista de la semana pasada, Newbold trató de restarle importancia a su participación en los sucesos del Capitolio. Dijo que se sentó en la moto de la policía solo para alejar a los vándalos y que había viajado a Washington no para incitar a la violencia, sino para proteger el Capitolio de los liberales furiosos, en caso de que el Senado accediera a suspender la certificación de la elección.

Tras el ataque al Capitolio, borró algunos de sus mensajes más incendiarios en internet. Pero lo ocurrido en Washington no parece haber logrado que cuestione sus creencias. Dijo que estaba seguro de que las elecciones fueron robadas y que el país estaba en camino hacia una autocracia global.

Y en un video publicado seis días después de los disturbios, cuando se supo que habían fallecido algunas personas, Newbold dijo que en el Capitolio había sentido “un sentimiento de orgullo por el hecho de que los estadounidenses por fin se levantaron”. No descartó recurrir a la violencia.

“No me disculpo por ser un hombre rudo dispuesto a hacer cosas rudas en situaciones rudas”, dijo. “A veces es absolutamente necesario, y lo ha sido a lo largo de nuestra historia”.



Jamileth


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com