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Los indeseables que garantizan un triunfo de López Obrador y Morena en las próximas elecciones
Enrique Pérez Quintana Por estos días los políticos en México tienen el objetivo de permanecer o conquistar alguno de los 3 mil 526 cargos de elección popular que se disputaran, en el mes de junio. Los partidos de oposición concertaron alianzas, antes impensables, que parecen más un intento de subsistencia que el deseo de confrontarse en la arena política para arrebatar el poder que dejaron escapar. Los partidos PAN, PRI y PRD son los actores destacados en la disputa por el poder que Morena ejerce bajo el mandato de López Obrador. En el día a día son mencionados en el discurso presidencial como comparsas de la corrupción y parte central del neoliberalismo que, según el presidente, afectó negativamente al país y llevó a la pobreza a millones de mexicanos durante décadas. El presidente López Obrador, según sus críticos, no está haciendo un buen gobierno, señalan que la economía del país está en crisis y retrocede, sufren desempleo millones de trabajadores, la estrategia para combatir la pandemia del Covid 19, ha fallado, su actuación en el ámbito internacional ha sido errónea, y demás. Es un hecho que ante los errores que se señalan al gobierno de López Obrador, los partidos de oposición guardan silencio, cuando podrían articular una crítica propagandística que diera voz a su militancia, pero no ha sucedido así. Es frecuente la observación, en los medios, de que los partidos de oposición, con su silencio, renunciaron a la disputa por el poder y desaparecieron de la arena política. El proceso electoral más complejo y participativo que se llevará a cabo en México ya empezó. Se encuentra en la etapa en la que los partidos designan a sus candidatos a los puestos de elección popular, según sus estatutos internos. La disputa es a su interior y en todos hay desacuerdos. Llama la atención lo que sucede en los partidos de oposición, son los derrotados de 2018, para ellos el proceso electoral es la oportunidad para recuperar posiciones políticas y neutralizar al gobierno de López Obrador, obstaculizando su proyecto de transformación. Para eso formalizaron su alianza, Va por México, PAN, PRI y PRD, pero lo que están haciendo para designar a sus candidatos no hace la diferencia frente a su adversario Morena. Da la impresión de que los partidos de oposición no aprendieron la lección, no entendieron el significado del voto de 2018 que los arrojó del poder, entre otras causas, por su centralizado manejo interno, que envía el mensaje a sus militantes y simpatizantes, de ser una estructura cerrada en la que solo caben unos cuantos, amigos o cómplices. Los de siempre. En el PAN, recientemente se aprobó la lista de los precandidatos plurinominales para ocupar una diputación federal. Según la revista Proceso, “se incluyeron a caciques locales, burócratas, familiares y amigos de los dirigentes de las cúpulas nacionales y estatales.” Destaca Margarita Zavala, excandidata presidencial, Santiago Creel, secretario de gobernación con Vicente Fox, Jorge Romero, dirigente del partido en la Ciudad de México. Del Consejo Electoral, Luis Antonio Rangel, exsecretario particular de Ricardo Anaya, Armando Tejeda, amigo del dirigente nacional, Marko Cortés, Héctor Larios Córdova, Secretario General del CEN y Cecilia Romero, primera mujer presidenta interina del partido, entre otros. Además, regresa Gabriel Quadri, ex candidato presidencial, que competirá por una diputación federal de la alcaldía Coyoacán. El PRI también presentó su lista de candidatos a diputaciones plurinominales e incluye a hijos, hermanos, cónyuges e incondicionales de los dirigentes del partido. Alejandro Moreno, presidente del partido, ocupa la primera posición, le sigue Rubén Moreira, exgobernador de Coahuila y su esposa Carolina Viggiano, Secretaria General, Eduardo Murat Hinojosa, hermano del gobernador de Oaxaca; Ricardo Aguilar, secretario de Organización; Ildefonso Guajardo Villarreal, ex titular de la Secretaría de Economía; Pablo Gamboa Miner, hijo del ex senador Emilio Gamboa; e Ismael Hernández Deras, líder de la CNC y demás. Parece que los dirigentes de los partidos de oposición no están dispuestos a dejar sus privilegios y los conservan pasando por encima de sus declaraciones de principios en donde se comprometen a respetar prácticas de democracia interna, en la designación de los puestos de elección popular. Esta realidad apunta a que la crisis por la que atraviesan los partidos de oposición en México no terminará en el corto plazo, pues su cerrazón y manejo interno, como si fueran un club privado y no una figura de interés social, como marca la ley, aleja de los jóvenes a los que, en los hechos, se niega un espacio y oportunidades para participar en la disputa por el poder. Frente a lo complejo de las elecciones que vienen la unidad interna de los partidos es fundamental. La ambición de los dirigentes divide y eso implica ventajas para el partido en el poder. Hace muchos años los describió el profesor Carlos Hank González con la frase: “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error.” aranza |
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