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La violencia en México renueva cotas mortíferas en marzo


2021-04-01

Carmen Morán Breña | El País

México - La muerte violenta no da tregua. Los cadáveres de hombres y mujeres quedan tendidos cada día por el suelo de México. Descuartizados, irreconocibles, grabados y difundidos, anónimos, estrangulados, ahorcados. A la guerra del narco se añade la brutalidad policial o militar, los crímenes machistas, los atracos, pandillerismo, trata de personas. Este año apenas lleva tres meses y marzo ya se alza como un mes mortífero, con 2.444 víctimas mortales, el peor, por ahora. Y la cuenta seguirá hoy, irremediable. Y mañana. El reporte diario con el que se desayuna el gabinete de Gobierno cada mañana es insoportable, pero no muy distinto al de años anteriores. Los tres de mandato que lleva el presidente López Obrador apenas han disminuido los homicidios en un 1,6%, una cifra irrisoria ante datos tan abultados. Y han aumentado los feminicidios un 8,5% y la extorsión, un 21%.

Victoria Salazar en Tulum, Elvin Mazariegos en Mazapa de Maderos y Karla en Holbox han sido tres de los últimos nombres que han sacudido al país. Los cuerpos seccionados como en una carnicería sembrados el miércoles en los accesos de Celaya (Guanajuato) aún no tienen número ni identidad, pero sí la firma de la guerra entre carteles, el de Santa Rosa de Lima y el Jalisco Nueva Generación, que pelean por los réditos que el negocio criminal les deja en ese Estado. Guanajuato es uno de los territorios que ha pasado de ser próspero y turístico a relacionarse con la muerte cada vez que aparece en los medios de comunicación. El 31 de marzo concluyó con 13 cadáveres por homicidio doloso, según el reporte de la Fiscalía y las dependencias federales.

El Estado de México y la Ciudad de México se mantiene a la cabeza en incidencia delictiva, con o sin víctimas mortales, pero Guanajuato ha ido escalando posiciones en los últimos tiempos hasta colocarse en el tercer lugar, con alrededor de 10,000 delitos de diversa índole, en cifras totales. Y es el décimo en este mismo capítulo en proporción a sus habitantes. Aunque entre el mes de enero y febrero de este año el mayor incremento de la delincuencia se dio en Baja California, Sonora y Durango. Cuando se aplica la lupa a los homicidios dolosos, Guanajuato lidera la clasificación sin duda alguna en cifras totales, 256 cadáveres, seguido de Baja California, con 242 y Jalisco y el Estado de México, ambos en tercer lugar con 240 muertes. Son datos del Secretariado Ejecutivo, actualizados en marzo con cifras de enero y febrero.

En su discurso de los 100 días del tercer año de mandato, el presidente del Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, habló de un “esfuerzo para conseguir la paz” y de aplicar políticas que inciden en los derechos y valores que contribuyen a “garantizar la seguridad pública”. Pero apenas el robo de combustible y el de vehículos han experimentado una caída significativa, con un 95% y 40% respectivamente. También los secuestros se redujeron, en un 38%. La muerte sigue campando a sus anchas. México, además, tiene una gran asignatura pendiente, la impunidad con la que se comenten los delitos más salvajes, muchos de ellos quedan sin investigar o se hace de forma muy deficiente. Y una inmensa mayoría se quedan sin sentencia condenatoria o en un limbo de años sin respuesta en los juzgados.

López Obrador destacaba hace unos días en ese discurso que el combate a la delincuencia se venía haciendo “sin violaciones a los derechos humanos, sin que se involucren las fuerzas federales en masacres, sin torturas, desapariciones forzadas ni ejecuciones extrajudiciales”. En efecto, pero la muerte no cesa o no en niveles suficientes como para manifestar un ápice de optimismo.



Jamileth


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